Ticketmaster, demandada en California por supuestamente favorecer la reventa

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Es complicado encontrar una compañía con peor reputación que Ticketmaster, ¿no? Siempre en el ojo del huracán, siempre bajo sospecha por supuestas malas prácticas. Muchos usuarios, desde luego, lo tienen claro y no necesitan más pruebas. Mucho hemos hablado sobre esto por aquí. De los excesos en el precio de las entradas para grandes conciertos, la especulación en origen y la reventa en general. Pero es que resulta que las pruebas van supuestamente apareciendo y la cuestión llega a los tribunales.

La corte federal de California es ahora mismo el epicentro de esta cuestión, pues allí han recibido una demanda colectiva contra Ticketmaster -y por extensión su empresa matriz, Live Nation Entertainment- por supuestamente alentar la reventa.

Esta acusación se basa en las investigaciones de CBC News y Toronto Star, quienes llevan unas semanas publicando interesantes informaciones después de que periodistas de sus redacciones se infiltraran en una convención en Las Vegas haciéndose pasar por revendedores profesionales.

Según los periodistas, allí trabajadores de Ticketmaster les confirmaron que no solo no persiguen a los ‘bots‘ ni a los compradores con identidades falsas, sino que incluso la empresa ofrece a los revendedores facilidades para poner esas entradas compradas masivamente de manera fraudulenta a la venta de nuevo en el mercado secundario a precios más altos a través de un programa de software llamado TradeDesk.

«¿Alguna vez os habéis preguntado por qué Ticketmaster ha sido incapaz de desprenderse de los revendedores que compran cantidades masivas de entradas de su sitio web y las ponen a la venta minutos después?», se pregunta la demanda recogida por The Hollywood Reporter, que se responde a sí misma: «Ticketmaster no ha querido deshacerse de los revendedores porque resulta que han estado trabajando con ellos».

Este programa supuestamente ayudaría a los especuladores -a los que los periodistas se refieren como ‘brokers‘ a volver a poner a la venta esos tickets a mayor precio en el mercado secundario -donde Ticketmaster, empresa propiedad de Live Nation, ha operado en los últimos años con la web de reventa Seatwave, cuyo cierre anunció en agosto para crear en su lugar una plataforma de intercambio entre particulares-.

Por eso, el texto de la demanda colectiva, recogido por Europa Press, asegura que se refiere a «cualquier que haya comprado en el mercado secundario una entrada de Ticketmaster de un revendedor profesional participando en el programa de reventa de Ticketmaster, usando TradeDesk o algún sistema similar usado por los demandados, como EventInventory o eimarketplace».

Según la investigación de los medios canadienses, el Ticketmaster’s Professional Reseller Handbook incluye incluso un programa de recompensas para los revendedores profesionales asociados, que reciben más dinero si aumentan sus ventas.

La demanda afirma por todo ello que la empresa ha sido «pillada secretamente permitiendo, facilitando y activamente alentando la venta de tickets por especuladores en el mercado secundario usando la plataforma TradeDesk».

El demandante principal, Allen Lee, demanda a Ticketmaster y a su empresa matriz Live Nation Entertainment por «prácticas comerciales desleales y enriquecimiento injusto». El texto destaca también que estas prácticas están siendo seguidas por al menos dos senadores estadounidenses, Jerry Moran y Richard Blumenthal, quienes enviaron recientemente una carta a Live Nation pidiendo aclaraciones al respecto.

Ticketmaster por ahora no ha respondido a las peticiones de comentarios sobre esta demanda, según The Hollywood Reporter.

Y un último apunte para terminar. Yo que sigo este tipo de asuntos, estoy gratamente sorprendido por un detalle: En la puesta a la venta para los conciertos de Ed Sheeran y Metallica todo el que ha querido ha comprado su entrada. No están agotadas, es cierto, pero también es cierto que era la primera vez que se vendían grandes conciertos en España desde que Ticketmaster anunció el cierre de Seatwave. Y en estas dos ocasiones las entradas no se han evaporado ni se han agotado súbitamente. Resulta cuanto menos curioso.

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