Como una perfecta maquinaria festiva que nunca se detiene, La Pegatina saca tiempo mientras encadena una vuelta al mundo tras otra para componer nuevas canciones. Así llevan ya quince años y continúan en la brecha con su sexto álbum de estudio, Ahora o nunca (Warner Music).
En esta ocasión, la banda barcelonesa se alió con el productor Rafa Arcaute, conocido por sus trabajos con Calle 13, Andrés Calamaro o Diego Torres, entre otros, siempre con el objetivo de «volver a experimentar y sorprender a la gente», tal y como apunta a Mercadeo Pop el guitarrista Rubén Sierra, quien apostilla: «Le ha dado un toque diferente pero manteniendo nuestro sonido».
Parte importante también ocupan las variopintas colaboraciones, que van desde Amaral y Rozalén hasta Macaco, pasando por Los Caligaris y Will and The Hope. «El álbum es un resumen de todas las experiencias que hemos ido viviendo durante los últimos años, con viajes, conciertos con artistas diferentes y aprendizaje. Eso lo mezclas y llegas al resultado que es Ahora o nunca», resume el trompetista Axel Magnani.
Alérgicos a las etiquetas, destaca Rubén que aunque sea un tópico, «la música es un lenguaje universal», al tiempo que reflexiona sobre su poder para conectar con sus fans: «Hacemos lo que nos da la gana tanto grabando como en el escenario. Hacemos lo que nos gusta. Y si nos gusta a nosotros, vamos a transmitir esa energía. La gente conecta con nosotros porque ve que hay ahí gente trabajando y pasándolo bien y eso se contagia».
GIRA INTERMINABLE
Es en el directo donde se materializa esa comunión con sus seguidores de La Pegatina, una banda que recorre el mundo con sus canciones con pasmosa naturalidad. «Las giras pesan», concede el batería Sergi López entre risas, antes de adoptar cierto tono de solemnidad para asegurar que el cansancio que puedan sentir se evapora cuando salen a tocar «en un bar en Australia o Japón» y ven a la gente «sonriendo y bailando».
«Nuestras giras son originales porque no nos quedamos en un circuito pequeño de los que repiten los mismos sitios cada año», prosigue Axel, antes de que tercie Rubén para resaltar que con este disco van a tocar en «España, París, Amsterdam, Reino Unido, México y Australia», además de visitar por primera vez Grecia y Portugal. «Estando tan cerca hemos ido antes a Australia que a Portugal, ya ves», bromea el guitarrista.
Los planes pasan después por volver de nuevo a Latinoamérica, según adelantan, en uno de esos cambios de continente que son ya vistos con total normalidad en el seno del grupo. «Viajando aprendes a ser más abierto», subraya Axel, a lo que Rubén agrega que también han aprendido a disfrutar de la «hospitalidad en cualquier parte del mundo y a romper prejuicios».
Entre carcajadas, se muestran incapaces en este punto de calcular la cantidad de kilómetros que habrán recorrido desde su formación hace quince años, aunque el bajista Ferrán Ibáñez se atreve a situar entre 500.000 y un millón de kilómetros los que pueden haber hecho en furgoneta por carretera. «En avión, ya a saber», reconoce divertido.
«Este año hemos hecho algo flipante, que es ya dar literalmente la vuelta al mundo porque acabamos de ir a México y desde allí a Australia y luego de vuelta por el otro lado», aporta Axel mientras sus compañeros asienten y Rubén aún remata con cachondeo: «Damos la vuelta al mundo… ¡Tiembla Willy Fog!»
MENSAJE VITALISTA
Con su actitud ante la vida, el contenido vitalista de sus canciones y su batidora de estilos rítmicos, se caracteriza La Pegatina por su capacidad para generar optimismo entre los suyos. Algo que sigue inalterable, aunque Rubén plantea que este disco «tiene canciones para cada momento del día, algunas más enérgicas y cañeras, otras con un punto reivindicativo, otras más íntimas y para reflexionar».
Tercia Axel para apuntar que son «muchos mensajes» pero que se funden en uno tan sencillo como que tengamos «una actitud positiva». «Al final es vivir el momento y tirar para adelante. Pasa tan rápido la vida que quien piensa pierde, hay que actuar. Si te pasas la vida pensando en condicionales te frenas», remarca Rubén.
Teniendo esa premisa clara, La Pegatina ha conseguido vivir de su «ilusión». «Muy pocos músicos viven de la música y somos unos afortunados», afirma Rubén, quien continúa: «Sabemos lo que cuesta girar estando ahí día a día, lo que cuesta ganarse a un fan y no perderlo. Para nosotros es súper gratificante que alguien detenga su vida un rato para escuchar a La Pegatina».
Recién llegados de la otra punta del mundo, la banda descansa estos días antes de volver en junio para recorrer España y salir esporádicamente a Portugal, Holanda o Grecia, entre otros países. Siempre con el cuenta kilómetros sumando hasta la cita del 22 de diciembre en el WiZink Center de Madrid. Que no será el fin de gira, sino el inicio de la de 2019, porque La Pegatina no para nunca: «Las bandas hacen allí el fin de gira pero nosotros volveremos a arrancar en el WiZink».