Resina embolsada en la fiesta punk de la distopía rociera
Si un agente del ministerio del tiempo hubiera aparecido por la puerta del ropero del OchoyMedio el 18 de abril de 2024 hubiera sospechado de algún tipo de distorsión temporal. ¿Seguirá vivo El Jero?, ¿es Sevilla la capital del mundo?, ¿acaso el nuevo desgobierno quinquillista reparte tripis por las calles?. Podría ser, porque no hay nada más psicodélico que ver a 1000 personas cantando historias del lumpen con impostado acento andaluz.
Las sensaciones con Derby Motoreta’s Burrito Kachimba engañan. Su kilometraje no llega aún a la década de carrera y nos parece que llevan dando gas toda la vida. Inmersos en un panorama musical de aburrida uniformidad, tanto la música como la estética y el mensaje de estos seis músicos refulgen en las playlists como los generosos estrobos que atronaron a la concurrencia malasañera.
Había tantas ganas de chute kinkidélico que las entradas se agotaron con rapidez para la presentación de su tercer disco ‘Bolsa amarilla y piedra potente’, que fue interpretado en orden. El empuje stoner de ‘Seis Pistones (Makensy’s Dream)’ y el riff circular entre compases locos de ‘El Chinche’ abren la noche con rotundidad. Los compases irregulares están en el ADN de cualquier flamenco, y los hispalenses mezclan ⅞ o 5/4 con las digitaciones que arrancaría Jimmy Page sobre una silla de enea. No es casualidad que sus compadres Califato ¾ lleven un tipo de compás en su nombre.
TODAS LAS FOTOS SON DE ALFREDO ARIAS
‘Ευλαλω (Ef Laló)‘, tan fluida en disco, resulta excesivamente recargada en directo. En un afán de relleno que impide la respiración de la propia música. Horror vacui de manual. Las dinámicas de ‘Daddy Papi’ están mucho más logradas, y constatamos que hay una realidad alternativa en la que es esta canción la que se baila en Matrix, y no a Rob Zombie. Todo ello aderezado por intensas luces de discoteca chunga de los 90 (chunga de Chunguitos, claro, Dame Veneno, Me Sabe a Humo…)
Una banda que nade en estilos diversos siempre necesita un buen single de presentación, y ‘La Fuente’ es mucho más que eso. Cualquier buena lista de rock andaluz va a contener este tema junto a Triana, Smash o Pata Negra. De las guitarras eléctricas que, según la banda, son representadas por la piedra potente (insértese meme de “sí, claro”), pasamos a la bolsa amarilla de los sintetizadores y las ambientaciones. ‘Manguara’ es un buen ejemplo con ecos ochenteros. Si Depeche Mode osó incluir a una bailaora en su show, qué menos que los DMBK añadan un poco de synth-pop al suyo. ‘Gun-Gun’ amplía la apuesta con tintes a The Weeknd y los melismas propios de Jesús de la Rosa.
Tocar entero tu disco nuevo es valiente, pero hubo bastantes momentos con el público parado o distraído. El idilio volvió con ‘The New Gizz’, y es que el amor a primera vista nunca se olvida, y las luces tornaron al verde sanitario mientras disfrutamos su final Purpleiano. Seguimos sinestésicos con el amarillo y ‘Porselana Teeth’, ‘El Valle’ posee el ritmo sencillo y avasallador de clásicos de Twisted Sister, se une un sitar Harrisoniano y da paso al stoner marca de la casa: metal pesado directamente extraído de las minas de Riotinto.
Más de una piedra -no sabemos si potente- se estaba fumando en el recinto cuando ‘Las Leyes de la Frontera’ reivindicó el sonido más Chichero. «¡A partir de ahora solo quiero ver dientes por los aires, sangre!» arenga el guitarrista, que también solicitaría circle pit, wall of death y demás actos de participación conjunta del metal más extremo. ‘DÁMELA’ desde luego incita al salvajismo, ‘Aliento de Dragón’ es probablemente el mejor tema de su álbum debut y el cierre con ‘El Salto del Gitano’ termina de desatar la locura entre el público. Cuando Dandy Piranha empuña su pie de micro bicicletero y Papi Pachuli (uno de los mejores apodos ever) le da zapatilla desde atrás son imbatibles.
Tras 50 minutos de disco nuevo y otros 50 de temas anteriores confirmamos que, con su tercer disco, la formación ha abrazado una serie de elementos novedosos que abre su proyección de manera espectacular. Aunque tendrán que trabajar para que no se les atragante en directo. Puede que sea por ser el inicio de la gira y que simplemente les falte rodaje, pero algunos músicos parecían perdidos en varios momentos y da la sensación de que aún no tienen claro la mezcla que quieren que salga de sus altavoces.
Estamos ante un proyecto que debería despegar de la península para girar por todo el planeta, pero para dar el salto necesitan que su extrema complejidad suene fluida sobre un escenario. Ya tienen lo más difícil: un concepto genial y una originalidad a prueba de malas copias. Y miles de kinkidélicos con más fe en ellos que un cofrade.
