Lenny Kravitz y Craig Ross en concierto en el Movistar Arena de Madrid el 6 de abril de 2025

Lenny Kravitz en Madrid: congelado en el tiempo

Crónicas

Lenny Kravitz vive fuera del tiempo. Ya era retro en los noventa, cuando todos le escuchábamos con fruición en el insti. Y ya entonces nos sonaba añejo. Lenny Kravitz es Walt Disney, está congelado en algún momento del pasado. El Brad Pitt negro. Hace pesas con pantalones de cuero, vamos no me jodas, Lenny Kravitz. Camina siempre como si estuviera en desfilando en una pasarela. Todo en él es cool y fashion, con esa torerita, medio pecho descubierto, gafas de sol molonas, pantalones ajustadísimos. Indudablemente es de los que mean colonia. Tiene pinta de no sudar, menuda vulgaridad, si bien es cierto que en Madrid Lenny Kravitz sudó la camiseta y nos regaló un concierto bien solvente.

Lleno hasta la bandera en el Palacio de los Deportes, ahora Movistar Arena, para rematar el fin de semana metiéndose entre pecho y espalda una buena ración de rock. Y de soul, funk, R&B y todos esos géneros tan del siglo XX que el neoyorkino maneja como nadie. Todo muy vintage, con un escenario moderno, eso sí, solo faltaba, aunque tampoco nada espectacular en los tiempos que corren. La música siempre por delante en una noche de guitarrazos importantes desde el minuto cero. Porque arranca la velada con ‘Bring it on’, composición de riff sencillo, certero, directo. Y ya tiene ganada la velada.

‘Minister of rock n’ roll’ y ‘TK421’ terminan de ecualizar un sonido contundente y sobresaliente. Se contonea que da gusto Lenny Kravitz en la noche del domingo en Madrid, si bien es cuando se cuelga la guitarra cuando sienta cátedra. ‘Always on the run’ es el primer gran clásico, menudo riff, niño, se nota ahí mogollón la mano de Slash como co-autor. Semejante pelotazo en el que en lugar de mencionar al guitarrista de Guns n’ Roses antes del solo en esta ocasión menciona a Craig Ross. «Craig!» y entra el solo de su sempiterno escudero, hermano de sangre, al que siempre da gusto ver rasgando las cuerdas con su elegancia.

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La excusa de esta gira es la presentación del último disco del músico de ya sesenta años más que bien llevados, ‘Blue electric light’, publicado en 2024. Pero en realidad solo caen tres de este álbum, por lo que el repertorio es un carrusel de clásicos bien escogidos. Así, del tirón: ‘I belong to you’, ‘Stilness of heart’ y ‘Believe’ (de nuevo, vaya solo de guitarra épico aquí en el crescendo). «Ahora mismo el mundo necesita más que nunca el amor y la unidad», dijo en un momento dado, sacando a relucir esa faceta espiritual que tanto gusta a su público. Aunque lo que más gusta, siempre, es cuando mencionan a la ciudad y eso Lenny lo sabe de sobra: «¡Madrid! ¡Guau, os amo! ¡Estoy muy feliz de estar aquí con ustedes, todos juntos somos energía, somos amor y significa mucho para mí! ¡Puta madre!»

‘Honey’, ‘Paralyzed’ y ‘Low’, más recientes, son el momento valle del recital y nos recuerdan que los mejores años de Lenny fueron hace tiempo ya. Porque sin hacer en absoluto malos discos, palidecen ante clásicos atemporales y sobresalientes como ‘Let love rule’ (1989), ‘Mama said’ (1991) y ‘Are you gonna go my way’ (1993), Menudo triunvirato, menudos tres primeros discos. ‘The chamber’ y ‘I’ll be waiting’ mantienen el pulso justo antes de que la cosa se ponga verdaderamente seria con ‘It ain’t over ‘til it’s over’, que saca todo la bueno de esta banda de seis integrantes de cuerdas, teclados y viento y dos coristas. Y menudo empaque le da al conjunto Jas Kayser desde la batería.

‘Again’ pone a los 15.000 asistentes a balancearse al unísono. Y más guitarrazos certeros con ‘American woman’ y ‘Fly away’, coreadas a lo grande desde la primera fila hasta lo más alto del gallinero más lejano. Yeah! Luego ya, el despiporre total con ‘Are you gonna go my way’ y esa guitarra saltarina que, efectivamente, pone el trote por decreto hasta en el cuerpo del más sereno. La cosa es dejarse llevar, hombre, date el gusto, no hay tantos momentos en la vida como este en particular. Ovación cerrada y supuestamente despedida, pero todavía queda el bis de rigor. Parco, pero hay bis.

Se va Lenny repartiendo amor con ‘Let love rule’, abandonando el escenario y apareciendo por sorpresa en la grada lateral en la que resulta que están Javier Bardem y Penélope Cruz. También Mónica Cruz y Goya Toledo, esposa de Craig Ross. El gentío alrededor enloquece mientras se extiende la canción, tan Beatle ella, tan expansiva, tan de intentar abrazar el mundo. Pero todo tiene su final y esto se acaba aquí ya.

Un concierto muy disfrutable que es, a su vez, una fotografía del momento actual de Lenny Kravitz, con todo lo que hubo y lo que hay ahora tras más de treinta años de carrera. El público se retira contento y al cabo de un rato Lenny aparece a firmar autógrafos y saludar a unos cuantos fans en la puerta trasera de la calle Fuente del Berro. Se ve que a Lenny Kravitz de veras le gusta Madrid y se toma al pie de la letra lo de repartir amor.

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