Universimad (2011) Universidad Complutense. Madrid

Sin categoría

Lugar: Paraninfo de la Universidad Complutense. Madrid
Fecha: 15 mayo 2011
Asistencia: 10.000 personas
Artistas Invitados: Dinero, Second, Los Coronas, Bersuit, Albert Pla, Di Elas, Naive, Track Dogs, Cyan, Raimundo Amador, Muchachito Bombo Infierno…
Precio: Gratis con invitación

Vale. No sé qué hora es, no sé donde estoy, pero no parece Marruecos. Fogonazos cerebrales. Sudor, calor, frío, pánico, prozac. Dolor de ojos, pinchazos en las sienes. Por el momento sólo se trata de la deconstrucción de la luz diurna o también de una redefinición de los valores morales, así como de la falta de tabaco y la inevitabilidad de seguir empinando el codo. Son las once de la mañana y el sol me dice a gritos, de cualquier otra forma excepto subliminalmente, que hace tiempo, tal vez dos días, que tendría que haber echado las cortinas. Todo lo que sucede dura tres segundos. No llevo camiseta pero sí una cazadora de esas verdes guerreras con la bandera alemana.

Colillas en los bolsillos, billetes arrugados, el teléfono sin batería, los ojos pintados, heridas en los brazos. Sigo palpando los bolsillos pero nada de valor. ¿De quién será esta chupa? El caso es que es de mi talla. ¿Dónde está mi ropa? La cartera sigue conmigo y está rebosante, seguramente porque he sacado dinero de un cajero. O eso o he vuelto a atracar a alguien. Me pincha el corazón. Lo agarro. Está duro. Muy duro. No es el corazón. Es un pedazo de metal. Lo saco. Me mareo. Sudor frío, temblor de piernas. Una placa de la Guardia Civil. Tengo las gafas de sol incrustadas en la cara, me pongo en pie ante la estupefacta mirada de familias disfrazadas de domingo al uso y camino. Vaya, también cojeo. Esto se pone interesante.

Detengo un taxi. A la Ciudad Universitaria. Allí donde el Metro, pero un poco más arriba. Aún estoy a tiempo de ver a Dinero a las 12. Dos noches consecutivas sin pegar ojo no van a detenerme a estas alturas, aunque no sea capaz de recordar más que una carrera nocturna por Malasaña con un grupo de tíos persiguiéndome con dudosas intenciones. Creo que eran amigos de ella. No es romántico, no lo es. En el asiento trasero del taxi contemplo la placa de la Guardia Civil con temor y admiración. Esto me abre un abanico interminable de estúpidas posibilidades. Titubeo. Valoro tirarla por la ventanilla pero el taxista me saca de mi ensimismamiento reclamándome los siete euros de la carrera. Vale, la guardo, es molona que te cagas. Tiene nombre y apellidos y un numerito. Sólo hay algo más guay que encontrarte una placa así en una cazadora ajena: una pistola.

Inauguro la barra del festival más que nada porque no hay nada que se me dé mejor. Estoy molestando más de la cuenta a la primera camarera que ha entrado en mi campo de visión. Uno segundos más tarde resulta que me reconoce, se pone efusiva, sale de la barra y me abraza. Tuerce el gesto, me mira. Ojo tío, si el sudor de alguien traspasa la ropa de dos personas es que algo se está cociendo. Por algún motivo parece que tu cuerpo está expulsando mierda dura. Sonrío pero no le convence. Me giro y me largo. Tampoco le convence pero no sé quien demonios es. Mi cuerpo está allí pero yo simplemente sobrevuelo el lugar. Somos 50 personas en un recinto para 10.000. Es de locos estar aquí, supongo, pero por eso tiene su gracia.

Salen Dinero al escenario y mi cuerpo se encuentra con mi mente. Al haber tan poquito público esto suena como un tiro. Se me caen las pelotas al suelo. La cerveza también. ¿Quieres sentirla en el pecho, quieres? Pues la siento, la siento, me tiemblan los pulmones con la sección rítmica. La guitarra atrona. Suenan ‘Trastorno Bipolar’, ‘Mentiras’, ‘En Invierno’ y algunas canciones nuevas. Me he venido absolutamente arriba, repentinamente lúcido. Un repentino despertar, como un cubo de agua por la cabeza. Esto es energía eléctrica en estado puro y el trío la está generando para nosotros como si de un ensayo se tratara. Todo un lujo. Oh, ya se acaba, qué corto. Ha merecido la pena, oh sí. Dinero merecen más. Yo necesito más.

No hay ninguna otra cosa que ahora pueda hacer aparte de ir al Rastro a comprarme un tricornio. Sí, sí, está claro. Me lo compro y añado al kit un bigote de pega y unas gafas de sol convenientemente fachas. Acto seguido estoy en un bar invitando a cañas a toda la concurrencia, aunque no tengo ninguna intención de pagarlas. Me hago fotos con todo cristo blandiendo la placa. El Guardia Civil torero, la risión hecha carne. Dos travestis me proponen no sé qué que no termino de comprender aunque digo sí, claro. Luego digo no porque estoy en otro bar y no sé cómo he llegado. Supongo que no habrá pasado nada. Supongo, vaya.

Por esas cosas del destino, me encuentro con grupo de chicas (también hay chicos, pero qué más dan) que van al Universimad. Ah pues vuelvo. ¿Quien toca? No jodas, los Second. Pero si les vi en Murcia dos veces la semana pasada, viernes y sábado. Pues venga, así les veo tres en nueve días. Mañana espero recordarlo. Los tipos de seguridad del festival dudan si tengo algo que ver con un programa de cámara oculta, pero por algún motivo no ven mayor problema en que entre con mi tricornio, mi bigote, mis gafas, mi placa y mi metralleta de agua. Ay, agua, llevo tres días sin beberla desde que salí de casa el viernes por la tarde. Pero bueno, mañana si eso.

Second reúnen algo más de gente que Dinero, pero la hora no juega a su favor. Son las cinco de la tarde y el sol pega. Suenan absolutamente perfectos, hasta yo me doy cuenta. Que no haya mucha gente ayuda. Presentan su nuevo disco y suenan ‘Nada’, ‘Autodestructivos’, ‘Demasiado Soñadores’ o ese temazo que es ‘Muérdeme’. También la mejor canción del pop español en lo que va de siglo, ‘Rincón Exquisito’, y finiquitan con ‘Rodamos’ tras 45 minutos. Como de costumbre, han ido de menos a más y han logrado animar al personal y dejarles con ganas de más. Eso está feo, pero no es su culpa. Antes han tocado Naive, que molan bastante, la verdad, ojo.

Tanto Second como Dinero deberían haber tocado más tarde, a las ocho o así seguramente, en lugar de Di Elas, el grupo de Luis Tosar que no termina de convencer, básicamente porque aunque tiene buenas intenciones, no tiene en realidad canciones buenas buenas. Los Coronas sí molan, Los Coronas llevan gorros, yo llevo tricornio y ya no sé en cuantos perfiles del Facebook voy a aparecer cuando la gente se levante el lunes. Cien no, mil fotos llevo ya. Parezco un actor frustrado de Hollywood Boulevard. Me tiran monedas, me invitan a cerveza. Mierda, otro domingo tranquilo y de bajón.

¿Ese que canta es Antonio Carmona? Anda mira, sí, antes me pareció hablar con él en la barra, pero a saber. Jo, cuanta gente hay en el escenario, ¿no? ¿Esos quienes son? Ah, que es una movida de flamencos en homenaje a Mario Pacheco, vale, ya me pispo. Oye pues no está mal, son animosos, aunque no es mi rollo. Raimundo Amador toca que te cagas, le oyes y sabes que es él, sin más. Muchachito sí me gusta más. Anda mírale. Coño, J de Los Planetas, no entiendo lo que dice, el acabose. ¿Que se ha muerto quien? Pedro de La Buena Vida en accidente de tráfico camino de un concierto de Nacho Vegas. Guau, hay cosas que son tan tan… tan así… El destino a veces cimenta la leyenda de los cantantes malditos de esta manera.

Para cuando Bersuit toman el escenario ya no puedo con la vida, aunque siempre hay fuerzas para un poquito de ska desperezador. ¿Me voy a la francesa? Pero espera, ¿me tengo que despedir de alguien? Creo que no así que me largo. Lo último que quiero es trabajar el lunes, no creo que pueda afrontarlo, así que al salir vuelco un par de cubos de basura, provoco un poquito de algarada y cuando los municipales pretende apresarme tiro la metralleta de agua al suelo y levanto los brazos. ¡Soy de los vuestros, soy del cuerpo! Grito. No dan crédito a lo que un borracho con tricornio balbucea ante sus ojos. No quiero trabajar mañana, por favor, ¡disparadme en la pierna, que no me duela! ¡Oh joder, que era broma, maldita sea, eso duele! Sollozo, ay ay ay, mientras el poli novato (de mierda) que me ha disparado por error cae desmayado al suelo de la impresión. Vale, mañana no madrugo, pienso, mientras a pocos metros Albert Pla berrea: ¡Hola buenas nocheeeees! Aplausos. Cae el telón.

[Clickando sobre esta línea puedes escuchar todos los conciertos del Universimad 2011]

Comparte
Tagged

7 thoughts on “Universimad (2011) Universidad Complutense. Madrid

  1. A ver, Anónimo 16-Mayo, pero si la crónica que relata galko de la asistencia que hace a los conciertos, tiene esa chispa que la hace atractiva, si no te gusta, pues coge cualquier periódico y lee a sus cronistas, busca, compara, y no le leas más…
    Por cierto, galko, te has planteado presentarte al Planeta…., con algún relato, es una idea. Pero me tendrás que pagar un café, por lo menos..
    Un saludo. Anselm E.

  2. Nosotros nos perdimos a Dinero pero los estuvimos escuchando en el coche mientras llegábamos, y ahora soy seguidora suya… el Indyspensable lo conocimos por cotillear sus conciertos en su myspace. Son buenísimos en directo.

    Y estoy de acuerdo: deberían heberles metido más tarde, no con esos soles que desmotivan mucho al personal. Nosotros descubrimos a Second, y a pesar de no conocer ni una sola de sus canciones, nos lo pasamos de maravilla.

    Saludines y a seguir contándonos tus aventuras. ¡Muy bueno el blog!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *