Maneskin en concierto en el Mad Cool 2024

Maneskin triunfan en el Mad Cool 2024: mucho más que ‘los de Eurovisión’, ¡cuñaos!

Crónicas

Hace falta ser cuñao para seguir refiriéndose a ellos como ‘los de Eurovisión’. Porque ‘lo de Maneskin’ anoche en el Mad Cool fue para que todos esos papantas cierren de una vez el boquino. Un triunfo sin paliativos. A todos nos puede pasar y pasar no pasa en verdad nada, pero igual es que hablamos de más sin saber y poco nos pasa. Porque ‘lo de Maneskin’ fue un concierto estupendo con actitud, pose, chulería, talento y descaro. Y, sí, claro, canciones. De hecho, bueno, no. Porque los italianos no tienen canciones: tienen temazos. Uno detrás de otro.

La prueba del algodón en esta casa para saber si un concierto ha molado es que a la mañana siguiente yo me pongo plasta con el el repertorio y excesivo con el volumen. Pues bien, está ocurriendo. Santa paciencia me tienen. Porque ‘lo de Maneskin’ (sí, lo estoy repitiendo aposta porque me parece que lo resume todo) fue otro rollo. Una banda de rock de la vieja escuela para una nueva generación poco o nada habituada al rock. No surgen ya tantos grupos así, si acaso me vienen a la cabeza Greta Van Fleet, a los que vimos la noche anterior también aquí, en una apuesta bien inteligente del Mad Cool.

Maneskin en Mad Cool 2024

No son buenos tiempos para bandas jóvenes de rock. A la chavalada aparentemente no le interesa demasiado, aunque rápidamente se constata que eso es la gran mentira del pop del siglo XXI. Más de 49.000 personas asistieron a la tercera jornada del festival madrileño y buena parte estaban a la hora señalada ante el escenario principal para encontrarse con Damiano, Victoria, Thomas y Ethan. ‘Los de Eurovisión’, sí, claro, pero vamos, que aquello fue en 2021 y desde entonces no han parado de crecer. Son probablemente la banda de rock más popular entre los menores de edad, la única según vas tendiendo hacia cero años.

No es que hayan venido a salvar nada, pero desde luego sí a mantenerlo convenientemente actualizado (no como los Greta, por ejemplo, que la tecla F5 la tienen borrada del teclado). Porque tienen Maneskin un punto de frescura y una imagen que les lleva a calar bien hondo en la chavalada, que aúlla de lo lindo el arranque con ‘Don’t wanna sleep’ y ‘Gossip’. Una lástima, en esta segunda, que no saliera Tom Morello (que toca en la versión original grabada), y además un poco raro, porque apenas dos horas antes había salido Thomas a tocar en el concierto del ex Rage Against the Machine en otro escenario. Lo recíproco hubiera sido lo suyo y viceversa bidireccionalmente guitarreando. Mas no. Oh.

Los días anteriores en Mad Cool

¡Eh, guardianes del rock, que tocan la de Eurovisión! ‘Zitti e buoni’ es un temón. Pero no más que ‘Honey (are u coming?)’, que es concretamente el himno en bucle esta mañana en nuestros ruidosos aposentos carabancheleros. Menudo triunvirato rockero: ‘Supermodel’, ‘Gasolina’, ‘Beggin’. Hay quien argumenta que Maneskin les gusta a quienes en realidad no les gusta el rock pero se creen rockeros. Bueno, yo estuve al borde del llanto la noche anterior con Pearl Jam en este mismo lugar, no soy dudoso de mi profunda filiación rock, aunque haya quien no comprende entonces por qué soy pop, como sin duda tampoco comprende que Maneskin es una banda de rock sin fisuras.

Las fotos de Maneskin son de Javier Bragado.

La música va por delante, pero empujada, eso sí, por una imagen que consigue que si lo que escuchas no te va del todo, cualquiera de sus cuatro integrantes te ponga cachondo. Rock y sexo, menudo invento del demonio. Ni que eso fuera nuevo. Nada lo es. Damiano es una diva, eso sí. Y qué bien, porque llena el escenario con su sola presencia. Debe ser eso que llaman carisma. El resto no para de corretear de aquí para allá, de bajar a tocarse con el público. Zascandileando que es gerundio.

Ultras de Maneskin

‘I wanna be your slave’, ‘Mammamia’, ‘Bla bla bla’ y el desparrame de ‘Kool kids’ con un porrón de muchachada en el escenario bailando, haciendo reverencias, adorando de rodillas y lo que haga falta. Un despiporre, ciertamente. Me dicen por pinganillo mis sobrinos Jesús y Lucía, ultras de Maneskin, que Damiano está raro, que no es tan salvaje como antes, que interactúan poco entre ellos. Ojiplático me quedo mientras esto me narran empujando el carromato bajo la rotonda de la M45. Pregunto en el correspondiente chat del festi y me dicen que de bolazo. Eso pensaba yo. Discutimos (yo súper en serio, por supuesto) en un semáforo de Getafe a las tres de la madrugada. Que mejor mañana hablamos.

Pero retrocedamos antes del bis que nos quedaba. Esta noche el escenario principal sí que suena potente y no hay quejas por el volumen. Claro, es que estamos en lo alto de la torre de luz y sonido, por esas cosas inesperadas que sin pedirlo a veces te caen del cielo desde el que la luna nos contempla y desde donde nosotros a su vez a vosotros os contemplamos. Bracitos y teléfonos en alto. Júblio y griterío en una calurosa noche de julio. Gracias a Mad Cool por invitarnos a ver el recital desde ese lugar, un privilegio para Bruno, quien con sus seis añitos nos hace conciertos (a mi juicio demasiado largos, aunque para él siempre cortos) imitando a Damiano en casa. Quedó flipao con lo que vio, y eso que ya ha visto mucho, no creais. Es el heredero pop.

Repetir dos veces la misma canción

Y desde ahí arriba, lo dicho, vemos el bis con el solo de guitarra de Thomas, ‘The loneliest’ con Bruno en brazos agarrándome fuerte el cuello y luego el final con la desconcertante repetición de ‘I wanna be your slave’. La facción conspiranoica de los Gallardo (y su crew, que es majísima) ve ahí algo rarísimo y todo tipo de malos rollos, pero con una rápida comprobación resulta que este año vienen haciendo esto prácticamente siempre. ¿Pero tú has visto alguna vez un concierto en el que toquen dos veces la misma canción? Me preguntaban anoche en el semáforo de la discordia. Pues me encanta que me hagáis esta pregunta, porque U2 empezaba y acababa con ‘Vértigo’ el ‘Vértigo Tour’ de 2005. Fue mentar a los irlandeses y despedirnos a toda prisa antes de que entrara en barrena enumerándoles las bondades de Bono. Mano de santo para decirnos hasta mañana.

Bolazo, niño. Y no hay más. Como el de Tom Morello, a quien ya hemos mencionado. Es raro su caso, verse sin banda después de haber estado en las que ha estado. Pero en el tercer escenario monta un buen pifostio. Toca y canta con su banda algunas canciones recientes propias, y luego ya la cosa se desparrama cuando hace un medley de Rage Against the Machine en el que no hace falta que nadie cante. Pogueando guapos en el Mad Cool 2024. Se marca el riff de ‘Cochise’, de Audioslave, y luego ‘Like a stone’ con recuerdo a Chris Cornell. Toca y canta ‘The ghost of Tom Joad’ de Bruce Springteen (recordemos que ha sido miembro temporal de la E Street Band), y luego saca a su hijo con una camiseta de España de Lamine Yamal a liarla pardísima con ‘Killing in the name’. Bruno pregunta con la cara del feliz descubrimiento: «¿están cantando que me chupes la polla?» «¿Está papa gritando que me chupes la polla?» Yo, como Los Zigarros: a todo que sí.

Esta foto es de Ricardo Rubio.
Sleaford Mods, Black Pumas, Sum 41

Un tercer día se hace ya larguito, sobre todo a los que tenemos ya 45, aunque también mucho oficio. Entramos en calorcito a treinta grados con la austeridad hecha virtud de Sleaford Mods y luego lo gozamos con la calidad in-con-tes-ta-ble de Black Pumas. Buenísimos con ese rollo soul guitarrero y un poco blaxploitation (que toquen a la misma hora que Tom Morello es el drama del día, vamos, no me jodas). Vamos a Sum 41. Siempre divertidos, aguerridos, punkrockeros y a ratos metaleros. Andan despidiéndose y dice Deryck Whibley que el mundo ya ha tenido suficiente con treinta años con sus canciones. Se lleva el lógico abucheo de los fans y siguen repartiendo tralla en un recital súper disfrutable.

Carromato arriba, carromato abajo, nos saludáis conocidos y desconocidos. Pienso que estamos en el lugar que tenemos que estar. Llevamos ya tres días de Mad Cool y nos queda el cuarto. Que, atención, es que es con Brandon. Otro must de los conciertos de Bruno en casa. Estamos mirando el outfit y valorando si plantarnos allí con el traje rojo de plumas de ‘Spaceman’. Yo es que creo que no estáis preparados para eso, aunque él defiende que para eso lo tiene. Para ponérselo cuando toca, en el día importante. Tampoco le demos muchas más vueltas. Si esta noche, sábado además, vamos a ver otra vez a los Killers, ¿por qué deberíamos pensar en mañana? Ojalá nos asesine Brandon Flores y arroje nuestros cuerpos, no sé, en un descampado de Villaverde.

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