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Natalia Lafourcade + Isaac et Nora (2023) Noches del Botánico

Crónicas
Las almas viejas no tienen edad

Noche de invasión mexa en los jardines del botánico de la complutense. Natalia Lafourcade es una artista de masas en su país de origen y sus dos fechas en la capital son momentos de peregrinación para centenares de personas que, muchas horas antes del concierto, ya se habían apostado en las primeras filas con coloridos huipiles y flores en el pelo.

Abre la velada la fantástica historia de Isaac et Nora, dos franceses de 15 y 11 años que llevan 3 años en el mundo de la música. De padre surcoreano y madre francesa, en su casa siempre escucharon música en español “No sabemos por qué, porque no tenemos raíces latinas» comenta Nicolás, el progenitor y guitarrista de la banda. Nora apostilla entre risas: «a nosotros nos encanta cantar en español, no sabemos por qué, pero es así».

Si ellos mismos se sorprenden imagínense un público que se encuentra con Isaac, un adolescente tocando trompeta y guitarra magistralmente, y con Nora, una cantante con unas tablas inauditas. Hasta da un poco de miedo ver la naturalidad con la que afronta canciones que ahondan en profundos sentimientos más que seguramente inéditos en su experiencia vital.

TODAS LAS FOTOS SON DE VÍCTOR MORENO.

Su repertorio se nutre de los clásicos del cancionero hispanoamericano en una muy cuidada y variada selección: abren con ‘La Bruja’ adelantando 180 minutos la hora en la que es bonito volar ¿horario infantil quizás?, al poco llega “una de las primeras canciones que aprendimos”, el clásico cubano ‘20 Años’ que, al compararla con su versión en estudio de 2021, se nos muestra mucho mejor cantada y pronunciada. Resituémonos: Nora la grabó con 9 años.

A pesar de su incipiente trayectoria han colaborado con multitud de artistas. En el botánico pudimos escuchar ‘Dos Gardenias’ junto al dúo Daniel, Me estás matando, ‘Palmero sube a la palma’ con la grandiosa Valeria Castro (que nos maravilló hace unas semanas en este mismo lugar) o ‘Hasta la raíz’ con Natalia Lafourcade que, en un movimiento muy poco habitual en el mundillo, salió a cantar con sus teloneros. Sólo con Natalia delante Nora, con los ojos brillando, dejó ver la niña que realmente es.

¿Niña prodigio?, ¿la Marisol del siglo XXI?. Lo que sabemos es que Nora encandila, enternece y muestra unas capacidades para el canto asombrosas. Entona páginas de la historia de la música en español con un sentimiento y una capacidad de trascender que uno no puede más que creer en la reencarnación de las almas viejas.

Lafourcade lanzó en 2022 ‘De todas las flores’, un disco muy íntimo y oscuro, donde empleó las canciones para superar momentos personales muy duros. Durante la primera mitad de su directo lo interpreta casi en su totalidad, y su desarrollo escenográfico no es menos umbrío: a las temáticas densas y desoladas se unen luces claustrofóbicas y una Natalia sentada en una silla rodeada de un inmenso faldón negro.

Pasan los temas del disco, arreglos casi jazzeros y sonido de chicharras de fondo para acompañar diversos cantos a una “relación tóxica” finalizada, pero que parece que aún permanece en la melancolía. Con el pelo largo rizado y descorazonada como Ofelia, a través de su voz expía sus males, conectando con el viento y el mar, vinculándose con “la chamana de la tierra, la medicina de la pachamama”. Ya que, como relata en ‘Canta la arena’, uno en la naturaleza puede encontrar la limpieza. Todo ello surge de una idiosincrasia muy de rituales, como es la mexicana, con el añadido de la psicomagia, donde uno pone en escena sus procesos para liberarse.

Como catarsis final Natalia se deshace de su faldón negro como si de una maldición se tratase y abandona el escenario. Tras esta primera parte conceptual sobre el renacimiento -mucho más disfrutable con tequila y el corazón recién enmendado- vuelve la mexicana de blanco y dispuesta a celebrar la vida con sus temas más clásicos, donde la banda deja de lado el latin jazz y abriga la música de raíces.

“Ya estamos en el amanecer, estamos en el otro lado» declara la cantante. Hasta la iluminación del escenario se vuelve amable durante unas canciones que, aunque también relatan historias difíciles, no tienen el tratamiento penumbroso del inicio del recital. ‘Tú me acostumbraste’, ‘Lo que construimos’ en una versión más animada que la balada original o sus grandes clásicos ‘Hasta la raíz’, ‘Mi tierra veracruzana’ y ‘Tú sí sabes quererme’.

Lafourcade se muestra más comunicativa explicando la regla “café con pan” para el ritmo que aprendió de su madre, una persona muy conocida en los círculos educativos mexicanos por su método macarsi. También confiesa “A mí me gusta el reggaeton, es mi gusto culposo” o sentencia “Vamos a querernos bien bonito y hasta la próxima». La próxima será hoy mismo en el mismo lugar, donde Natalia volverá a escenificar su particular odisea.

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