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Albert Pla and The Surprise Band (2024) La Riviera – Inverfest

Crónicas
Albert Pla en Inverfest, provocando el desconcierto

Albert Pla es un habitual en las salas madrileñas, que visita cada pocos meses junto a su inseparable guitarrista Diego Cortés. Quizás por ello el aforo de la Riviera madrileña parecía demasiado, pero en esta ocasión había numerosas novedades: un trabajado cartel nos presentaba a Albert Pla and The Surprise Band, una formación en la que no sólamente está el fiel Cortés, sino también Judit Farrés a la electrónica y las cantantes y bailarinas La Prenda Roja.

Además el de Sabadell está de moda por el éxito de la serie La Mesías, donde participa como actor y con alguna canción. El título de la gira también es un gancho importante: Rumbagenarios fusiona sus dos discos más exitosos No sólo de rumba viva el hombre y Veintegenarios en Alburquerque. Esta promesa de una noche de rumba y baile añadido al habitual gracejo y savoir-faire del cantautor catalán consiguió una insospechada gran entrada en el recinto referencial de la vereda del Manzanares.

El de Sabadell se presenta -como siempre- con su sayo y sus botas de agua. Como recién salido de La vida de Brian. Con un discurso que interpela tanto al frente popular de judea como al frente judaico popular. Se arranca en solitario, guitarra en ristre, con ‘Sálvese quien pueda (Están cayendo bombas en Madrid)’, tema que logró cierta repercusión cuando lo interpretó junto al Guernica y que hace sonreír a bastantes nietos de los bombardeados que sobrevivieron.

TODAS LAS FOTOS SON DE JAVI G. ESPINOSA

“Tranquilos, que no estoy solo» ríe Albert para dar paso al resto de los músicos y recrear el parto de ‘Marcelino Arroyo del Charco’. Hay secciones esperadas, como los espídicos solos de Cortes “¡Venga Diego, suelta la fiera!”, pero el final ravero con break dance nos pilla en fuera de juego. Ser un verso libre también tiene estas cosas. ‘Qué más da si da o no da’ en versión electrorumba nos resume la tesis del escritor: el amor está por encima de todo, ya sea el sida, el terrorismo o la democracia. Amor romántico de manual, como seguidamente remarcó en sus ya legendarias ‘La dejo o no la dejo’ y ‘Carta al Rey Melchor’. Ambos temas sufrieron censura en su época, y el mágico sufijo que salvó el segundo título siempre nos recordará la análoga cruzada de Eskorbuto contra el rey (de bastos).

El estilo tan teatral discurre entre extremos. Pasajes inquietantemente infantiles pueden derivar en radical iracundez, mientras los textos cruzan historias esquizofrénicas, sueños perturbadores y comportamientos ultraviolentos. Todo en nombre del amor, ninguna sorpresa para los escuchantes de sus discos, que se saben todas las letras al dedillo. Pla no tiene aficionados casuales, su estilo así lo exige.

Lo importante es desconcertar, que el público sonría ante un fratricidio, se ponga de parte del enamorado de la terrorista o baile y beba sin temor mientras un hombre como dios manda capa al amante de su mujer. Siempre podemos intelectualizarlo y acordarnos de los románticos del siglo XIX, de la España más negra, del surrealismo de Buñuel o Los Santos Inocentes o de la voluntad de vivir de Arthur Schopenhauer con sus contradicciones, pero el deseo de Pla parece simplemente el desconcierto. ¿Cómo admitir como deformidad lo que no es repetición?

‘Sufre como yo’ del poeta Jose María Fonollosa es todo un canto desesperado del alma, interpretado con cadencia de procesión. ‘Pepe Botika’ hace lustros que es un himno, y recordamos el maravilloso falso directo de Veintegenarios con todos los tópicos posibles -proclamas políticas, gritos de libertad, menciones al ausente público- que luego homenajearon Estopa en su tema con Albert Pla en su X Anniversarivm.

El añadido de las chicas de la Prenda Roja y una Belén Martí preparada para el combate aportó color, baile de gran intensidad física y actitud al concierto. Menuda fiesta rumbera se montaron las tres. Judit Farrés consiguió buenos aportes con sus finales discotequeros y apoyo de teclas o cajón, aunque algún arreglo puntual naufragase, como los teclados ¿trompeteros? en ‘Insolación’. Por otro lado, Diego Cortés enardeció a la Riviera con un solo rumbero salvaje -con guiños al Paco de Lucía más conocido- en una demostración de cómo la rumba pervirtió en la más positiva de las maneras el flamenco.

Albert Pla es uno de los artistas más indescifrables de las últimas décadas. La primera impresión es la de un cantautor desaliñado con personalidad múltiple. En la segunda mirada nos llega su lado más polémico y hasta faltón en algunas entrevistas. Un vistazo más nos regala sus trabajadas letras y la extraña sensibilidad poliédrica de las mismas, románticas cuando ¿no deberían serlo?, cómicas cuando ¿no deberían serlo?. Si un artista debe buscar la reflexión Albert Pla lo consigue a través de la provocación más hilarante, y su propuesta en directo consigue multiplicar nuestra perplejidad ante la sociedad actual.

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