Laura Pergolizzi, LP, se ha convertido en una asidua de nuestra ciudad en general y del Botánico en particular, pues tanto ella como su público se encuentran cómodos en formatos medios. Con sold outs como el de La Riviera el pasado octubre o, especialmente, en los veranos del jardín de la Complutense, donde ha actuado tres veces en los últimos cinco años.
La neoyorquina lleva casi dos años de gira presentando ‘Churches’, su sexto álbum, y el repertorio que presenta ha sido prácticamente el mismo, con mínimas variaciones, dedicando la mitad del tiempo a este lanzamiento y el resto a una selección de sus dos discos anteriores, ignorando totalmente sus primeros esfuerzos.
La cantautora salta a escena como una cowgirl, con sombrero de ala ancha y el ukelele despreocupadamente sobre la espalda. Su voz es torrencial desde que ‘When We Touch’ lo requiere y, aunque se nota que tan larga gira está afectando a sus cuerdas vocales, la cantante tiene la técnica y la pericia suficiente para no fallar ni cambiar una sola nota.
En auge desde 2016
Su trabajo empezó a popularizarse en 2016, y, pese a su éxito, aún no ha conseguido dar el salto al mainstream absoluto que muchos pronosticaron. Quizás sea esta una ventaja para Pergolizzi, que se siente muy cómoda creando temas altamente personales y revienta aforos para nada menores, pero que no necesitan ningún tipo de fuego de artificio extramusical.
‘Goodbye’, ‘Girls Go Wild’ o ‘Everybody’s Falling In Love’ son buenos ejemplos que se disfrutan en el Botánico de la fórmula LP, temas pop de esencia rockera con exigencia vocal máxima. Con unas cualidades tanto compositivas como de ejecución al alcance de muy poca gente. El show no estaría completo sin una banda con actitud rockera, donde destacamos a un batería gustosamente redoblón y a un guitarrista que parece que se ha escapado de algún vídeo de los 80. Personalidad ante todo.
Laura no deja de pedir palmas a su público, que canta todas las letras y coros de memoria. La impronta que deja en la gente va más allá de la música: es todo un símbolo LGTBQ, se considera una persona no binaria y muchas de sus letras tienen un claro enfoque pedagógico sobre la diversidad y las relaciones humanas. Una visión de los derechos humanos fundamentales actualmente confrontada con violencia desde multitud de estamentos.
Ritmos juguetones para toda la familia
Prosiguen los ritmos juguetones y bailables para toda la familia, ‘No Witness’ tiene cierto aroma country, ‘Strange’ es todo un himno “We are all strange, And It ain’t never never ever gonna change”, ‘How Long Can You Go’ obtiene en el recinto la intimidad que merece y, cuando una canción lo requiere, se añade armónica o silbidos con vibrato aviar.
Es de notar la capacidad de la norteamericana para generar ganchos sonoros en cada puente, en cada estribillo. Plantea melodías adictivas con una facilidad pasmosa. No sabemos cuándo saldrá la próxima película de James Bond, pero como aficionados a la saga creemos que la nueva Bond debería tener una banda sonora con temas como ‘The One That You Love’. Sensual, rotunda, misteriosa… una canción perfecta.
Sobre el escenario hay una mesa donde se van acumulando los regalos (dibujos, peluches, cartas…) que los fans más entregados hacen a la artista. Se acerca el tramo final del concierto y quedan tantos presentes por recoger que el asistente de escenario tiene más trabajo por la logística que esto le acarrea que por las incidencias habituales de una actuación musical.
Lost on you: la canción
Durante 2023 ha editado un par de sencillos, y tanto ‘One Like You’ como ‘Golden’ sonaron. La primera tiene el glamour y la eficacia de Pat Benatar o Stevie Nicks, mientras en la segunda nos acordamos de Mika, un artista con el que LP tiene ciertas similitudes pero que no ha conseguido asentarse profesionalmente.
Quedaban los bises, y con ellos ‘Lost On You’. LA canción. Un tema que ya ha trascendido a la propia LP y forma parte de los clásicos de este siglo, muy aplaudido en el Botánico. Una composición redonda que se estudia en las clases de escritura y una interpretación en la que Pergolizzi y su público se funden hasta, esperemos, el año que viene.
