Tras un rotundo arranque de gira dentro del ciclo Sound Isidro en Madrid, Nacho Sarria y su banda siguen recogiendo los frutos de la paciencia que han puesto en práctica durante los últimos dos años, dejando su marca en el Galaxy Sound de su Málaga natal o en la reciente edición del Portamérica, así como en Bilbao, Barcelona e Ibiza. De la mano de Esmerarte, Sarria ha publicado su segundo largo, ‘El mundo es cruel (pero creo en él)’, un disco que camina entre el desencanto y la esperanza, habla sobre malas rachas y buenos momentos por venir y reflexiona sobre el paso del tiempo. Charlamos con Nacho de lo que le ha inspirado para componerlo desde que saltó a la palestra con su debut homónimo en 2021, del tiempo y de la paciencia.
Voy a ir directa al grano: ¿piensas que merece la pena creer en el mundo a pesar de su crueldad? Nos lo pone un poquito más difícil cada día…
Absolutamente, de ahí el espíritu del disco. Creo que casi todas las canciones parten un poco de un conflicto, un problema o una situación concreta que se acababa resolviendo. Por una parte, yo quería hablar de las cosas que me preocupaban de alguna manera o que me quitaban el sueño pero, por otra, también quería que fuera un disco esperanzador. No quería hacer un disco en la onda del primero, que quizá sí iba más de revolverse en esa sensación, sino hacer uno que acompañase a la gente en una mala racha, sabiendo que se pasa después.
Dices que Sarria (2021) era más de revolverse y, claro, cuando lo sacaste era un momento muy extraño.
Tanto vitalmente mío como en el mundo. Salió justo después de pandemia, pero el single ‘Gitana’ salió pre pandemia… Era un momento muy raro. También para mí, porque había dejado Sevilla, me había ido a Madrid a vivir y yo no estaba bien. Tenía mucha ansiedad, me daban ataques de pánico y, en medio de todo eso, salió el disco. Así que en Sarria me recreé un poco más en los males y en este siento que estoy en un punto mucho más luminoso, me siento bastante mejor. Iba a decir que el mundo está mejor también, pero, me arrepiento (risas).
Este disco es un reflejo de la vida misma, un continuo caminar entre la desesperación (‘Mala racha’) y el optimismo (‘Algo bueno va a venir’). Una continua contradicción (‘Flor’).
Totalmente, me lo tomo como mi diario personal. Cada disco es una colección de reflexiones de cosas que me han pasado, cosas que me han preocupado y cosas que he visto luego con perspectiva y las veo con otra lectura. La luminosidad que hay en el disco también la he tenido en mi vida. Incluso el eclecticismo, porque he escuchado mucha música y muy variada. Es un reflejo también de los grupos y las canciones que me han enganchado en los últimos tiempos. Mi vida de los últimos tres o cuatro años la he contado aquí.
Abre el disco ‘El cálido paso del tiempo’, que establece bien el tono. Y tiene unos mensajes positivos que nos vienen muy bien a todos.
Era el punto de partida del álbum, sin duda, y queríamos empezarlo así, no con un single, que suele ser lo habitual. Para mí era obligatorio que fuera el primero, al igual que el tema titular debía cerrar el disco. Esos dos temas estaban muy claros. Y sí, me doy cuenta de que muchas veces me escribo las canciones a mí mismo y me voy dando mensajes de apoyo. Salvando las distancias, he tenido muy presente la manera que tenía John Lennon de hacer canciones.
Tengo la sensación de que hablando de sus problemas conseguía que las canciones hablasen de los problemas de todos. Era un tío que se está abriendo contigo, pero parece que te está cantando a ti. El mantra de este disco era intentar convertir mi problema, mi crisis, en algo que conectara con otra persona cuando lo escuchara. Me he comido mucha la cabeza intentando que las canciones sonaran más cotidianas y que quien lo escuche se sienta identificado.
‘El agujero’ marca el paso al lado más amable del disco.
Es hermana de ‘Mala racha’ en cuanto a temática, pero la mala racha se pasa cuando ella quiera y del agujero sabes que eres tú quien tiene que salir.
¿Cómo se fue manifestando este “hilo argumental”?
Como he tenido dos años y pico para componer el disco, he ido haciendo canciones a lo largo de este tiempo. He tenido épocas más prolíficas y otras de quedarme en blanco y agobiarme. Pero no había un concepto intencionado, yo no me había propuesto contar esta historia en el disco, han sido las propias canciones las que han creado el argumento. Lo que sí nos costó fue decidir el orden de las canciones. Hice trece versiones distintas con el sello hasta que por fin encontramos el que nos daba la sensación de que contaba mejor la historia.
Como la vida también, el disco pasa por distintas estaciones sonoras. Cuando escuché ‘Flor’ pensé ¿por dónde nos va a salir Sarria ahora? Luego te acercas al bolero en ‘Rosas negras’, te pones funky en ‘Química inestable’, has metido arreglos de viento… ¿cómo fue surgiendo todo esto?
De manera súper natural, la verdad. Cuando sacamos ‘Canto breve’ –sencillo de 2021 con los temas ‘A tu vera’ y ‘Soledad’– me tiré un tiempo un poco estancado, no sabía muy bien cómo enfocar lo siguiente. Me fui agobiando porque llevaba meses sin hacer una canción, no sabía qué pasaba. Como he estado escuchando música más variada (me ha dado por el soul, los boleros, la música disco, etc), de repente empecé a hacer canciones sin pensar mucho en si eran parte o no de algo y probé a hacer un bolero. Estaba enganchado a Parcels y probé a hacer música de baile…
Luego, a cada canción le dimos un tratamiento muy individual a la hora de grabarlas. Con Paco (Loco, productor del álbum) decidimos que no queríamos un sonido uniforme sino que cada tema tuviera su propia paleta de colores y no limitarnos ni encorsetarnos. Yo me aburro muy rápido de mis propias canciones, y no quería hacer un ‘Gitana 2’. Mi manera de encontrar lo que quería hacer ha sido viciándome a música que me gustaba e intentar hacerlo a mi manera.
Ya habías expresado tu deseo de quitarte la etiqueta de rock setentero, y en este álbum nos encontramos con la pegatina (literal) que dice “rock retrofuturista”. ¿Cuál es la sonoridad que menos te esperabas que apareciese en este disco?
Quizá la parte más disco, como ‘Química inestable’ y ‘Flor’, porque el bolero (‘Rosas negras’) es de las canciones más antiguas que tenía para este álbum, porque yo tenía muy claro que quería meter bolero. La parte más bailable es lo que más me enganchó el año pasado y la que creo que más rompe con el sonido del principio. Lo del retrofuturismo se le ocurrió a Ale, nuestro guitarrista. Un día charlando dijo que cogemos elementos del pasado pero sonamos a ahora. Me pareció una buena etiqueta y decidimos vender el disco como el primero de rock retrofuturista de la historia (risas).
¿Cómo es trabajar con Paco Loco? ¿Qué es eso tan especial que atrae a tantas bandas?
Es un tío que ama la música, creo que no he conocido una persona que tenga un compromiso tan grande con ella. No tiene fines de semana, graba de lunes a domingo y se desvive por su trabajo. Luego es un tío muy divertido, se está muy a gusto en El Puerto de Santa María. Tiene la habilidad de quitarte la presión y hacer del estudio un lugar divertido. Es muy dinámico, nunca se repite canción más de un día seguido. Si hemos dejado una por terminar, se retoma más adelante, y al día siguiente se cambia a otro tema para empezar frescos. Consigue que casi se te olvide que estás grabando un disco. En el estudio me agobia pensar que estás haciendo algo permanente, que se va a convertir en un vinilo y va a quedarse ahí para siempre. Paco me lo ha quitado bastante y me ha hecho sentirme muy a gusto. Además, tanto él como Muni (Camón, su mujer) nos trataron como si fuéramos familia.
¿Cuál dirías que ha sido el aprendizaje más importante de este segundo disco?
Bastante aprendizaje con este disco, eh (risas). Por una parte, ahora que cuento con un sello y tengo un equipo detrás, he conocido mejor la industria. Aprendes a tener más paciencia y a seguir unos tiempos que son más lentos de los que tienes tú. Siempre he sido un tío muy previsor que planeaba las cosas con mucha perspectiva, pero a este disco le hemos dedicado casi dos años. Ha sido un proceso tan lento, tan poco a poco, que ha sido una experiencia muy bonita. La paciencia es muy importante.
Todos en la banda estamos ilusionados y estamos cumpliendo un sueño. En el momento que nos subimos al escenario Sarria somos cinco personas, no solamente yo. La perseverancia y el aguante que hemos tenido, con la pandemia, el año pasado lo tuvimos jodido para tocar… Ha habido ciertos inconvenientes que hemos salvado, nos hemos mantenido juntos, y ahora tenemos el premio de tener el disco y pensar “qué bien que hemos creído y hemos sido pacientes”. Es muy importante, después de cuatro años currando, mirar a tu gente y verla sonriente y con los ojos brillantes, orgullosos de lo que llevamos. Hay veces que te tienta pensar, “¿para qué estoy haciendo esto, si es un suplicio?” La paciencia y el aguante han sido claves. También trabajar con gente con la que te llevas bien, con la que tienes una conexión real.
En efecto, se ha asentado la banda que forma Sarria y aparecen en el arte del disco.
Quería tener un detalle con ellos y darles el espacio que se merecen. Sarria es mi proyecto, son mis canciones y es mi barco de alguna manera. Pero el trato que tengo con ellos, no son mercenarios, es gente que lleva cuatro años priorizando este proyecto, apostando por él y que ha hecho un sacrificio. Quería que al abrir el disco la gente viera a los cinco tíos responsables del sonido de las canciones.
‘Algo bueno va a venir’… Tras tu paso por Los Labios y dar el salto con tu debut homónimo en una época rara, como Sarria, ¿estás donde que querías estar?
Sí, totalmente. En ese sentido me encuentro súper tranquilo. Mi banda es gente fantástica, muy profesional. El sello que me respalda me ha demostrado que cree en lo que hago al 100%, la oficina trabaja muchísimo… Ahora mismo todos los engranajes funcionan y es el mejor momento que he tenido hasta la fecha, me siento seguro y bien rodeado. 2024 va a ser nuestro año más fuerte desde que arrancó el proyecto y es una recompensa.
Sarria sigue añadiendo fechas a su agenda y lleva su directo este mismo sábado 20 de julio al 101 Music Festival de Málaga junto a Vetusta Morla y Marilia. Se le espera también en Río Verbena (24 agosto en Pontevedra) y, además, abrirá como banda invitada el 18º aniversario de Sidecars el 23 de noviembre en el WiZink Center de Madrid.