El guitarrista Marcelo Calabria, hijo del batería original de Barón Rojo, Hermes Calabria, ha decidido dejar Los Barones, el grupo en el que su padre, junto a Sherpa, reivindican por su lado el legado de Barón Rojo, banda a la que ambos pertenecieron en los años ochenta.
Esta decisión llega después de toda la refriega política en torno a la figura de Sherpa. Muy criticado por la plataforma Rock contra el fascismo y apoyado públicamente por el líder de V0X, Santiago Abascal, el músico de setenta años lleva unos días en el centro de todas las miradas.
Tanto es así, que Obús ha decidido no tocar con Los Barones el próximo 30 de octubre en La Riviera madrileña, para no participar de un «mitin político», según sus propias palabras.
Comunicado completo de Marcelo Calabria, ya exguitarrista de Los Barones, explicando su salida por todo esto de Sherpa:
«Ante esta situación generada estos días a raíz del concierto que Los Barones y Obús iban a celebrar en Madrid, y visto en lo que se ha convertido todo esto, lo mejor para mí en este momento es dar un paso al lado. Y así, ejercer mi derecho a no ir a una guerra inútil, que solo genera odio, insultos y enfrentamientos estériles. Es por esto que he decidido abandonar Los Barones.
Cuando acepté participar en este proyecto, lo hice porque es mi trabajo, porque lo necesitaba y porque piensa que una banda de música no hace daño a nadie. Nunca imaginé que el hecho de realizar un concierto de rock, independientemente de las opiniones o declaraciones de uno de los artistas, podría convertirse en algo así.
Lo cierto es que entre unos y otros han conseguido convertir esto en un circo. Y, lamentablemente, ha dejado de ser un concierto para convertirse en un acto político. Y yo no me dedico a la política, yo me dedico a la música.
Nuestra clase política, por desgracia, ha convertido la política en un cajón lleno de mierda y si quieres participar, mancha. Algunos han elegido su bando para ir al frente a luchar. Yo prefiero ser un daño colateral (fui objetor de conciencia).
Creo firmemente en la libertad de expresión, en los derechos humanos y la democracia. Al igual que en su día defendí a César Strawberry, finalmente absuelto, defiendo ahora el derecho de Sherpa o de cualquiera a expresarse libremente.
A muchos les cuesta entender que ser un gilipollas, un bocazas o un tipo muy antipático no es ser un criminal. Si realmente alguien cree que Sherpa está cometiendo delito de odio, debería ir al juzgado y denunciarle. Y no andar haciendo campañas de señalamiento público, presionando violentamente o sacando de contexto información. Porque un tuit es, en esencia, pura descontextualización.
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Por supuesto, y tal y como expresamos en el comunicado de la banda en su día, no estoy de acuerdo ni participo de ninguna de las declaraciones de Sherpa. De hecho, casi todo lo que ha expresado en sus redes sociales en los últimos meses me parece un delirio y estoy radicalmente en contra.
Otra cosa importante que se debe saber es que Los Barones no es Sherpa solamente. Un grupo de música implica a muchos trabajadores que, desgraciadamente, se han visto afectados por todo este asunto. Personas que llevan casi dos años sin poder trabajar.
Tampoco pretendo ser escudero de nadie, que cada palo aguante su vela. Yo he decidido apartarme porque sé que esto solo genera más violencia, más odio, más enfrentamientos y más sufrimiento en general. No hay nada positivo en todo esto, nada.
Yo, para mal y para bien, hace mucho tiempo que decidí dedicarme a tocar la guitarra, y no ha librar cruzadas o liderar ejércitos. Así que eso es lo que voy a seguir haciendo, tocando la guitarra, componiendo canciones e intentando cambiar el mundo, pero en voz baja, despacio, con tranquilidad, con música».