James Hetfield y Lars Ulrich durante el concierto de Metallica el domingo 14 de julio de 2024 en el estadio Metropolitano de Madrid

Metallica gana la Eurocopa en el Metropolitano

Crónicas

Estar con Metallica en el Metropolitano es como estar dentro de un trueno, pero hay un momento en el que otro ruido viene a lo lejos como una ola. Se acerca, crece y rompe. Está la banda tocando ‘One‘, poniendo toda la intensidad en sus instrumentos, cuando un grito de euforia colectiva se cuela inesperadamente hasta el punto de sobrepasar en volumen a la música. Ya había pasado otro par de veces con los dos goles, pero ahora que ya definitivamente España ha ganado la Eurocopa, buena parte del público aúlla y festeja como si en el estadio estuviéramos viendo un partido de fútbol y no un concierto de metal.

En estos tiempos tecnológicos que corren, es perfectamente posible estar dándolo todo con tus temazos favoritos y estar a su vez pendiente de lo que pasa en cualquier otro lugar. Coincidió el recital con la final y ya solo ver las camisetas rojas compitiendo en número con las negras presagiaba que el personal iba a abarcarlo todo. No todo el mundo iba de ese rollo, por supuesto, pero sí muchos. Fútbol y metal, goce al cuadrado para unos cuantos. Estupidez supina para otros no tan deportivos y más militantes del heavy rock. Algo digno de ver y sentir, en cualquier caso. Doblete de emociones, multiplicación de sensaciones.

El triunfo futbolero de Metallica en el Metropolitano

Nos puede parecer mejor o peor, bien o mal, pero así es como estamos y ya pasó lo mismo con el concierto de Green Day el pasado 1 de junio en La Caja Mágica y la final de la Champions que ganó el Real Madrid. Solo que esta vez se notó más todavía. ¿Qué pensaría James Hetfield? ¿Se darían cuenta de lo que estaba pasando? ¿Escucharían esa ovación que no era para ellos y sentirían el cambio en el ambiente? Lars Ulrich parece que sí estaba al loro. Los asistentes alzando los brazos victoriosos no necesariamente (que también) ante ese solo de guitarra brutal, ese redoble de batería en el momento perfecto, ese estribillo que te lleva acompañando toda la vida.

Pero volvamos al principio. Es domingo 14 de julio de 2024 y este es el segundo concierto de Metallica en el Metropolitano después dos días después del primero. 120.000 personas en total con ambas noches. Fiesta metalera en vena en un estadio entregado a la causa (aún siendo una velada de ‘transitores’) para escuchar los clásicos de siempre y alguna que otra canción de ’72 seasons’, el undécimo y por ahora último disco de la banda californiana que es, a su vez, la Capilla Sixtina del metal.

Fotos de Ricardo Rubio.
60.000 asistentes

Suena ‘It’s a long way to the top (If you wanna rock n’ roll’ de AC/DC y luego la todavía más tradicional intro de ‘The ecstasy of gold’ de Ennio Morricone. Y la primera en la cara con ese trallazo thrash que es ‘Whiplash’. No acompaña el sonido desde la grada de prensa, es el enmarañado de siempre en el Metropolitano. Potente y fuerte, pero se hace bola, si bien irá progresivamente mejorando sin llegar nunca del todo a la excelencia. Una pena porque eso siempre desluce y James Hetfield, Lars Ulrich, Kirk Hammett y Robert Trujillo están el momento cumbre de su trayectoria. Es ahora cuando más llenan y es ahora cuando hay unanimidad sobre su innegable relevancia para la cultura popular de nuestro tiempo.

Y vaya chute de épica es ‘For whom the bell tolls’, vaya sobredosis de thrash metal es ‘Ride the lightning’. Más rock alternativo noventero es ‘The memory remains’, que pone a los 60.000 asistentes a corear el famoso nananana cantado por Marianne Faithfull en la original. Dos cañonazos de las nuevas: ‘Lux Aeterna’ y ‘Too far gone?’. Y se viene el siempre curioso momento de la versión interpretada en solitario por Kirk y Robert: en el pasado les hemos visto arrancarse por Peret o Barón Rojo, pero hoy le toca al ‘Bienvenidos’ de Miguel Ríos, reivindicado esta semana también por Eddie Vedder en el recital de Pearl Jam en el Mad Cool (estará bien orgulloso el granadino, no es para menos y bien que lo merece).

Escenario 360

El grupo se implica con esfuerzo y pericia en la interpretación de unas canciones intrincadas como ‘Welcome home (Sanitarium), ‘Wherever I may roam’ (que coincide con el primer gol de España y, por tanto, la primera ovación que se escucha claramente) o ‘The call of Ktulu’. Los cuatro músicos corretean de una lado al otro del gran escenario circular, un montaje apabullante con pinta de central eléctrica con hasta ocho torres de sonido con sus correspondientes pantallas para tratar de abarcar todo el estadio y que parezca que estamos más cerquita de lo que en realidad estamos.

Una propuesta que seguramente se disfrute más en su totalidad desde la grada, por aquello de ver todo al completo. Desde abajo, como en otras giras de Metallica, puede que no mole tanto como parece, pues a ratos tienes les tienes delante y otras se piran hacia otro lado y te quedan lejos e incluso te dan la espalda. La batería va también cambiando de sitio. Estar en las primeras filas siempre tiene ese punto de emoción, pero aquí la cosa es diferente a un concierto digamos estándar con el escenario en un lado. Lo que sí está genial es estar dentro del círculo, pues ahí estás literalmente en el epicentro del terremoto y tienes una visión de 360 grados de todo lo que acontece.

Repertorio renovado, gol a portería vacía

El repertorio continúa muy diferente a la primera noche, cosa que lógicamente se agradece. No en vano, se vendían abonos para quienes quisieran marcarse el doblete. Es lo suyo entonces. ‘The unforgiven’, ‘Inamorata’, ‘Fight fire with fire’, ‘Moth into flame’. A estas alturas estamos ya en ambiente de triunfo para Metallica y para los del fútbol, de manera que la energía que sale desde el escenario es todavía mejor recibida y transformada en un tipo de regocijo que no es tan habitual en las noches de domingo. Un pequeño gran delirio rematado a gol a portería vacía con ‘Enter Sandman’, coreado con fruición en esta velada doble de celebración. Aquella noche de verano que, de alguna manera loca, Metallica ganó la Eurocopa en el Metropolitano.

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