Lugar: Plaza de la Luna. Madrid
Fecha: 21 junio 2015
Asistencia: 3.000 personas
Artistas Invitados: M Clan, Burning, Sidecars
La música conquista las calles
La música salva vidas. Cada día. La mía. Así que abran las ventanas, descorran las cortinas y dejen que las canciones fluyan por las calles de unas ciudades en las que ya está bien de prohibir, de coartar. Que suenen y, ya saben, desconfíen de todos aquellos que nunca han sentido el poder vigorizante de un temón a traición o que nunca han roto a llorar súbitamente sin motivo aparente al verse sorprendidos por la melodía quirúrgicamente precisa.
La revolución puede que ya no tenga que ser televisada, pero las canciones deben asaltar cada pequeño y oscuro rincón para dotarle de brillo y luminosidad. Y si se trata festejar el Día de la Música, sea esa una excusa tan perfecta como otra cualquiera para montar un concierto en plena calle (gracias a la Fnac en este caso) y darle un sentido nuevo al concepto domingo-por-la-tarde-me-quiero-morir-que-veo-el-lunes-a-lo-lejos.
De manera que así se congregan un par de miles de personas en la céntrica Plaza de la Luna, otrora símbolo de decadencia politoxicómana, en esta ocasión epicentro de una ciudad disfrutona que nunca se cansa de cantar y bailar.
Y con estas arranca la tarde con Sidecars desafiando los límites del volumen razonable ante un público ciertamente ardoroso y deseoso, que recibe con alegría y alboroto los guitarrazos del cuarteto comandado por Juancho, que pone firme al personal con canciones como »Anfetamina’ o ‘Fuego cruzado’.
Con el gentío acercándose cada vez más al punto de cocción (literal, pues el calor es considerable y empieza por los pies), Sidecars entonan ‘Fan de tí’, su tema de más éxito hasta la fecha, antes de juguetear con una revisión rockera del ‘Rehab’ de Amy Winehouse y finiquitar sus 45 minutos con la fiereza de ‘Cremalleras’.
El público está por la labor de gozarlo todo como si no fuera domingo y el lunes acechara cada vez más cerca, de manera que ni un alfiler se mueve durante el breve cambio de instrumentos, tras el cual aparecen en escena unos Burning que, tras haber editado el disco ‘Purasangre’ y haber celebrado su 40 aniversario en un gran concierto en el BarclayCard Center del pasado 9 de mayo, parecen en estado de gracia y viviendo una especie de postrera juventud después de años de travesía del desierto.
Y lo cierto es que, liderados por el carisma descaradamente chulesco a la par que adorable de Johnny Cifuentes, el grupo está efectivamente en buena forma y defiende con desparpajo sus temas más recientes como ‘Bestia azul’, ‘Willie dixon’ o ‘Corre conmigo’, que no desentonan frente a los himnos de los años de leyenda, tales como ‘Esto es un atraco’, ‘Qué hace una chica como tú en un sitio como este’, ‘No es extraño’, ‘ Mueve tus caderas’ y ‘Una noche sin tí’. Canciones necesarias en la historia de este nuestro país.
Burning han, efectivamente, quemado las calles mientras el sol se esconde para dejar paso a la luna, que es la que ilumina la atestada plaza cuando M Clan se hacen con los mandos para demostrar por enésima vez que tienen uno de los mejores directos al sur de los Pirineos. No importa que su repertorio lleve ya unos cuantos años siendo prácticamente el mismo. Les funciona.
Y buena parte de la culpa de que el inmovilismo les funcione la tiene Carlos Tarque, conjunción de voz abusona y magnetismo escénico que, con su desvergonzado desparpajo se lo lleva de calle con solo chasquear los dedos un par de veces. Por supuesto, comandado por una banda que a estas alturas ya se sabe la lección y que disfruta cada noche sin disimulo.
La maquinaria arranca y se suceden ‘Calle sin luz’, ‘Para no ver el final’, ‘Basta de blues’, ‘Llamando a la Tierra’, ‘Roto por dentro’, ‘Perdido en la ciudad’, ‘Las calles están ardiendo’ (temón)… hasta que llega el momento de la tradicional incursión de Carlos Tarque entre el público, que le abre camino hasta encontrarse de frente con los icónicos heavies de la Gran Vía, protagonistas involuntarios del momento gracias a las alabanzas del vocalista.
«Siempre quise hacerme una foto con los heavies de la Gran Vía», dice de vuelta al escenario entre el jolgorio del gentío, al que siempre le encanta ver a los músicos sudando a su lado. La fiesta está desatada cuando suena ‘Carolina’, que funciona especialmente bien en este tipo de recitales gratuitos en los que buena parte del público es relativamente más casual.
En el tramo final, M Clan exhiben músculo en ‘Pasos de equilibrista’, fusionándola con el ‘Baba O’Riley’ de The Who y finiquitándola con unos versos de ‘Pongamos que hablo de Madrid’ de Joaquín Sabina. Queda tiempo aún para ese baladón que es ‘Miedo’, preludio del trote final con ‘Quédate a dormir’, con la música definitivamente conquistando las calles de Madrid por justicia, por derecho y porque es de ley. Porque sin música no podríamos vivir en estas calles que a todos nos pertenecen.