Avishai Cohen Iroko + Louis Cole (2023) Noches del Botánico

Crónicas

Avishai Cohen Iroko y Louis Cole en el Botánico: ‘The new weird, la mística y el baile’

Se acerca una nueva pandemia, grandes músicos de jazz insultantemente jóvenes aparecen por cada rincón del planeta refrescando estructuras y, de paso, al público. Artistas como DOMi and JD Beck, MonoNeon o Spilly Cave forman parte de lo que Pitchfork ha denominado acertadamente New Weird Virtuosity. Dentro de esta categoría de inclasificables se encuentra Louis Cole, primera banda en actuar esta noche en los jardines del botánico de la complutense.

Indefinible desde el primer segundo, su presentación es una voz en off en modo épico que torna a circense. Como Orson Welles con Manowar: “Ladies and gentlemen, prepare yourself for the great Louis Cole”. Y creo que nadie vino suficientemente preparado para la tormenta sónica que se avecinaba.

Todos los instrumentos posibles

‍Louis alterna todos los instrumentos posibles, mientras se mantienen un bajista, un teclista y, ejem, la muerte con la guadaña y un móvil que registra por las pantallas todo lo que acontece sobre el escenario. Una grabación realizada de una forma claramente amateur y despreocupada. ¿Un minuto de primer plano de hombro? nos vale. Tal y como esperábamos, tras el disfraz estaba su colaboradora habitual, su partner in crime y segunda mitad del dúo Knower: Genevieve Artadi.

Describir un concierto de Louis Cole se podría hacer solicitando a chatGPT 20 adjetivos y denominaciones aleatorias. También parece que es un sujétame el cubata constante: Su música tiene la capacidad de hacerte bailar del funk, es descriptiva como la banda sonora de un videojuego de persecuciones, es jazz en su libertad rítmica y expresiva, también es dadaísta en su concepción gamberra y en su absurdo lírico millenial. IA ayúdame.

TODAS LAS FOTOS SON DE VÍCTOR MORENO
Indomable angelino

Se suceden los temas y cada uno es una nueva sorpresa sonora. Cole emplea el falsete siempre que puede hasta sonar paródico. ¿Se puede ser irónico o incluso sarcástico sólo con música instrumental? Frank Zappa ya nos enseñó que sí, más de medio siglo después del Hot Rats. El indomable angelino también tiene predilección por la intensidad de la electrónica de un Skrillex o la sección rítmica del padrino James Brown, en ocasiones también suenan a unos Boards of Canada en velocidad x2. También hay momentos spoken word con arreglos orquestales y la muerte grabando de rodillas, pequeñas píldoras pop soul, un coreografiado baile robótico de 15 segundos y hasta funk fuzzificado con actitud de cuernos al viento. ¿Por qué no?.

Este enfant terrible lleva una carrera tan meteórica como la urgencia de su show. Ha publicado 6 álbumes en solitario y otros cuatro con el proyecto jazz-funk Knower, que comparte con Genevieve Artadi (hoy al mando de la cámara, la guadaña y algunos coros) y con el que telonearon a RHCP en un gira, en un episodio más de “bandas teloneras que se comen a los cabezas sin despeinarse”. El título de su última entrega nos facilita enormemente el trabajo: ‘Quality Over Opinion’ (2022) define perfectamente a Louis Cole, habrá opiniones diversas sobre su trabajo, pero es indudable la gran calidad de su propuesta.

Avishai Cohen: banda Iroko

Tras media hora de descanso para despejar la mente comenzó la actuación de la banda Iroko. Para este nuevo proyecto el contrabajista israelí Avishai Cohen se ha asociado con el cantante y percusionista Abraham Rodríguez Jr y han editado un disco donde se sumerge en la música afrocaribeña. La súper banda plantea la primera parte del recital con los temas más espirituales e hipnóticos, canciones donde están presentes la santería y el esoterismo de los orishas yoruba, para luego derivar en una segunda sección más festiva y bailable donde invitaron al público a abandonar la butaca y dejarse llevar.

En la grabación tienen otros títulos, pero la conexión al escucharlas es inmediata al identificar frases clásicas del cancionero caribeño: “como mi ritmo no hay dos”, “tonta, todo en la vida se paga” o “avísale a mi contrario que aquí estoy yo”. Entre los desarrollos pausados de ‘Tintorera’ o un ‘It’s a Man’s World’ a la manera nuyorriqueña, “sin la niña sin señora”, saboreamos la variedad percusiva con sonajero cubano, congas, claves o güiro.

Músicos virtuosos

Tras la banda Iroko se encuentran varios de los mejores músicos del jazz latino. Diego Urcola y Yosvany Terry (¡profesor en Harvard!) dejaron solos de fiscorno y saxo tan virtuosos como bailables, con Abraham y la cantante Virginia Alves animándose a la danza. Virginia fue muy alabada por Cohen y celebrada por la grada, con su tremenda cresta y su aún más impresionante voz. Mostró su sensual timbre y la capacidad para integrarse magistralmente en una banda que hace gala de una absoluta equidad y armonía. La formación se completa con Jose Alves con las claves o raspando el güiro y Horacio ‘El Negro’ Hernandez a la batería.

Varios temas y un par de solos de Avishai (añadiendo arco o golpeando la caja de manera percusiva) más tarde llegó el momento: «Los que os habéis levantado os quedáis de pie y a bailar y a guarachar todo el mundo”.  “Esto es una sesión de rumba, no sé lo que puede pasar” comenta divertido el israelí. La parte bailonga había llegado con temas como ‘Fahina’ o, continuando con el sabor caribeño, la versión de ‘No Woman No Cry’ de Bob Marley.

Avishai parece divertirse y disfrutar como el que más, se ha zambullido en un estilo ajeno a su cultura, pero lo ha conseguido conducir con gran éxito y se le notó visiblemente emocionado, con cara de satisfacción, abrazando a sus compañeros y ejecutando tímidos bailes. Dentro de su inmenso legado discográfico ya está para siempre Iroko, un viaje de la mística a la fiesta, una dualidad prototípica del caribe y que, como se demostró en las noches del botánico, también está en su música.

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