Goran Bregović botánico

Goran Bregović + Nu Genea (2023) Noches del Botánico. Madrid

Crónicas
Comunión mediterránea: si no te vuelve loco no eres normal

Un año más tarde volvemos a la universidad complutense y a las Noches del Botánico, un lugar con algunos grados menos de temperatura que el alquitranado centro de la ciudad y un cartel bastante ecléctico que reúne por igual a amantes del pop, del soul, del jazz o, como en el caso que nos ocupa, de las músicas del mundo.

Nu Genea es el dúo italiano compuesto por Massimo Di Lena y Lucio Aquilina, procedentes de Nápoles pero residentes en Berlín. Se formaron hace 9 años y están teniendo bastante éxito dentro de la escena. En directo echan el resto con 8 personas sobre el escenario bongos, congas, saxofón, clarinete… todo para expandir su variada paleta de colores.

El disco que presentan se titula Bar Mediterráneo, y no puede resumir mejor lo que contiene, sonidos de todos los confines del mare nostrum, del adriático al egeo pasando por el estrecho. Todo ello sobre unas colchones funk o incluso disco, como la muy bailada ‘Tienaté’. Todos estos ritmos son celebrados por un montón de italianos entre el público, incluso unos tifossi con una bandera para animar a estos figli del vesubio.

Goran Bregović en el Botánico

Hacía muchos años que no veíamos a Goran Bregović, y parece que el tiempo no ha pasado ni para él ni para su banda de bodas y funerales. El serbobosnio ha cumplido 73 años y aparece sobre el escenario de blanco inmaculado, mientras que sus compañeros lo hacen con ropa regional: sandalias, calcetines sobre el pantalón, camisa blanca, chaleco y cinturón tradicional. Las dos cantantes también llevan ropajes típicos de los balcanes.

Abren la noche con Vino Tinto, y todos festejamos con el inmortal “viva el vino” del antiguo presidente del gobierno. El público está sobreexcitado desde el primer minuto. Una chica no deja de gritar. “He nacido con él”, se disculpa entre sobreagudo y sobreagudo para, seguidamente, demostrar que conoce todas las letras, ya sean en serbocroata, romaní o inglés, y es que Bregović es conocido por su habilidad para fusionar diversas tradiciones lingüísticas en su música.

Goran Bregović en Madrid. FOTO: Fer González.

Durante ‘Maki Maki’ nos fijamos en que las bases de bajo eléctrico y percusiones son lanzadas, pero lo sustancial de su mensaje se basa en los cinco vientos, un percusionista y dos cantantes presentes. Además de la dirección de Goran, que maneja los tiempos a la perfección. Tras ‘Hopa Cupa’ y ‘Gas Gas’ ya tenemos el ritmillo balcánico metido en el cuerpo y la masa no para de saltar.

También hubo tiempos relajados, como ‘In the Death Car’, sólo con el líder, percusión y trompeta, o el apasionante ‘Večeraj Rado’, donde las mujeres cantan y el resto de la formación se ponen de pie en dirección a ellas, en una muestra de respeto. Aunque los pogos y coros multitudinarios se montaron en temas como ‘Bella Ciao’ o ‘Jeremija’ “la canción que me gusta cantar cuando bebo”, al grito unánime de “artillería”.

Es inevitable recordar el recital que su amigo Emir Kusturica ofreció el año pasado en el mismo lugar. La banda sonora que Bregović compuso para la película Underground forma ya parte de la historia, y sus temas sonaron tan relevantes como esperábamos. La rotunda ‘Mesecina’, el bypass a Nueva Orleans con la versión de ‘Ya Ya’ de Lee Dorsey, el pasodoble ‘Cajesukarije Cocek’ -que mantuvo al público cantando mucho después de que la banda parase- o el gran fin de fiesta que siempre supone ‘Kalasnijkov’.

Como sentenció Goran Bregović en el Botánico en medio de una de sus canciones más animadas: “If you are not crazy, you are not normal”. Es imposible que sus ritmos infecciosos no te hagan saltar y bailar. Unos ritmos que contactan con la realidad ritual de la música balcánica y sincronizan el ritmo del corazón que todos tenemos.

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