festival río babel

Festival Río Babel (2023) La Caja Mágica. Madrid

Crónicas

Sale Jamiroquai al escenario del Festival Río Babel y todo el mundo de repente tiene 25 años menos. Contoneo generalizado en vena, quieras o no se te van las piernas ajenas a las caderas. Cada cual por su lado. 16.500 personas en La Caja Mágica que bailan por encima de sus posibilidades una noche de domingo y de verano. Es, así hay que recordarlo, un momento perfecto con la luna en lo alto, el cielo despejado y las plumas de indio en la cabeza. Yeh yeh. Alright. Danzad, danzad, malditos. Estáis vivos y dais las dos palmadas al ritmo de ‘Little L’ que da gusto. Plas plas.

Sí que es verdad que Jamiroquai ya no pertenece a este tiempo y que es un acto de nostalgia en toda regla. Pero es verdad también que es una bomba de funk, soul y pop en riguroso directo por una banda sobradísima. Y cierto es también que todo el mundo está esperando esos destellos bailongos de un Jay Kay que lo sigue teniendo y lo tendrá siempre. Espasmódico y en constante movimiento, bien de voz el ‘Space cowboy’. «Yeah, hey. Alright (right now). We’ll spend the night together, wake up and live forever». Un repertorio que es un pelotazo a toda velocidad cuesta abajo, botando y botando hasta quien sabe cuándo. Hasta bien entrado el lunes, eso de momento.

‘Travelling without moving’ bien, pero ‘Cosmic girl’ superior. Como la siguiente concatenación: ‘Emergency on planet Earth’, ‘Canned heat’, ‘Love foolosophy’ y ‘Virtual insanity’. Habitamos agitados dentro de una gran bola gigante de discoteca y ni si quiera lo sabemos. El suelo de La Caja Mágica, que decían en su día que podría hundirse, podría perfectamente haberse hundido esta noche y no habría importado. Si el suelo desapareciera bajo nuestros pies más de uno seguiría zapatilleando duro mientras suena ‘Deeper underground’ como despedida y cierre de un concierto que se queda corto por su formato festivalero pero que sobradamente da gustito. Buen rollito.

Todas las fotos son de RICARDO RUBIO.

La tarde en el Festival Río Babel había empezado por estos lares con La M.O.D.A. bajo un sol de justicia. Sofocante canícula y ‘Una canción para no decir te quiero’. Un porrón de gente sencillamente uniformada sobre el escenario, claro. ‘Nómadas’ de Burgos todos ellos y por un rato nosotros. Un gusto de panda, por lo que hacen y por cómo lo hacen, una rareza honesta en este mundo de papanatas y apariencias. Folk arenoso, rock también bailongo, un poco de country trotón. ‘Miraflores’, ‘Vasos vacíos’, ‘Himno nacional’. La canción de la Vuelta a España: ‘1932’. Pedaleamos y paladeamos, alzamos los puños. Militamos porque no nos olvidamos de donde venimos, eso nunca, somos ‘Héroes del sábado’. Colofón ruidista por todo lo alto con ‘Mañana voy a Burgos’. Un set compacto y disfrutón. La cuadrilla es garantía.

En constante ascenso quien sabe hasta donde llegan Arde Bogotá, igualmente buenos avalistas en directo. Contundentes y revitalizadores de un rock que se abre hueco en el indie. Sueltan a ‘Los perros’ de primeras y congregan en el segundo escenario a un montonazo de gente que se enajena con gusto pegando saltos en ‘Abajo’, ‘Besos y animales’ o la propicia ‘Qué vida tan dura’, que es toda una incitación al desvarío. Mantienen el pulso, pegan duro, muy duro a ratos. Anuncian su regreso a La Riviera para el 11 de noviembre. ‘Cowboys de la A3’, ‘Virtud y castigo’, ‘Exoplaneta’, ‘Antiaéreo’. Lo cierto es que tienen un repertorio consistente pese a su corta vida. La gente les adora y se vuelve un poco loca, hay una comunión considerable. Y ‘Cariño’ vehementemente coreada como despedida y cierre. Otra victoria.

Todas las fotos son de RICARDO RUBIO.
Todas las fotos son de RICARDO RUBIO.

Hubo tiempo también este domingo para Alizzz, quien lleva al directo su estupendo disco ‘Tiene que haber algo más’ arropado por una banda de solvencia y eficacia palpable. Muy funk también, por ejemplo en ‘Fatal’, con unas guitarras de lo más contagiosas. Es muy bonita ‘Amanecer’, eso me parece. Gana mucho en vivo este chico. «Mañana va a doler, pero es que estoy tan bien» como consigna generalizada en un domingo largo y confiado como si nunca fuera a llegar el lunes. Que llega, siempre llega, vaya si llega. Así que ahora, a la luz del sol del día después, que cada cual haga lo que pueda. Pero, eh, oye, oídme, pase lo que pase, hay que mantenerse en cuerpo y alma en la pista de baile, aunque esté hecha, como la de La Caja Mágica, de cemento maloliente en llamas y en el mismísimo infierno. No hay excusa.

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