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Blink-182 en Madrid: ¿Pero cuántos años tenemos? ¿Y qué importa?

Crónicas

Hay algo tramposo en lo que hicieron Blink-182 la pasada noche en Madrid. No con su gente, ni mucho menos, no con las 15.900 personas que abarrotaron el WiZink Center para meterse en vena una bombástica sesión de pop-punk plagada de hits atemporalmente generacionales. El enredo de trileros se lo hicieron los californianos a la vida misma, haciendo creer a la concurrencia que estaban en un lugar espacio-temporal indeterminado en el que, esto sí decididamente, conseguían la cuadratura del círculo de derrochar energía juvenil aún estando la gran mayoría en la edad adulta.

[La foto de esta crónica es de Óscar Lafox]

La interminable cola para llegar al mostrador del merchandising a la entrada del pabellón ya hacía presagiar que la velada estaba ganada de antemano. La nostalgia vende en general y, en este caso en particular, a un precio de 45 euros por camiseta oficial. Una cifra que hay que añadir a los 50 o 100 euros en función de la ubicación de la entrada de cada cual, pero ya se sabe que en citas especiales no se repara en gastos porque, como ocurre con las buenas olas para surfear, no se sabe si se van a volver a repetir.

Gira de reunión

Tampoco nadie daba un pavo de antemano a que se fuera a producir una gira de reunión del trío, con Tom DeLonge ocho años después de su salida de vuelta en el escenario junto a Mark Hoppus y Travis Barker. Y como nadie lo daba, cuando resulta que se hace realidad, todo el mundo lo quiere dar para reencontrarse con Blink-182 en Madrid once años después de su anterior visita. ¡Y encima los tres! Pues venga, al lío, todos a sacar de los cajones las viejas camisetas de rollo punk noventero (mucho Green Day y mucho Offspring anoche).

Y una vez uniformados, todos directos al pogo de una noche de martes con Blink-182 que empezó en la pista y se extendió por todas las gradas del WiZink Center. Todo el gentío en pie, saltando y trotando incluso en las escaleras y sobre las butacas. La energía juvenil que se descontrola entre 15.900 personas porque no es cuestión de edad, sino de dejarse contagiar, y esta noche es un momento tan bueno como otro cualquiera para jugar a la impostura de intentar volver a ser aquellos que éramos hace 20 o 25 años.

Jugando al Tony Hawk y viendo la MTV

Tras la apertura con ‘Así habló Zaratustra’, viajamos en el tiempo ipso facto y sin frenos. ‘Anthem part two’, ‘The rock show’, ‘Family reunion’, ‘Feeling this’. Puede que en la universidad no seamos nuestra mejor versión, pero seguramente sí la más divertida, despreocupada y libre, escuchando punk-rock, jugando al Tony Hawk, viendo la MTV y sin gana ninguna de ser los adultos que somos ahora. Pero aquí estamos, buscando dentro aquella energía juvenil para transformarla y que se note lo menos posible el peso de los años.

En el escenario, como suele ocurrir, se produce el espejismo y no se nota demasiado. Tom DeLonge con sus bromas gamberras en castellano sobre los huevos que le gustan a su madre y, en un tono bien diferente, Mark Hoppus recordando su lucha contra el cáncer ya superado. Sobrados de carisma y con el público en sus manos, conducen fácil la velada contundentemente respaldados desde la batería por un Travis Barker que es un camión de 18 ejes y por el que no parece (de verdad que no lo parece) que pase el tiempo.

«Na-na, na-na, na-na, na-na, na, na«

El repertorio repasa toda la vida de la banda, incluyendo el estreno de la reciente ‘More than you know’. ‘Violence’, ‘Up all night’, ‘Edging’, ‘Aliens exist’ («Tom tenía razón», lanza Mark divertido), ‘Stay together for the kids’, ‘Always’. Sin grandes alardes escénicos más allá de unos chorros de humo por aquí, unos láser por allá y unos visuales para acompañar, el que se queda con la peña es Travis con la batería sostenida en las alturas durante varias canciones, literalmente sobre las cabezas de sus colegas. Un truco sencillo que siempre provoca alaridos y es bien recibido.

‘Bored to death’ es muy coreada y muy sudada justo antes del momento álgido de teléfonos en alto que es ‘I miss you’. La velada ya no para y entra en el tramo de descabello con ‘Adam’s song’ y ‘Ghost on the dance floor’. El público lanza las cervezas al cielo del WiZink Center como máxima expresión de camaradería y jovialidad cuando arranca ‘What’s my age again?’ Es este otro termómetro profundamente fiable cargado de objetividad que se mantiene en ‘First date’ y que redobla su intensidad con ‘All the small things’ hasta niveles febriles (más de uno se quedará en la cama a la mañana siguiente con esta excusa, eso seguro, afortunados los que puedan).

¿Dónde estabas tú en 1999 cuando lo gozabas con ‘Enema of the State’? Cuesta ser preciso, pero abundan los flashazos de lugares, caras, situaciones. Sí que sabemos, por fortuna, que la noche del martes 3 de octubre de 2023 estuvimos en el WiZink Center de Madrid recordando aquel (aclamado) álbum de Blink-182 y repasando no pocos temazos importantes de algunos otros. ‘Dammit’ es el fin de fiesta algo más de hora y media después y la gente sale a la calle cantando «na-na, na-na, na-na, na-na, na, na». ¿Pero cuántos años tenemos? ¿Deberíamos comportarnos según nuestra edad? ¿Y qué mierda importa eso esta noche?

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