the hives eslava

The Hives (2022) Teatro Eslava. Madrid

Crónicas
The Hives en Teatro Eslava: un pogo como los de antes

The Hives en el Teatro Eslava: agitar, pisotear, arrojar, empotrar, taladrar, cabecear, empujar, poguear antes de usar. Los Jaivs son una explosión súbita de burbujas, el chorro de vida eterna que riega nuestras cabezas convertidas en cactus muertos de asco después de dos años de jodida pandemia. Florecemos inesperadamente en los pogos que nos hacen libres, en un pogo como los de antes.

Como una botella de refresco de cola repleta de Mentos apuntando a tu centro de gravedad permanente y tú, tan tú, a puerta gayola, señalándote el lugar exacto donde te va a golpear. Pero te equivocas, no retes de más, porque la pedrada te viene de atrás, te revienta la colleja y te tienes que reír porque, al girarte, ves a un sueco pirado con traje de mariachi escandinavo sonriéndote. La vikingada estrenando la vieja Joy Eslava en tu puta cara.

Todas las fotos por aquí son de nuestro Ricardo Rubio:

Así que, ya sabes, come on, you know. Come on! En un abrir y cerrar de ojos ha pasado una hora y estás empapado en el sudor de otro. El coronavirus se acabó esta noche en el preciso momento en el que Pelle Almqvist decidió pegarle unos tragos a una cerveza ofrecida con vehemencia por un cualquiera alzando su bebida entre la concurrencia. De repente somos cactus amarillos que se giran mirando al sol y los girasoles nos contemplan absortos tratando de encontrar la cara oscura de la luna.

Esta noche nosotros cambiamos el signo de los tiempos sosteniendo sobre nuestros brazos al cantante en horizontal (esa sensación). Hicimos de la noche el día y del día un pogo largamente esperado en un concierto de los Hives. ‘Main offender’ podría perfectamente ser el sprint final para cualquier grupo ante unos cuarentones, nosotros, que botan y botan poniendo en juego sus tobillos largamente castigados. Pero donde un grupo del montón terminaría, los Jaivs solo acaban de empezar. Por algo son la mejor banda de rock sueca del mundo. Señoritas, señores.

De un concierto de los Jaivs se sale mejor, de una pandemia ya hemos comprobado que no. ¿Entonces? Pues dicho lo cual, ‘Go right ahead’, ‘Won’t be long’, ‘Walk idiot walk’, ‘Two-timing touch and broken bones’. Entonces, ni te puedes imaginar la que se lía en tu miércoles anodino mientras nosotros odiamos tener que recordarte que te lo dijimos: ‘Hate to say I told you so’, tú no estás aquí y nosotros sí. Estamos en el lado correcto de la historia y aquí no caben más pamplinas: tenemos que recuperar muchos días.

Apenas lo sabíamos, la inercia casi nos asesina, pero estamos vivos. Y esta crónica no puede durar más porque no haría justicia a la concreción de un concierto tan corto como agotador. Aguerrido, diría, si me preguntas, como Ricardo Rubio, cuyo nombre de artista autor de estas fotos rima perfectamente con todo este contenido impulsivo. Si estuviste allí, como te deseo, ya sabes lo que digo. Si no, ni me te imagino.

ALGUNA QUEJA HABRÁ

¿La queja? Alguna tiene que haber: el precio de las cerves y las copas, pero si van para pagar los baños dorados unisex con multitud de posibilidades, ya nos vamos entendiendo y lo hablamos otra noche. Musicalmente, que es un repertorio cerrado, medido y calculado. Que funciona, por supuesto, pero al que un poco de improvisación en función de la energía generada en cada momento le vendría estupendamente.

Con las ganas que hay en estos tiempos, podríamos haber sacado en hombros algún cadáver perfectamente y habría sido correcto. Señoritos agentes, es que hemos hecho un pogo muy loco después de dos años sin frotarnos de esta manera que ansiábamos tanto. Así dicho, me pido cadáver. Mártir aleatorio del rock si al cabo de unas horas me resucitas en tu cuarto y me dices: no estás muerto, vives eternamente en un pogo de los de antes.

SIGUE A MERCADEO POP EN

Comparte
Tagged

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *