nick mason botánico

Nick Mason (2022) Noches del Botánico. Madrid

Crónicas

Nick Mason en las Noches del Botánico: La psicodelia Pink anterior al mastodonte Floyd

Volvemos al Botánico tras unos días en el mucho más masificado Mad Cool. Vivir un macrofestival o un ciclo veraniego es muy diferente, cada uno con sus virtudes y sus defectos. En un ciclo tenemos la ventaja de poder atestiguar, cómodamente sentados, conciertos de grandes nombres de la historia de la música que no tendrían cabida en un formato mainstream. Este es el caso que nos ocupa, señoras y señores, con todos ustedes: Nick Mason.

Sólo los aficionados al rock clásico saben quién es sin tener que añadir el latiguillo de “el batería de Pink Floyd”, y posiblemente muchos seguidores empezaron a escucharles a partir del ‘The Dark Side Of The Moon’. Por eso la apuesta de Nick Mason’s Saucerful of Secrets, interpretar el repertorio de la primera época de los londinenses, tenía directamente la misión de hacer extremadamente dichosos a los verdaderos fans de la formación.

«¿QUIÉN ESTUVO VIENDO AQUÍ EN MADRID A PINK FLOYD EN 1988?

El inicio fue trepidante con ‘One of These Days’, con su dinámica de subida constante y un excelente sonido. Seguidamente atacan el primer single de la historia de Pink Floyd: ‘Arnold Layne’, con su estructura pop de la época y su estribillo con aires psicodélicos.

Veníamos a escuchar rarezas y tuvimos una buena ración de ellas con temas nunca interpretados en directo por la banda madre como ‘Fearless’ o ‘Vegetable Man’ (aunque setlist.fm no esté de acuerdo con Nick, que prometió que no la habían tocado ni siquiera los Australian Pink Floyd Show) o hasta cuatro temas del ‘Obscured By Clouds’, psicodelia precursora de las propuestas megalomaníacas posteriores.

Mason agarra el micrófono e interpela a la audiencia: “¿quién estuvo viendo a Pink Floyd aquí en Madrid en 1988?” Unas decenas de personas levantan el brazo con orgullo. “Siento no haberos reconocido”, bromea. Además de gran baterista es un importante coleccionista de coches antiguos y esa otra pasión le ha llevado a correr las 24 horas de LeMans en varias ocasiones.

Fotos de Víctor Moreno – Noches del Botánico
FORMACIÓN

Hubo sendos recuerdos para Syd Barret y Richard Wright, miembros ya fallecidos y responsables directos de mucha de la magia que contienen los temas interpretados. En esta ocasión los compañeros de Mason son el bajista Guy Pratt, que fue el sustituto de Waters cuando se fue de Pink Floyd, además de trabajar con David Gilmour, Roxy Music, Madonna o Michael Jackson (crónica rosa: también es el ex marido de la hija de Wright). A la otra guitarra está Lee Harris de The Blockheads, que es el que tuvo la idea de juntarse para tocar este repertorio, y como vocalista principal Gary Kemp (más conocido por ser el cerebro de los two-hit-wonder Spandau Ballet) y a los teclados y “weird sounds” el teclista Dom Beken (Rick Wright, Brian Molko, Johnny Marr).

La primera parte finalizó con ‘Set the Controls for the Heart of the Sun’. “Roger Waters siempre la quitaba del repertorio, ahora tengo mi propia banda y la toco cuando quiero”, atiza Mason antes de encarar esta verdadera joya, que nos remite a la ciencia ficción de la época (2001: Odisea del espacio, Solaris de Tarkovsky) con apoyo de imágenes psicodélicas y de Madrid al mediodía, perdón, de la superficie solar.

Fotos de Víctor Moreno – Noches del Botánico
LOS INICIOS DE PINK FLOYD

Tras el descanso arrancó la rutilante ‘Astronomy Domine’, muy celebrada desde su histórico inicio de ambientación espacial. En directo hay composiciones que dan una imagen totalmente diferente al estudio, nos impresionaron especialmente ‘Childhood’s End’, la tremendamente garajera ‘Lucifer Sam’, o ‘See Emily Play’ con ese predominio del teclado. Qué decir del cénit absoluto de la noche: ‘Echoes‘, con una majestuosa versión a lo Pompeii y un sonido inmaculado que desató una gigantesca ovación.

Excelente ocasión para disfrutar de los inicios de Pink Floyd, una época con discos no tan populares ni reconocidos pero muy valiosos por sí mismos. Incluida la etapa con Syd Barrett, cuando les etiquetaron como space rock y actuaban en lisérgicos clubes de Londres como el Marquee o el UFO. Una experiencia que pudimos vivir en 2022 a cargo de unos músicos que destilaron talento, sentido del humor e inquietudes culturales (ese mismo día habían visitado el Prado o el Thyssen). Como único punto negativo las cotorras, arruinando momentos musicales y compartiendo enfisemas con sus palitos de cáncer.

SIGUE A MERCADEO POP EN

Comparte
Tagged

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *