Silvana Estrada y Valeria Castro (2023) Noches del Botánico

Crónicas
Silvana Estrada y Valeria Castro: voces que resuenan en noches del botánico

Hay voces que resuenan más allá de un auditorio. Voces que relatan historias en las que se identifican las más diversas personas. Voces que pellizcan el alma. En la jornada que nos ocupa de Noches del Botánico el cartel estaba compuesto por dos mujeres jóvenes que, con apenas 24 y 26 años, ya alcanzan una trascendencia sobre el escenario reservada solamente para las más grandes artistas.

Llevamos años siguiendo a Valeria Castro, desde que grababa versiones con apenas 20 años. Su EP ‘chiquita’ (todos sus lanzamientos insisten en las minúsculas) lo destacamos dentro de lo mejor de 2021. Y este año por fin editó su primer largo que, con el título ‘con cariño y con cuidado’, es todo un desafío en estos tiempos de turbocapitalismo y sus víctimas colaterales.

Valeria comienza definiéndose con humildad y sencillez en una canción ‘dentro’ donde confiesa: “Lo que canto no tiene más que lo que llevo dentro, que es todo lo que siento”. Ella necesita cantar para superar los malos tragos de la vida, ya que “esos nudos en la garganta solo se me van escribiendo canciones”. Sus letras son totalmente autobiográficas y nos transmiten un intenso amor hacia su tierra, su familia y la música.

Declara con orgullo su procedencia: “Yo vengo de unas isla perdida del Atlántico, con todo lo que eso conlleva”. Y define su tema ‘la raíz’ como un tratado “acerca de donde una viene y dónde una tiene que mirar para cuidarse». Unas máximas que son cantadas con alegría por un público que fue hechizado por la palmera desde el primer minuto, guardando absoluto silencio ante preciosidades como ‘la corriente’, aún más bonita en la bruma crepuscular.

Todas las fotos son de VÍCTOR MORENO
Trazos y matices

Los músicos aportan pequeños trazos y matices al cuadro sobre la naturaleza humana pintado por la canaria. Aplaudimos su magnífica sutileza, el acertado arreglo de ronroco en ‘ay, amor’, el refuerzo rítmico en ‘techo y paredes’ o el cuarteto de cuerda especialmente bien aprovechado en ‘con cariño y con cuidado’.

La presencia de chacareras y ritmos ternarios delatan su pasión por la tradición folk. También versiona a Mercedes Sosa con ‘Todo Cambia’, donde apuesta por una revolución tranquila, y a Jarabe de Palo con ‘Agua’. Pau Donés siempre presente cuando se hable con optimismo de la humanidad.

Castro remata sus canciones con delicadeza, casi como un susurro en el oído de cada uno de los asistentes, pero también se arranca a bailar durante ‘abril y mayo’ y dedica con gran emoción ‘guerreras’ “para todas las que están luchando, aunque sea en una batalla pequeña, que sepan que las llevamos en el alma la vida entera”.

Silvana Estrada

La mexicana Silvana Estrada lleva una carrera meteórica, apenas estaba en sus inicios cuando la entrevistamos y, sólo dos años después, parece toda una veterana sobre las tablas del Botánico. Sigue conectando con el público como nadie, animando “cantemos bien fuerte para que se vaya la tristeza” o explicando cómo consiguió que Manu Chao aceptara el cambio de letra que hizo para uno de sus temas, hoy entonado como «mexicana clandestina ilegal”.

Muchas de sus canciones siguen siendo melismas entre sollozos risueños, hecho sobre el que ella misma ironiza “otra canción de amor, como el 99,9 de las que hago”. Mordacidad que mantiene al sostener que “realmente hice una canción de rabia y despecho, aunque yo siempre suene tan laralá”. Quizás por este motivo remataron ‘Marchita’ con una inusitada oscuridad, en una atmósfera roja y entre trémulos graves sostenidos.

Estrada ya tiene varios clásicos en su haber. ‘Sabré olvidar’ es recibida con entusiasmo, al igual que ‘Te guardo’, una de las primeras canciones que escribió, inspirada en un “flashazo de amor” y que, según su mánager, “es el cachito de fe mejor invertido que has hecho». Hace apenas un par de semanas lanzó nuevo tema, otro posible éxito en “una canción que cambia contigo, te sostiene y te salva”, un relato de la vida pendular, la que va del sufrimiento al gozo y del ‘Milagro al desastre’, ya que “quizás con el tiempo todo desastre se puede convertir en milagro”.

Feliz y agradecida

Feliz y agradecida en igualdad de cantidades, Silvana Estrada elogia “son un público hermoso”, invita a Rita Payés en ‘Brindo’ y recuerda a su mejor amigo Jorge, asesinado el pasado diciembre, que “también está aquí de alguna manera”. Para finalizar versionó ‘Tom’s Dinner’ de Suzanne Vega, con desenlace latino en su célebre tarareo, y compartió con Valeria la siempre festiva ‘Tenías que ser tú’.

Valeria Castro y Silvana Estrada una noche de casi verano en el Botánico. Dos artistas que, cuando llegaron, parecía que ya estaban allí. Dos voces en blanco y negro pero apegadas al presente más colorido. Dos tesis sobre la introspección en el arte y como arte. Dos voces que emergen desde múltiples conexiones y reencarnaciones. Desde tiempos pasados. Desde la tierra. Y desde la raíz.

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