Los Madison (2012) Teatros del Canal. Madrid

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El talento no se compra, la elegancia no se finge

Lugar: Teatros del Canal. Madrid
Fecha: 13 noviembre 2012
Asistencia: 800 personas
Artistas Invitados: Miguel Ríos, M-Clan, Álvaro Urquijo, Mikel Erentxun
Precio:
Músicos: Txetxu Altube (voz y guitarras), Carlos Altube (bajista), Alfonso Adánez (baterista), José Luis Martín (guitarrista), César Pop (piano y teclados), Toni Brunet (guitarras), Edu Ortega (violín) y Rolfi Calahorrano (saxo)

Los Madison. Los Madison. Los Madison. No los putos puentes de Madison, no. Los Madison, así, sin más. La banda más respetada por la propia profesión, con un plantel de músicos que probablemente no fallaran una maldita nota durante las dos horas de actuación el miércoles por la noche en la abarrotada Sala Roja de los Teatros del Canal. A su llamada madrileña acudideron, cual símbolo de Batman en el cielo de Gotham City, Miguel Ríos, Carlos Tarque y Ricardo Ruipérez de M-Clan, Álvaro Urquijo de Los Secretos y Mikel Erentxun. La banda más infravalorada por el público español, despistado como de costumbre, eso es así por mucha bilis y mucho pataleo con el que lo quieras discutir.

La velada (benéfica en favor de Special Olympics y que será publicada el año próximo en formato disco en directo) arrancó cohibida y apocada, como siempre que hay butacas de por medio. El rock no vino a este mundo para degustarse con las posaderas calentorras, pero justo por eso el planteamiento lógico es ir de menos a más, arrancando con ‘Días de Vértigo’ con Txetxu Altube a solas con su acústica, al que rápidamente se sumó José Luis Martín para hacer ‘Soldados’, aún desenchufados. Seguimos de menos a más con una banda rockera de cuatro miembros interpretando ‘Ayer’ con una pulcritud digna del culete de un recién nacido repleto de polvos de talco. Lo siguiente es hacer rallas con la tarjeta de cliente del Prenatal y esnifarlo con gusto, con saña, en plenitud sensorial.

La progresión ascendente prosigue como esos aviones que crees que ya han despegado pero en realidad siguen saltando de bache en bache. Se incorporan a la formación César Pop y Toni Brunet, y van sonando ‘Ropa sucia’, ‘Lo que nos queda’ y ‘Blanco fácil’. A estas alturas hasta una irracional fan de One Direction podría constatar que en un lado del cuadrilátero están Enrique Urquijo y Antonio Vega (en paz descansen ambos), mientras que desde el otro les miran desafiantes Jeff Tweddy y Tom Petty. En el centro, poseído en solitario, Txetxu, imitando sin pudor todas y cada una de las poses de Bruce Springsteen (imposible cuantificar, pero divertido vaticinar, cuantas horas de vídeo ha ingerido este muchacho para mimetizarse de esta manera con el rockero de Nueva Jersey) Aaaaamén, hermanos nacidos para correr en la tierra de esperanzas y sueños guitarra Fender en mano sudor en el pecho ardor en el corazón. Aaaaaamén.

Porque Los Madison tienen el alma sangrante de Los Secretos, pero con el fulminante noqueo de ese rock americano que anega multitudes a ambos lados del Atlántico, todo con un despliegue sónico impoluto y una elegancia escénica sólo lastrada por esos cegadores fogonazos lumínicos dignos de Whitesnake que, gracias al cielo de los rockeros de corazón, sólo usaron en un puñado de efectistas ocasiones (si llegan a reincidir en esto acabamos todos a medianoche en urgencias evitando a los piquetes a tientas como en un vulgar cuarto oscuro cualquiera).

Las colaboraciones. Ah sí, las colaboraciones de la noche. Menudo nivelón, amigos. El primero en salir fue Mikel Erentxun quien, guitarra acústica en mano, ayudó a llevar ‘Jamás’ a un nivel superior, por supuesto gracias también al saxo de Rulfi, que ya tuvo previamente su protagonismo incontestable durante la intensa ‘Entre tu y yo’. El público, que ya se iba animando en serio, ofreció la primera gran ovación de la noche al sobradísimo Carlos Tarque, que-sólo-aplicándose-un-poco-aunque-seguramente-pasándose durante ‘Skyline’, demostró por enésima vez que no hay voz patria capaz de apretarte con la misma fiereza la garganta contra los pulmones. La guitarra de Ricardo Ruipérez, su compañero en M-Clan, agregó el punto justo de aderezo para que todos los demás músicos dieran lo mejor de sí, creando un clásico instantáneo para el directo que seguramente jamás se repetirá.

Al respetable ya le cuesta sentarse, sobre todo a ese fondo sur que nadie sabe de donde ha salido pero que, desde el último tercio derecho de la platea lo está dando literalmente todo. Es ahora cuando Los Madison son, gracias a ‘Horas Contadas’, una cosa inquietantemente parecida a la E Street Band, con los teclados de César Pop fluyendo firmes y juguetones (tal vez en realidad la comparación justa sería con el Bruce de los primeros noventa, ese ‘menor’ de ‘Human Touch’ y ‘Lucky Town’, pero eso, si os parece, lo dejamos para otra conversación más colérica).

La cosa es que sale Álvaro Urquijo de Los Secretos y se marcan todos juntos en compadreo un ‘Nadie’ bien emotivo. Aunque, en realidad, ¿cuándo demonios deja un concierto de Los Madison de resultar emotivo? Tal vez pierda poder emocional y gane de nuevo en contundencia cuando vuelve a aparecer la insolente influencia de Springsteen en temas rocosos como ‘Trozos de papel’ y ‘Desafíame’, dos piezas que antes de la parada para los bises ya han puesto al respetable sobre sus butacas y han dado (casi) vía libre para convertir los pasillos en auténticas pistas preparadas para el nuevo récord mundial del salto de longitud. Pero como todo está dominado por el mayor de los respetos, no hace ni falta que aparezca un segurata o un acomodador a cortar el rollito.

Afrontamos el tramo final del concierto con la única versión de la noche, ‘Nadie besa al perdedor’ del también irremediablemente incomprendido ex-líder de 091, José Ignacio Lapido, que por desconocimiento calma a la par que embelesa a la concurrencia. Recuperamos el pulso rockero con una versión extendida de ‘Si pierdo la cuenta’, en la que Txetxu demuestra por enésima vez su obsesión con Bruce, y tras salir corriendo por un lado del escenario, termina en lo más alto del gallinero (como en el Apollo Theater en el calentamiento de la gira mundial ‘Wrecking Ball’ de este año). De nuevo ante el pie de micro, pide unos segundos de espera para recobrar el aliento antes de finiquitar tirado por el suelo levantando los pinreles. Is it anybody alive out there?

Ya no queda nada, esto se acaba, como de costumbre, cuando ya podría durar toda la vida. Es turno para una ‘Sácame de aquí’ que mantiene bien alto el listón, justo antes de la penúltima eclosión gracias a ‘Juego sucio’ y ese Miguel Ríos que, una vez retirado, sólo se diferencia de Eduardo Punset en que luce chupa de cuero y, que sepamos, no come felices emparedados con grupos de cachondas como si no hubiera mañana. Eh, por cierto, que lo sepáis y no lo dudéis, Mike Rivers salió, cantó, lo bordó, triunfó y se lo llevó. Cualquier otra consideración es necia (y recordemos que Txetxu fue su guitarrista de directo en la reciente última gira de despedida).

Aún queda tiempo para ese clasicazo que debería ser ‘Compás de espera’, letra penitente, corazón palpitante: «Me esperarás despierta, yo aguantaré entero, y seguirás mi estela cuando me den por muerto, dí si me harás un hueco para ir a dormir». Público en pie, con pocas ganas de acostarse, con muchas ganas de hacer esperar, de desafiar su entereza, de que le den por muerto, de que alguien le haga un hueco cuando el desenfreno termine. Una merecida noche de éxito para Los Madison, que en otro tiempo y en otro lugar, llenarían Las Ventas, como alguien bramó desde el graderío.

Y ya puestos a reclamar y/o proponer, ¿para cuándo una gira con Los Madison, M-Clan, Quique González y Los Secretos? No sé, en Estados Unidos es habitual que grandes bandas giren juntas para buscar sinergias. Tal y como está el panorama en todas partes, eso sí que despacharía boletos diarréicos. Para ellos, que comparten productores, músicos y amistades, sería un pequeño gran lujo. Para el público, una oportunidad única de invertir un puñado de euros mierderos en una noche auéntica. Fijo, necesario, irrenunciable.

Así las cosas, seres humanos con decencia de Murcia y Jaén, sepan ustedes que el próximo fin de semana Los Madison se tomarán la molestia de hacer varios centenares de kilómetros para acercarse ustedes. Es cierto que todo tiene solución salvo la muerte, pero tampoco es mentira que nada peor hay que pasar los días como un pedazo de carne insensible lloriqueando y dejando la vida pasar sin vértigo alguno, aunque provocado por dolor extremo sea. Los Madison. Los Madison. Los Madison. Los Putos Puentes de Madison. Os lo juro por Mercadeo Pop, no me pagan. Los Madison. Los Madison. Los Madison.


Próximas fechas de Los Madison, Los Madison, Los Madison (pronto más):
16 noviembre – Sala B – Murcia
17 noviembre – Sala Le Club – Jaén
30 noviembre – Sala Le Bukowski – San Sebastián
01 diciembre – Sala El Bafle – Pamplona
26 enero – Sala Varadero – Gandía (acústico)
27 enero – Sala Ópera – Valencia (acústico)
01 febrero – Sala Pícaro – Toledo

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2 thoughts on “Los Madison (2012) Teatros del Canal. Madrid

  1. Qué bárbaro, crónica a las 12:00:00 h. del jueves, respetando escrupulosamente la huelga.

    Por cierto, esto que haces ahora de soltar la parrafada y poner las fotos después, seguramente te ahorra dos minutos al subirlo, pero hace la lectura mucho más farragosa. Y tú no quieres que tus textos se hagan farragosos, ¿verdad? ¿VERDAD? Venga, Gallar, no seas perro, por la gloria de Mercadeo.

    El concierto me gustó, creo que dará para un disco impecable (sobre la realización del dvd tengo mis dudas, porque había cámaras haciendo virtualmente lo mismo en los laterales del escenario), pero quizá no representativo del directo de Los Madison, como el "Ajuste de cuentas" no lo era del de Quique González. En todo caso, ojalá los coloque donde merecen estar, en primera división, si es que eso aún existe en el pop-rock español.

  2. Gran concierto, son un grupazo!! El teatro lleno de fans entregados, y ni que decir de las colaboraciones, enorrrmes todos. Cierto que en un concierto así se echa de menos tener pista pero no desmereció nada. Cronicón como siempre, si señor

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