Un año más, y ya vamos por 2025, acudimos a la cita con el Azkena Rock Festival. Tres días por delante para disfrutar de grandes bandas y artistas, y para descubrir otras nuevas, a la vez que nos reencontramos con los fieles habituales venidos de todos los rincones de la península, y de parte del extranjero. Al final, es como reunirse unos días con la cuadrilla de siempre para ponerse al día y divertirse con la música de fondo como estupenda excusa y motivo principal.
Jueves 19 en el Azkena 2025
Una vez instalados y acreditados llegamos al recinto a tiempo de ver a Libe terminando la primera actuación del festival, y con un par de temas fue suficiente para despertar nuestro interés. Una banda a seguir, con un sonido intenso y personal que en directo cobra una fuerza y una dimensión que les hizo merecedores de una calurosa acogida por parte del público más madrugador, bastante numeroso ya desde primera hora.
Buzzcocks
La primera descarga en el escenario principal venía de la mano de los Buzzcocks, que a pesar de la hora aún temprana salieron muy motivados. Al grito de «oeeeeeee, oeoeoeeee…» pusieron a la gente a bailar desde el primer minuto con «What do I get», y no bajaron el ritmo prácticamente en todo el concierto, rematando el repaso a sus clásicos con «Orgasm addict», «Ever fallen in love» y «Harmony in my head». Apuesta segura para sus seguidores y para quienes no les conocían tanto, quedando todos contentos con el recital de la veterana banda británica.
Quique González
El siguiente en subirse a las tablas fue Quique González, rodeado por una banda de grandes músicos, que fueron repasando el cancionero del compositor madrileño con el sol dando aún de frente. Con el recinto todavía por llenar, nos dimos una vuelta por las carpas del Trashville, donde Diego RJ se encontraba transmitiendo en directo su programa «El sótano» desde el Rathole, entrevistando a J Mascis (quien poco después se subiría al escenario principal) y a las bandas que estaban tocando ese día en el escenario de la carpa contigua, a la que fuimos acto seguido para ver un rato a Fleau, una aguerrida banda punk francesa, que pertrechados con cascos medievales soltaron una potente descarga en medio de un ambiente que empezaba a ser ya sofocante.

Melissa Etheridge
Salimos al aire libre otra vez para dirigirnos al escenario principal, donde Melissa Etheridge estaba atronando en su modo más rockero, desatada como una verdadera outlaw, marcándose un duelo de percusiones con su baterista, con un poderío que ya quisieran artistas con la mitad de su edad. Tremenda, la tía.
The Damned
La siguiente propuesta, en el escenario opuesto, eran The Damned, otros clásicos de la escena punk británica, que sonaron algo desiguales durante su actuación, con algunos momentos más dubitativos y otros realmente contundentes, como el cierre con «New Rose», antes de volver para despedirse con “Smash it up”. AH, y no podemos dejar de hacer mención a su versión de «Eloise», que aquí lógicamente siempre nos recordará al gran Tino Casal.
Dinosaur Jr
Vuelta al escenario grande para uno de esos eventos singulares que tanto gustan de traer por aquí: Dinosaur Jr iban a interpretar su álbum «Without a sound», aunque empezaron con problemas, y no terminaban de sonar bien. Así las cosas, tratamos de acercarnos al Trashville para ver a Wau y los Arrrghs!, pero la cola era enorme y no avanzaba, así que volvimos para dar otra oportunidad a J Mascis y su banda, y al menos pudimos escuchar en buenas condiciones el final del concierto (con sorprendente versión de The Cure incluida).
Para rematar la jornada quedaba un último plato fuerte: el Stray Cat Lee Rocker, incorporado al cartel a última hora, nos dio un recital de rock and roll clásico por derecho, como Elvis manda. Su contrabajo retumbaba por todo el recinto (incluso demasiado, en las primeras canciones) y los estupendos músicos que le acompañan contribuían a que no decayese la fiesta en ningún momento. Lecciones de rock sin más alardes que los necesarios, sencillos y directos. Con eso ya era suficiente para irnos a descansar contentos, que esto acababa de empezar.
Viernes 20 en el Azkena 2025
La jornada comenzaba, como ya es tradición, en la plaza de la Virgen Blanca. Y como suele ocurrir, a mediodía el calor empieza a ser implacable en ese pequeño desierto de piedra dentro de una ciudad llena de espacios verdes. Igual había que plantearse reubicar estos conciertos matinales, para que fuera más llevadero aguantar delante del escenario. En fin, ahí lo dejamos caer. Estuvimos viendo un poco a Laurie Wright, de quien hablan maravillas algunas luminarias, pero tampoco nos pareció para tanto, así que fuimos buscando refugio en las sombras cercanas.
Otro punto que quizá podría revisarse es la temprana apertura del recinto: el calor que hace a las 5 de la tarde no anima a plantarse delante de un escenario, recién comidos, y a pleno sol, lo que hizo que nos perdiéramos la primera actuación, cosa que lamentamos bastante, puesto que Sarria es una banda que nos encanta, y que en directo ofrecen un estupendo espectáculo, pero también hay que disfrutar un poco de las sobremesas, aparte de evitar las posibles consecuencias del calor.
Psilicon Flesh
Entramos al recinto con Psilicon Flesh abriendo el escenario pequeño de la entrada – el único que a esas horas ofrece una sombra suficiente. La banda madrileña se ha reunido después de mucho tiempo para alegría de quienes pudimos disfrutarlos en los 90, y comprobamos que tampoco han cambiado tanto las cosas con el paso del tiempo (salvo que casi todos los allí presentes tenemos ahora más o menos el doble de edad que entonces). Su sonido característico sigue intacto, contrastando su crudeza con sus impolutas vestimentas blancas.
Avanzamos casilla hacia las carpas, donde Las Jennys de Arroyoculebro ya andaban perpetrando su descacharrante show, con continuas incursiones entre la concurrencia, que empezaba a llenar el casi siempre asfixiante Trashville.
La estrella azul
Una de las sorpresas de este año era la inclusión en el cartel de La estrella azul, una formación con los músicos que han hecho la banda sonora de la premiada película homónima sobre las andanzas de Mauricio Aznar, líder de los zaragozanos Más birras. Lógicamente se centraron en interpretar composiciones del desaparecido músico y poeta aragonés, desde su gran éxito «Apuesta por el rock and roll» hasta las últimas composiciones que dejó Mauricio.
Tras ellos, otra vez la disyuntiva: en los otros dos escenarios abiertos empezaban a la vez sendos conciertos, y había que elegir. Elegimos acudir al escenario pequeño de nuevo para ver a Bobbie Dazzle, que vino acompañada por una estupenda banda, aunque a ella quizá le falte aún algo de rodaje o de tablas, algo lógico a la vista de su breve carrera, pero trató de suplir sus carencias con su actitud y su simpatía, luciéndose en un par de temas con la flauta. Quisimos dar también su oportunidad a Reckless Kelly, que en el escenario principal nos pareció de entrada otro funcionario del country, pero terminó conquistándonos a base de rock and roll.
Public Image Limited
El siguiente artista importante en aparecer aún bajo el sol de Vitoria era el ínclito John Lydon al frente de su Public Image Limited. Puede gustarte más o menos su propuesta con PIL, más allá de su pasado en los Sex Pistols, por el que siempre se le va a recordar, por breve que fuera, pero hay que reconocer su indudable carisma sobre el escenario.
Visto un rato, decidimos volver al menor de los tres escenarios abiertos para ver a C.O.F.F.I.N., una poderosa banda australiana de la que nos habían llegado comentarios muy alentadores, y no nos defraudaron. Con su baterista como cantante y portavoz, nos dieron una buena sacudida del rock más potente y rabioso que puedas encontrar actualmente. Y más allá de lo musical, dejaron clara su condición de descendientes de aborígenes, y lógicamente su compromiso con las causas que defienden el derecho de cualquier pueblo a permanecer en su lugar de origen, condenando cualquier proceso de colonización por desplazamiento, y menos aún por exterminio, evidentemente.
Lucinda Williams
Después de todo esto iba tocando recuperar fuerzas, así que el comienzo del concierto de Lucinda Williams nos pilló sentados comiendo algo. Liberada de la guitarra y con una banda excepcional respaldándole, Lucinda volcó toda su clase y su sentimiento en cantar, haciendo de su voz y su palabra sus armas, y llegando con ellas a cautivar al numeroso público que se rindió una vez más antes está venerable dama. Entre temas propios y alguna versión (desde Bob Marley a Neil Young, pasando por los Beatles) nos ofreció un recital que fue ganando en intensidad para explotar en su tramo final. A los pies de esta señora, siempre.
Turbonegro
Acto seguido, entraban en escena otros cuya presencia en Mendizabala es habitual en los últimos años: Turbonegro salieron a poner patas arriba el recinto desde el comienzo. La contundencia de los noruegos está fuera de toda duda, y a poco que vayan enganchando sus temas más celebrados tienen la partida ganada. Tanto que, a pesar de tener intención de acercarnos al tercer escenario para ver a Robert Jon and The Wreck, cuya prueba de sonido prometía, al final nos enganchamos a la verbena salvaje hasta el final y nos perdimos lo que nos contaron que fue un gran bolo de Robert y su banda. Lástima, a la próxima será.
John Fogerty
Lo que estaba claro es que había que ir tomando posiciones para ver a John Fogerty, uno de los artistas más esperados de esta edición. Una larga introducción en la pantalla de video nos iba contando como está regrabando todo su viejo repertorio de la Creedence con sus hijos, que le acompañan a las guitarras también en esta gira. John se mostró directo y cercano, contando numerosas anécdotas, pero también demostró seguir estando en plena forma después de cumplir los ochenta. Se encargó de la mayoría de los solos, se movió incansable de un lado a otro del escenario y mantuvo la sonrisa toda la noche sin despeinarse. Un referente absoluto, y casi un milagro de la naturaleza, con esa envidiable vitalidad a pesar de llevar más de sesenta años subido a un escenario. Admirable.
Diamond Dogs con Chris Spedding
Poco más se podía pedir ya, pero es que aún faltaba otra de esas golosas guindas que rematan el pastel: Diamond Dogs con Chris Spedding tocando a Little Richard. Casi nada. Repasaron el fantástico disco que han grabado juntos honrando al pequeño gran genio de Macon, Georgia, y aprovecharon para repasar algunos temas emblemáticos tanto de la banda sueca como del guitarrista y productor británico, que con un año más que Fogerty era el decano del festival en esta ocasión. Broche perfecto para un día redondo en la segunda jornada del Azkena, y aún quedaba una más.
Sábado 21 en el Azkena 2025
Kitty, Daisy & Lewis pusieron el swing en la plaza de la Virgen Blanca a mediodía en la tercera y última jornada, congregando a bastantes fieles delante del escenario y haciendo bailar también a quienes buscaban la escasa sombra de las terrazas o de las puertas de algunos bares. El calor mandaba, ya que la anunciada lluvia no había hecho casi acto de presencia, solo algún breve rato el primer día, y aunque este último también se anunciaban tormentas, no esperábamos que fuera cosa seria.
Richard Hawley
La sobremesa se prolongó un poco más de lo previsto, con lo cual nos perdimos los tres primeros conciertos, uno en cada escenario, pero llegamos a tiempo de ver a Richard Hawley. Según se iba nublando el cielo fue desgranando su brillante repertorio con maestría, pero al cabo de un rato cambiamos la impecable elegancia del señor Hawley por el alegre rocanrol de los Chesterfield Kings, que con unas Gretsch, unas Rickenbacker y un órgano Vox te montan una buena juerga en un momento. Nos hicieron pasar un estupendo rato, aunque empezarán a caer ya las primeras gotas de agua.
The Lemon Twigs
Otra de las bandas que no queríamos perdernos eran los aclamados The Lemon Twigs, de los que todo el mundo habla maravillas. La lástima es que apenas pudimos verles, porque se desató el temporal y tuvimos que buscar refugio donde se pudo, alejándonos del escenario y pasados por agua, tratando de no empaparnos. Aun así, pudimos disfrutar un poco de su buen sonido y de su versatilidad, aunque habrá que verles en mejores condiciones para poder apreciar su potencial de verdad. Vuelta al escenario pequeño para ver a los Dead Kennedys, que dieron lo que de ellos se esperaba: un concierto contundente y sin contemplaciones, de la vieja escuela punk.
The Flaming Lips
Al menos la lluvia nos dio una tregua, y nos dirigimos al escenario principal para ver a los Flaming Lips, que también venían a tocar entero uno de sus álbumes más aclamados, «Yoshimi battles the pink robots». Y la verdad es que nos sorprendieron con un espectáculo colosal, tanto sonoro como visual. Desplegaron pirotecnia, confeti, enormes robots hinchables, arcoíris y hasta ojos bailarines, para acabar lanzando al público un FUCK YEAH AZKENA ROCKFEST hecho con globos. Pero más allá de todo eso, la banda sonora envolvía todo y resultaba espectacular, con los diferentes cambios de intensidad a lo largo del relato, y sonaron realmente brillantes. Conmigo han ganado un fan, y seguro que no fui el único que quedó cautivado con su presencia en el festival.
Derby Motoreta’s Burrito Kachimba
Con la sonrisa todavía en la cara nos cruzamos al escenario de enfrente a ver a Margo Price, que resultó también todo un hallazgo, con una gran banda secundándola. Actitud y poderío no le faltan, ni canciones tampoco. Otra figura para no perder de vista. Nos acercamos a ver un rato a Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, a los que teníamos un poco perdida la pista, y hay que decir que dieron un concierto realmente enérgico, casi épico bajo la lluvia, que empezaba a hacer presencia otra vez. Y a ellos pudimos disfrutarles, aunque acabásemos empapados al final, pero camino del escenario principal la cosa se puso fea de nuevo y hubo que buscar cobijo durante un buen rato otra vez. Aprovechamos la amable acogida en uno de los puestos de comida para cenar algo, que entre unas cosas y otras lo habíamos ido dejando, y ya iba siendo hora.
Manic Street Preachers
A lo lejos oíamos ya a Manic Street Preachers, pero desde nuestro refugio no les podíamos ver. Cuando al fin estuvimos seguros de no calarnos por tercera vez, abandonamos la seguridad de los toldos para acercarnos al escenario grande y poder ver, ahora sí, a la banda de Gales, que ya enfilaban la última parte del concierto con sus temas más memorables y reconocibles. La fiesta iba tocando a su fin, pero todavía quedaba un último y espectacular cartucho por quemar: con los rayos destellando aún entre las nubes alrededor del escenario, como si lo hubiesen pactado con el mismísimo Thor, The Hellacopters salían al escenario para cerrar el festival celebrando su 30 aniversario, eclipsando la actuación de Cherrie Currie al mismo tiempo en el escenario pequeño. Una despedida a lo grande, a la altura de lo que habíamos presenciado las tres jornadas.
Emplazados quedamos para la próxima cita, dentro de un año en el mismo lugar.