M-Clan (2010) Joy Eslava. Madrid

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Lugar: Joy Eslava. Madrid
Fecha: 22 diciembre 2010
Asistencia: 1.000 personas
Artistas Invitados:
Precio: 25,50 euros
Músicos: Carlos Tarque (voz y pandereta), Ricardo Ruipérez (guitarras y coros), Coki Giménez (baterista), Iván González (bajo), Prisco (guitarras), No Reply (tres bailones en la sección de vientos, oh)

Setlist: Calle sin Luz, Para no ver el Final, Basta de Blues, Llamando a la tierra, Perdido en la ciudad, Maggie despierta, Me voy a dejar llevar, Inmigrante, Las Calles estan Ardiendo, El viaje, Se hizo de noche cuando te conocí, Ahora!, Hasta que se acostumbre a la oscuridad, Roto por dentro, Hasta la vista R´n R, Miedo, Pasos de Equilibrista, Carrusel, Gracias por los días que vendrán, Quedate a Dormir

No es ya que Carlos Tarque sea el mejor cantante de este país, es que me pone. A ellas les pone, a ellos les pone. Por eso todos aplaudimos y alzamos los cuernos. Cada vez que fuerza la garganta nos tiemblan las rodillas. De siempre. Pero es que incluso gana con la edad y, ahora, recién entrado en la cuarentena, su garganta y las palmas del público se entienden tan de puta madre que incluso el colega podría salir al escenario él solo y ofrecer conciertos de dos horas que atesorarían más talento que todo lo que en un día publica cualquier web blog ultra indie. Sí, hablamos de Jenesaispop, por qué no, y otros cienes. Pocos en la Joy conocían de su existencia ni falta que les hace.

Pero aunque hipotéticamente no lo haría falta una banda para petarlo, por suerte para todos sí que la hay. No los M-Clan originales, pues de lo que era el clan de los murciélagos a principios de los noventa ya sólo quedan dos miembros fundadores -él mismo y el guitarrista Ricardo Ruipérez-, pero sí un grupo de músicos que defiende su sólido repertorio con una solvencia incontestable, y que este miércoles se presentó en la Joy Eslava en la primera de sus dos noches con entradas agotadas.

Estos dos conciertos madrileños forman parte de la exitosa gira de presentación de su sobresaliente último álbum, ‘Para No Ver el Final’, muy bien acogido por sus seguidores, incluso por aquellos que les perdieron la pista tras acercarse peligrosamente al pop radioformulable con el cambio de siglo. El reencuetro con la facción más tali-rockera comenzó a fraguarse en 2008 con la publicación del no menos notable ‘Memorias de un Espantapájaros’, donde quedaba claro que la cabra tira al monte después del todo. Vamos, que donde hay guitarras hay sangre, lágrimas y esputos.

Y es que tras casi dos décadas de trayectoria lo que hoy por hoy ofrece M-Clan es un espectáculo de alto voltaje basado en el carisma y el talento de un vocalista arenoso, rasgado y descarado como nadie, que se apoya en un buen puñado de estribillos corales absolutamente disfrutables (si te quedas en lo de las versiones, tu te lo pierdes). Todo ello presentado como un regalo deliberadamente clásico en el que cabe lo mejor de la tradición del rock, el blues y el soul de los setenta. Ojo, que parece sencillo, pero ni de coña.

Empezamos con ‘Calle Sin Luz’, ‘Para No Ver El Final’ (te recordaré en noches como esta y me sentiré tan solo) y ‘Basta de Blues’, tres trallazos que ni Mark Lenders sabría de donde le han salido. Buena suerte es que nos quitamos de un plumazo dos versiones, la siempre anodina ‘Llamando a la Tierra’ y la algo más acertada, quizás por menos trillada, ‘Maggie May’. Buena suerte también es el recuerdo a ese viejo rock sureño que nadie jamás ha hecho así en este país: ‘Perdido en la Ciudad’ suena a gloria para los urbanitas de chupa de cuero y botas de punta. Oh.

‘Las Calles están Ardiendo’ sigue sonando tan absolutamente brutal como en la anterior gira, tal vez incluso mejorada con unos amagos de bajo que recuerdan al ‘Highway Star’ de Deep Purple. Por si eso fuera poco, entre medias de ‘Pasos de Equilibrista’ nos arrojamos al Baba O’Riley de los Who para delirio de un personal que ya no sabe ni por donde le vienen los sopapos. Entre tanto, recuerdos constantes, algunos de palabras otros gestuales, para el recientemente fallecido Pascual Saura, quien por siempre será el sempiterno bajista barbacas de los Clan. Imperturbable y eficaz siempre, que es mucho.


Se demuestra en vivo que coplas tan enormes como ‘Se hizo de noche cuando te conocí’ o ‘Hasta que se acostumbre a la oscuridad’ nacieron de por sí para ser tocadas en vivo, máxime en estos tiempos en los que registrar la música en soporte alguno es absurdo. ‘Ahora’ suena brutal y descubrimos a un Tarque que lleva toda la jodida noche enfadado con su pinganillo pues no hay manera de que el colega se escuche decentemente. Se lo quita, se lo pone, se lo quita, se lo pone. Por supuesto, no faltan las bromas: «un saludo a los de arriba… pero ahí dan garrafón, no vuelvo a beber en la Joy!», grita, para acto seguido apretarse un algo de un vaso de tubo con color de brugal con cola light.

Hay que perdonárselo porque ya se sabe que las gargantas privilegiadas rascan mejor, mamá, cuanto más humo y más alcohol atesoran. ‘Roto por Dentro’ suena como esa copia previa a ‘Me Voy a Dejar Llevar’, pero no se lo digais a nadie, que se chivan. Llegan luego los bises y sale el tipo que mejor vive en el rock de este país. «Menuda guitarra tiene el hijoputa», grita aquel para saludar al ubicuo Carlos Raya, que se pone las botas con Fito y todavía tiene tiempo de divertirse con los murcianos. Juntos tocan la canción que no puedo ni comentar ni nombrar ni nada, mierdo a encontrarte de repente, miedo a que me tengas miedo. No eh, tu no, nunca.

Enfilamos ya todos de la mano como buenos hijos del metal la recta final de un concierto que, no me lo puedo creer, tiene posibilidades de acabar sin Carolina. Eso sí serían pelotas, claro que sí, ya lo voy gritando, aunque no confío en mis posibilidades. Suena ‘Quédate a Dormir’, que es la canción que allá en hace diez años una noche en La Riviera me dejó impactado y me hizo ir a la mañana siguiente al Madrid Rock de Gran Vía a comprarme el ‘Usar y Tirar’. Cruzo los dedos y casi suplico que se enciendan las luces. He visto tantas veces a M-Clan que me siento con derecho a exigir que hagan justo esto: olvidarse de Carolina y ofrecer, a cambio, el mejor repertorio rock que hoy por hoy nadie puede poner sobre la mesa entre los Pirineos y Algeciras. Las luces se encienden, saco siete euros y me pido un ron cola que me sabe a gloria, cabrones. Dios os bendiga.

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4 thoughts on “M-Clan (2010) Joy Eslava. Madrid

  1. Carlos Tarque es muy alto y es dios!! Que bien sonó todo, qué voz, ACTITUD!!!

    Desde donde estábamos se veía de lujo, me vine tan arriba que no quería dormir nunca más!!

    Ah! que bien escribes

  2. ¿No hay Carolina? ¿En serio? Ya casi ni me acuerdo de cuando los vi, pero encontrármelos en el camino de nuevo sin esa ¿canción? sería legen… wait for it… dary!!

  3. Lo del pinganillo es un clásico de Tarque, no entiendo cómo el técnico no sabe todavía, pues lo sabemos todos, que el tipo lo quiere MÁS ALTO. Al 11, vamos.

    Lo de Carolina fue una agradable sorpresa, pero es pronto para echar las campanas al vuelo: sí apareció en los primeros conciertos de la gira, y apuesto mis empastes (no son de oro, lo siento) a que estará de vuelta para los conciertos gratuitos del verano próximo.

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