Crónica del concierto de The Killers y mucho más en el cierre del Mad Cool 2024

The Killers rematan al Mad Cool 2024 con un festín de hits

Crónicas

¿Qué estará haciendo ahora Daniel? El chico que estaba entre el público del Mad Cool con un cartel pidiendo tocar la batería con The Killers y que pudo cumplir su sueño gracias a Brandon Flowers. Oye, y lo clavó, eh. Mis dieses. Fue un punto divertido, sobre todo por lo que tiene de desconcertante y de salto sin red. Anda que si la caga. No habría pasado nada más allá del cachondeo, pero resulta que mola más si lo hace bien porque de repente surge cierto tipo de magia. Un abrazo a Daniel, donde quiera que esté, por aquí nos acordamos de él.

Se acabó el Mad Cool 2024 y así está bien. Ya era hora, si me apuras. Cuatro días a estas alturas de la vida se hacen largas. Que muy bien, oye, todo estupendo, pero menos mal que hemos dosificado. La coña aquella de que ir de festival es más exigente que una maratón tiene su parte de verdad, principalmente si además trabajas durante el día y cruzas Madrid varias veces y bla bla bla.

Por otro lado, digo de antemano que es broma, pero es como que se te queda el cuerpo raro después de un Mad Cool en el que no ha pasado nada extramusicalmente chungo. Sin que casi se despeñe un autobús por un puente, por ejemplo, como en Valdebebas (recuerdo amanecer aquel domingo con la noticia, después de haber hecho en otro bus ese mismo trayecto, y quedarme estupefacto). Mejor así, evidentemente. Estuvimos bien, lo pasamos mejor, vimos tantos conciertos como pudimos y esquivamos con determinación los puestos de las marcas comerciales. Perfecto así.

The Killers en Mad Cool

Volvamos a los Killers. Llegaban a Madrid después de llenar seis noches in a row el O2 Arena de Londres, a 20.000 personas por noche. Mucha tralla esa. Por estos lares The Killers congregaron a 57.000 personas en la, como decíamos, noche final del Mad Cool 2024. Un colofón culminante, descabello mortal, remate letal a lo Tarantino. ‘My own soul’s warning’, ‘When you where young’, ‘Spaceman’, ‘Somebody told me’. Pues ya estaría. Festín de hits. El sonido estupendo, ambiente de sábado, lo cual siempre (siempre) da un puntito diferente más festivo y desinhibido.

Brandon Flowers es asquerosamente guapo. Da hasta rabia contemplarle y él lo sabe. Dicho con cariño todo ello. De planta envidiable, de voz estupendo. Estiloso y disfrutón en el empeño, let me entertain you. ¡Y sube Daniel! Una anécdota muy de sábado en la noche que salió bien por razones desconocidas (tocó, de hecho, ‘For reasons unknown’, chascarrillo, redoble y platillo). Pasaje épico con ‘Runaways’, ‘Read my mind’, ‘All these things that I’ve done’. Ya está el personal desbocado, directo al agujero negro de la noche. Ese tipo de energía desmedida.

Más Mad Cool 2024

Pienso, eso sí, que los Killers son Brandon Flowers y ya. Todos lo pensamos. Pero no deja de ser gracioso que él en particular lo intentara en solitario con su nombre cuando todos conocemos la verdad. Él y Ronnie Vanucci Jr a las baquetas, vale, su eterno partner in crime (me gusta más en español, fíjate, codelincuente). Pero eso de que no estén Dave Keuning y Mark Stoermer, meh, le quita encanto a lo que todos tenemos en la cabeza como banda. Ted Sablay a la guitarra y Jake Blanton al bajo cumplen estupendamente, en cualquier caso, claro.

Queda el bis. ‘The man’, ‘Human’ y ‘Mr Brightside’. Estamos con el carromato a la izquierda, llevo a Bruno a hombros con su outfit con plumas a lo ‘Spaceman’. Trotamos y brincamos y cantamos las letras mal. Es algo así como la felicidad. Tiene seis años y ya ha visto dos veces a Brandon (porque es que nosotros no les llamamos los Killers, decimos Brandon, por los motivos ya expuestos, jaja). Las canciones son siempre la puerta a lugares mejores a los que en ocasiones no sabemos por donde entrar. Esta noche de sábado hemos entrado y ojalá no salir nunca.

Los precios de la priva de la discordia

Cambiando de tercio, pasando a otra cosa, me apetece hacer un inciso y recuperar un comentario que hice anoche en voz alta. La gente en el Mad Cool no va muy pasada de vueltas. Como voy con un niño lo agradezco, aunque podría no compartirlo, pero lo veo como una consecuencia de los precios disparatados de las barras. 13 euros la cerveza es cañero, pero 15 el kalimotxo me parece un delirio. Si eso consigue que este no sea un festival especialmente vinagre, voy con ello. A favor. Va en beneficio del ambiente divertido sin que se nos vaya de madre. ¿Precios excesivos? Muchísimo. ¿Es necesario ponerse hasta el culo para disfrutar de un festival? En absoluto. Supongo que tengo ganas de ver (irónicamente) el vaso medio lleno.

Otros conciertos

Dicho esto, retrocedamos. Queríamos llegar a Arlo Parks, que es buenísima, pero no se dieron las circunstancias. Llegamos, eso sí, a Avril Lavigne, aunque nos habría dado bastante igual visto lo visto. Al menos tuvo el detalle de tocar las primeras las que más conozco y me gustan, esto es, ‘Complicated’ y ‘Sk8er boy’. Aparte de eso, poco más. Poca energía de lo que había en su día, un concierto más bien blendengue, y eso es lo peor que puede ser un concierto punk, aunque quizás es lo que busca el pop (que tampoco). Un revival que igual habría estado mejor en el recuerdo, en definitiva.

Nos vamos con el carromato a Bring me the Horizon, que salen casi media hora tarde, lo cual resulta criminal. Un espectáculo directo y gritón, como procede. Nunca les veo todo el tiempo que quiero, porque me gustan un montón, pero es que me gustan todavía más The Gaslight Anthem. Cruuuuzamos todo el recinto once again back y hay poquita gente en el tercer escenario (nunca llenaron mucho ellos por aquí), pero pudimos poguear más de lo que uno imaginaría en ‘Handwritten’. A mí esta banda me parece muy buena, les tengo mucho cariño y bastante trillados. Me da cosa, pero nos tenemos que ir a Brandon. Así que nos vamos. Y nos adentramos y nos dejamos conscientemente asesinar, si acaso eso fuera literalmente posible.

¡Que se acabó el Mad Cool 2024!

¡Que se acabó el Mad Cool 2024! Es divertido hacernos las víctimas cuando nuestra condena es pasarlo rematadamente bien capulleando de aquí para allá. Estos son aquellos días en los que hacíamos el mico y tanto nos reímos. Estos son los días de nuestras vidas. Nos agotamos de nosotros mismos cantando estribillos infinitos, caminando bajo la M45, conduciendo en silencio por la A42 y relajando por la Avenida de los Poblados. Pasamos por delante de la casa de mis padres, hay un pequeño giro y ya llegamos. Y aquí estamos. Vivitos y coleando para contarlo.

SIGUE A MERCADEO POP EN

Tagged