Lugar: La Sala Live! Madrid
Fecha: 29 enero 2010
Asistencia: 400 personas
Artistas Invitados: Ángeles
Precio: 10 euros
Músicos: Pablo Monteagudo (voz y guitarra acústica), Álex (guitarras), José (baterista), Álvaro Monteagudo (bajista), Israel (guitarras)
Bis: No Quiero Verte Morir, Destino Perdición, Nuestra Revolución
Los Uzzhuaia son valencianos y tipos listos a la par. Es por ello que aunque La Sala Live! es un lugar de mierda absoluta en su versión pub-discotequera, se plantan allí sabedores de que un barrio roquero como sin duda Carabanchel es siempre va a postrarse ante ellos. Incluso mi novia, que es una santa, puede que lo hiciera. Es más, lo hizo, la creo, pues bailar bailaba, los cuernos mostraba y corear coreaba las tónadas que con tan poca delicadeza en casa suenan a toda pastilla día sí y día también por obra y gracia de ese cable que el portátil al equipo de música conecta.
Una pequeña obra de ingeniería doméstica que provoca no pocas alegrías a unos pocos (tal vez exclusivamente a uno) y seguramente demasiados quebraderos de cabeza a los seres humanos a los otros lados de los tabiques. Pena no me dan, también os lo digo. Hay ocasiones en las que se libran auténticas batallas, sin escudos ni chalecos antibalas, entre putos bachateros y artillería rockera de alto voltaje. Si no gana el rocanrol es porque mi conciencia de melena rubia y lacia me para los pies antes de que la guardia civil me pida los papeles. Lo que os digo, una santa.
Pero lo que os comentaba, La Sala, sí, ese lugar. Para conciertos no está mal, aunque tiene unas cuantas columnas que sería conveniente derruir o, por lo menos, cambiar de ubicación. Cerveza a cuatro pavos en mano, nos colocamos en las primeras filas y mi primera advertencia queda para la posteridad: ten cuidado no te asustes y te hagas caquita. Recibo una gran sonrisa como respuesta a esta gran chorrada, pero ay tu, es que son ya unos cuantos años de convivencia y, aparte, la reputación de Uzzhuaia está ahí. No espero menos que tempestades y huracanes. Encima suena el Rain de los Cult como preludio (ya está todo dicho, quien tenga que comprender comprenderá).
Y no me equivoco, gracias al cielo, aunque como no puede ser de otro modo, y a pesar del esmero del pipa, aquello comienza como un sin dios. Tampoco me equivocaba, constanto, cuando a la cuarta canción me comentan al oído: «tú quédate aquí que yo casi que voy a ponerme un poco más atrás, en la barra». Por lo menos ha podido sentir la furia de temazos como Baja California y No Somos Perfectos. Por lo menos me esperan en la barra. Pitan los oídos. Yo, aunque abandonado, soy feliz.
Dediquemos unas líneas a hablar de la gente que alza sus cervezas en los conciertos. ¿Héroes o villanos? Yo no tengo dudas, son pequeños dioses que ofrecen al resto su bien más preciado. Vale, yo lo hago siempre, lo reconozco. Por eso y por una egomanía dislocada tenía que decirlo. Es un gesto adorable que anoche se repitió varias veces, que no sólo yo hice, y que, efectivamente, contribuye de manera definitiva a esa mencionada confianza mutua. Con la complicidad del rock se vive mejor, chicos.
La banda bromea hablando de acometer una versión de Napalm Death pero resulta que se trata de temas nuevos en los que están trabajando. Es obvio que quieren probarlos en vivo para comprobar qué pasa. Pues bien, división de opiniones. En alguno la gente acude demasiado en masa a las barras para encontrar un motivo. En otros la cosa funciona mejor gracias a guitarras que no son primas hermanas sino hijas legítimas y reconocidas de Malcolm y Angus Young. Vale, por mi, podeis seguir por ahí.
Me jode más otro comentario en mi oído: «con melena siempre queda mejor». Mis cabeceos, contoneos y guitarreos son puestos en entredicho, creo que sin maldad, una vez más, por culpa de un melenas anexo que, cierto es, aglutina todos los clichés sobre sus hombros. Pero a mi No Intentes Volver Atrás me pone más que a él, ¿vale? Además, mi sempiterna cazadora de cuero me da el poder que al Superhéroe Americano le daba su triste traje rojo (¡lo emiten en Esmadrid, el canal ese de la tdt, dios mío, y sigue aterrizando fatal, grandes recuerdos!).
No sé si ha quedado claro, pero el asunto ya funciona a las mil maravillas, a pesar de que la banda no está rodada al no encontrarse de gira verdadera y ser este concierto poco más que un divertimento. Su Blanco y Negro (no el de Barricada) pone un punto y seguido guay a setenta minutos a una clase magistral que fue de menos a más. Los aplausos del respetable así lo confirman. Incluso esa pobre chica que está acompañando a su novio y que no ha parado de mirar el móvil aplaude (no es mi santa, eh, es otra, pues la mía se entrega sabedora de que no tiene otra opción).
Por un instante me pregunto si aplaude pensando que el fin ha llegado, pero no hay tiempo para ser generoso con los demás, pues llegan unos bises incontestables gracias a las enormes Destino Perdición y Nuestra Revolución. Me voy a poner trascendente y excesivo, ya lo adelanto, pero es que dudo que en España alguien haga mejor hard rock que estos tipos. Los Cult del Turia, lo diré una y mil veces. Joder, acabo de imaginar según escribo un concierto con los de Ian Astbury y éstos de teloneros y me he quedado empanado mirando por la ventana. ¡Lo juro, no miento! ¡Buf! Eso sí, me molesta que no toquen su versión de La Chispa Adecuada de los Héroes del Silencio, aunque fuera previsible.
Para terminar de rizar el rizo y de nochificar la noche, con nuestras mejores sonrisas nos vamos a tomar un ron cola al Heaven and Hell, un garito de esos de barrio en los que el rock es la norma. Agarro un ejemplar de la revista Los + Mejores y me alegra comprobar que mi nombre sigue apareciendo entre la redacción, aunque cada vez me lo curro menos (Jon, te debo muchas, tío). Me crezco y le pido al camarero, temeroso, una de Bon Jovi, sí, de nuevo. El tipo, lejos de rechazarme, me da a elegir entre varias, todas ellas del New Jersey, eso sí. Suena Blood on Blood, nos besamos, brindamos, bebemos. Somos felices. ¡Gracias siempre!
Pues si, llevaba varios días escuchando en casa a este grupo sin parar. Es el entrenamiento previo de todos los conciertos a los que acude el gran Galko. No iba al concierto con grandes expectativas, pero no pare de bailar, la mayor parte del tiempo sola porque el colega estaba delante en la zona en la que los oidos estallan, al menos los mios. En resumen el concierto me gusto mucho y si puedo los volvere a ver.
Gracias por la cronika un grupazo en ascenso me conformare esperar hasta el viña y el leyendas jeje
Sabrosa crónica, llena de estimulantes detalles que transportan. No he conocido La Sala Live! en concierto, todo lo que sé de ella es que allí se grabó el Celebrity de Bunbury…
De las mejores crónicas que he leído en Mercadeo. Te transporta al concierto casi minuto a minuto dentro de la piel de Galko. Mola.
UNZA UNZA! Ese mismo día tocó Emir Kusturica en la Riviera, conciertazo omo siempre. El rock de Uzzuhaia no está mal, pero si hay que elegir entre un concierto de estos, y el siempre divertidísimo concierto de los balcánicos, con sus acordeones, trmpetas, saxos, tubas, guitarras que dan vueltas en la tripa del guitarrista (lo juro), y violines, sinceramente, que se muera el rock (con todos mis respetos). Quien haya oído Bubamara en directo, sabe de lo que estoy hablando…
Hacía tiempo que no disfrutaba en un concierto como disfruté en este.
Parece que fueras tu la estrella del concierto ya que hablas más de ti que de la banda…
unza unza comparar al tipo ese del que hablas con uzz es como comparar una jota y un blues…
puedes quedarte con todas las tubas y acordeones del mundo
hola se pide DNI para entar??
Hola buenas. La Sala es un garito que cierra a las seis de la mañana habitualmente y no permite la entrada a menores de 18 años… vamos, que te lo pueden pedir si dudan… como siempre pues…