Mad Cool Festival. Día Foo Fighters (2017) Madrid

Crónicas

Lugar: Mad Cool Festival Madrid
Fecha: 6 julio 2017
Asistencia: 45.000 personas
Artistas Invitados: Foo Fighters, Foals, Quique González, Neuman, The Lumineers, George Ezra…

La épica incontenible de Foo Fighters desata la tormenta perfecta

El cielo no es que amenazara, es que literalmente se había desplomado varias veces sobre Madrid en las horas previas al inicio de la segunda edición del Mad Cool Festival. Los chats creados para la ocasión se anegaban con mensajes de fundado temor ante la posibilidad de que una tormenta eléctrica nos fulminara a todos o, incluso peor, se terminara cancelando la jornada o, más peor aún, nos quedáramos sin Foo Fighters después de exactamente seis años sin pisar territorio patrio. Mas no. El rock venció con Dave Grohl en plan mitológico.

Porque el último concierto en Madrid (y España) de los de Dave Grohl fue un ya lejano 6 de julio de 2011 en un abarrotado Palacio de los Deportes de Madrid con 15.000 fieles. Ya entonces el comandante del grupo prometió que volverían rápido y, bueno, tenian previsto venir a Barcelona en noviembre de 2015 pero suspendieron a última hora por culpa de los atentados terroristas de París. Así las cosas, dejaron que el calendario hablara y cerraron el círculo con fechas bien redondas.

Y lo dicho, que tenía pinta de ahogamiento colectivo bajo el diluvio del fin de los días. De hecho, para cuando llegamos a La Caja Mágica a eso de las cinco de la tarde, estaba cayendo la mundial. No parecía que hubiera escapatoria posible. No se veía ni la noria, tapada por las nubes y el cielo gris oscuro casi negro. Pero a media tarde el sol se hizo hueco a codazos y los aullidos de la concurrencia comenzaron a sonar acompañados de dedos índices apuntando al cielo. En el último minuto, en la última oportunidad, nos salvábamos.

Eso sí, al principio, todos a cubierto en el Escenario Mondo Sonoro por si acaso con Nora Norman y Neuman, quienes sin duda se beneficiaron de las inclemencias para así ganar algo más de público. Desde el rincón que les dejaron demostraron tablas de sobra para presentarse ante más audiencia, pero en otros escenarios estaban George Ezra y The Lumineers. Estos últimos, por cierto, tocaron apenas 25 minutos porque salieron con media hora de retraso… se dice que porque no les molaba nada la pinta de la tormenta y la amenaza de rayos, aunque ese es solo un rumor que corrió entre la prensa y el gentío. Fuera como fuese, paso fugaz el suyo por el Escenario Principal y sensación de ¿ya?

Justo después, turno para Foals que, con un set de apenas una decena de canciones, ya ofrecieron más del doble que The Lumineers, convirtiéndose así en la primera gran bomba del día. Sonaron compactos y robustos como siempre, expansivos también con ‘Mountain at my gates’, ‘My number’, ‘Spanish Sahara’, ‘Inhaler’ y ‘What went down’, entre otras. Mucho público para verles en el segundo escenario mientras el primero se preparaba para el foo-vendaval que terminaría poniéndolo todo en su sitio tras la zozobra de las horas previas.

Pero antes, también, Quique González en otro escenario grabando un CD+DVD en directo ante una concurrencia aceptablemente numerosa que lo gozó con su clasicismo rockero. Repaso a su repertorio con ‘Sangre en el marcador’, ‘Kamikazes enamorados’, ‘Tenía que decírtelo’, ‘¿Dónde está el dinero’, la gran ‘Charo’, ‘Su día libre’, ‘En la ciudad del viento’, ‘Salitre’, ‘De haberlo sabido’, ‘Avería y redención’, ‘La casa de mis padres’… un sonido notable aunque con algunos problemas de cortes fugaces por culpa de cables mojados para una actuación que lució como de costumbre con el oficio y el buen hacer de Quique y su banda Los Detectives.

Inevitable, en cualquier caso, que antes de que acabaran, la marabunta fuera ya en masa hacia el escenario principal para tomar posiciones para el concierto principal. Porque como alguna mente preclara comentó a media tarde, la sensación del día es como de un concierto de Foo Fighters con muchos y diferentes teloneros. Puede parecer excesivo decir algo así, pero a la hora señalada costaba acercarse no ya a las primeras filas, sino pasar de la mitad de la gigantesca explanada central del Mad Cool Festival.

Pero nosotros tenemos nuestros trucos y, en rigurosa fila india como los niños canijos cuando salen de excursión, por las barras de la izquieda nos plantamos debajo de nuestra palmera, donde algunos se quedaron mientras otros entramos en la zona vallada delantera del escenario sencillamente porque se abrió la veda. Y se apagan las luces, aparecen los tipos y aquello se parte en dos con ‘Everlong’, ‘Monkey Wrench’, ‘Learn to fly’, ‘Something for nothing’ y ‘The pretender’. Con semejante quinteto avasallador se plantan Foo Fighters sobre escenario con un sonido limpio, nítido y corpulento.

Así es como se escuchó y se sintió delante de la mesa central de sonido, si bien parece ser que más atrás el sonido no tuvo semejante potencia. Otra putada fue que las enormes pantallas a ambos lados del escenario no funcionaran ni pudieran emitir ni una sola imagen agigantada de los músicos, algo seguramente de lo que culpar a los chaparrones de las horas previas. De manera que, como siempre sucede cuando hablamos de multitudes, hay tantas opiniones como personas y como ubicaciones durante el concierto. Desde luego, en la parte delantera la cosa fue victoria total y sin concesiones.

La banda va sobrada a estas alturas con unos músicos siempre en su lugar y siempre sonrientes. Seguros de sí mismos por repertorio y porque delante tienen al colega Dave Grohl, que no para de arengar, de chillar y de transmitir buen rollo, por ejemplo amenazando con tocar mil horas porque tienen un montón de canciones y de discos. «¿Queréis gritar? ¡Yo quiero gritar!» Y claro, se pone a gritar. Y el público se pone a gritar. Y allí la consigna es hijo de puta el que no grite. Así que todos gritamos en un ambiente de camaradería rock que, por mi parte, me da muchas respuestas vitales. Consigue que recuerde una vez más el motivo de todo. De un día para otro se me puede olvidar, soy así de humano. Y cuando te lo recuerdan a saco, mola que te cagas.

FOTOS DE JESÚS JIMÉNEZ

Canta todo el gentío ‘Big me’, luego ‘Congregation’, luego la épica se desparrama con ‘Walk’ antes de ‘Cold day in the sun’ (cantada por Taylor Hawkins). Y el frenesí de ‘All my life’ es de locos, antes de la grandilocuencia de ‘Times like these y ‘These days’. Acto seguido atrona ‘My hero’ con unas guitarras rocosas y una base rítmica que no es que marque el ritmo, es que cava zanjas desde Orcasitas hasta Pinto, con el baterista Taylor Hawkins convertido en mi cabeza en Animal el de Sesame Street. Un aporreador demente que no para un instante y que incluso puede que se pase de preciosista en sus redobles, fíjate, pero son florituras que vienen bien a la causa.

Dave Grohl no para de menear la melena, de corretear de un lado al otro, de alzar el brazo, de berrear como un maldito poseso. Relata en un momento dado cómo estaban en el hotel mientras el cielo hacía todo tipo de ruidos tormentosos (que por supuesto reproduce con onomatopeyas) y no sabían muy bien qué iba a pasar con el show de la noche. «Está bien, vayamos al show, veamos qué pasa», sigue narrando. «Y al final mirad, ¡hace una noche preciosa!», remacha convertido en Zeus, dios griego del cielo y el trueno. O en Jupiter, dios romano del cielo. O en Seth, dios egipcio de las tormentas de arena. Podemos seguir, cada cual que escoja su deidad. Dejémoslo en mitológico.

Queda, queda tiempo todavía «motherfuckers» (palabra repetida desde el escenario en incontables ocasiones) para ‘Skin and bones’, la tremebunda ‘White limo’, la ampulosa ‘Arlandria’, la furiosa ‘Rope’ y la épica clásica de ‘Wheels’ con Dave Grohl cantando en solitario con su guitarra. Y entonces llega el turno de ‘Run’, la única canción nueva del próximo disco del grupo, que llegará en septiembre, y que con su riff eminentemente metalero provoca la enésima algarabía y ooootro ‘headbanging’ más.

Lo mejor es que nos acercamos a las dos horas y media y todavía hay más. «¿Una más? ¿Dos más?» Vuelve a preguntar socarrón Grohl, quien también quiere saber si la peña está cansada o quiere irse a casa. Habrá quien prefiera esta segunda opción, pero a ver quien es el guapo que se atreve a llevar la contraria a Foo Fighters a estas alturas de la película, sobre todo cuando lo que queda es ‘This is a call’ y el estallido final con ‘The best of you’ y la luna vigilando desde las alturas en plan ‘por esta vez os habéis librado pero solo porque han venido estos’.

Rock y solo rock durante dos horas y media, sin artificios, sin poses, sin gilipolleces. Una canción detrás de otra, buen rollo, volumen al once y Dave Grohl convertido, como suele, en ese colega que todos queremos tener y que se ha convertido en estrella del rock porque no podía ser otra cosa (bueno, también pudo ser batería de Nirvana pero esa es literalmente otra historia). Así que en lo tocante a Foo Fighters, otro recital expansivo para el recuerdo, con Grohl asegurando que cinco años (seis en realidad) son demasiados y que prometen tardar menos la próxima vez. Decir esto es recurrente en realidad, así que solo queda cruzar los dedos. Eso y tratar de aferrar en la memoria tantos recuerdos como sea posible de la noche de ayer que, por supuesto, aún suena en nuestras cabezas. Foo!

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