Crónica del concierto de Train y Carlos Sadness el viernes 20 de junio de 2025 en las Noches del Botánico: el mejor verano de nuestras vidas

Train y Carlos Sadness en el Botánico: el mejor verano de nuestras vidas

Crónicas

Nos huele el culo a verano. Por lo menos en el Botánico, donde los ritmos californianos de Train y el tropicalismo de Carlos Sadness lo dejaron bien claro. Palmario. Viernes 20 de junio, cuando empezó el mejor verano de nuestras vidas, aquel de 2025 que ya tiene una banda sonora clara, aunque esto siempre cambia según el día y cuanto más avanza. Unas 3.500 personas con ese mismo espíritu estival no es poca cosa, pues se genera un ambiente que en estos tiempos es todo un refugio antiaéreo al aire libre. Tal es la jovial despreocupación que casi puede olerse el mar.

Primero con Carlos Sadness, de blanco inmaculado, sombrero vaquero y ukelele mediante. Lo suyo es un viaje a aquella playa alejada, en aquel chiringuito solos tú y yo y que deje de girar el mundo porque nos da igual. ‘Amor papaya’ porque eres mi fruta favorita. El imaginario es claro y por eso el personal lo goza con ‘Aloha’ y se viene bien arribota con la melodía pegajosa de ‘Te quiero un poco’. El barcelonés es tan verano que cuesta imaginar cómo soportará el resto del año el pobre. Y te contagia porque estamos justo pasando de la primavera al estío, cerveza en mano, contoneo involuntario. Es, de alguna manera, como una puerta a otra dimensión donde reina la felicidad, todos en bikini y bañador.

Del trópico a California en tren

Del trópico volamos hasta California para recibir a Train. A mí, tengo que decir, me sigue sorprendiendo ver a tanta gente congregada aquí. Yo qué sé, hay veces que piensas que eres el único tipo que sigue a tal banda, de la que seguramente nadie se acuerde. Eso me pasa con los de Pat Monahan, sinceramente. Un feliz error. Igual que llegar con las expectativas un poco calmadas, por así decirlo. Mi intención era hacer check, porque les escuché mucho en su momento, muchísimo, y nunca los había visto. No es que fuera un trámite, pero un poco. Otro feliz error, porque empiezan a las bravas con ‘Calling all angels’ y eso es un cañón. ¿Sabes el meme ese del muñeco que mira a los lados con los ojos muy abiertos en plan pasmao? Pues ese soy yo.

Las fotos son de Víctor Moreno.

Que el Botánico suena perfecto ya lo sabemos, si bien podemos reiterarlo tantas veces como queramos. Pero oye, qué bien cuando una banda te sobrepasa y te ves ahí plantado sonriendo y pensando ‘qué guay’. Menudo pedazo de check. Y otra cosa que me sorprende es ver a Pat cogiendo teléfonos de las primeras filas, haciéndose selfies y devolviéndolos al público enfervorecido. ¡Pero si este grupo solo me gustaba a mí! Qué tontería, con la cantidad de peña que somos. Buen rollo generalizado porque, insisto, este es el mejor verano de nuestras vidas y está ocurriendo en este momento. Amiga, date cuenta. ‘If it’s love’. Luego ‘Meet Virginia’ unida a ‘The Joker’ de la Steve Miller Band. Acto seguido sale el hijo de catorce años del cantante para clavarse el ‘Over the hills and far away’ de Led Zeppelin. No salgo de mi pasmo, ni quiero tampoco.

Buen pop de cuando el pop era pop

Porque, bueno, convengamos que Train no es una banda de rock así mayúsculo. Es más bien pop comercialote, muy bien hecho. Pero la actitud es bien rockera, lo cual es la enésima perplejidad de la velada. No en plan mega ruidoso, caramba, no es eso, pero el guitarrista Taylor Locke saca hasta una de doble mástil y rasga que no veas. Es, a ratos, en definitiva, un rock digamos adulto y tan controlado que no sale del todo del pop. Pero es que, cómo va a salir si ‘Save me, San Francisco’ es una perfecta canción de pop y playa. Pura canícula californiana (se me agotan los sinónimos de verano, a partir de ahora me repetiré sin pudor). Otro tanto ocurre con ‘Play that song’ o ‘Angel in blue jeans’, todas ellas canciones de la mejor tradición del buen pop de cuando el pop era pop.

En la Facultad de Ciencias Biológicas que está detrás del escenario siempre está encendida la luz de un despacho. Es de las cosas que más me inquietan en la vida. Pensamientos fugaces que se te cruzan. Pat canta solo con la guitarra ‘Merry me’ y la peña que no se calla, oye, que es que son irreductibles en su mala educación y no saber estar. Ay, les muteamos. ’50 ways to say goodbye’, ‘Bruises’, por primera vez la más reciente ‘Brokenhearted’. «No la hemos tocado nunca, así que si no os gusta la tocaremos una y otra vez», avisa Pat, ese tipo de mood. Un show empaquetadísimo y muy bien tocado. Y ahora ya viene el redoble final de hits.

‘Hey, soul sister’

Porque, vamos a ver, ‘Hey, soul sister’, fue número 3 en el Billboard de Estados Unidos. Eso es la repanocha, si es que ni U2 ni Bruce Springsteen tienen apenas canciones a esa altura de popularidad comercial generalizada. Los primeros llegaron dos veces al uno con ‘With or without you’ y ‘I still haven’t found what I’m looking for’ y el segundo solo llegó tan alto con ‘Dancing in the dark’.

Pues el 3 de Train me flipa por eso. Pues ‘Hey, soul sister’ es pura dicha y ventura en la noche del 20 de junio de 2025. David, date cuenta. Y luego ‘Drive by’ (que fue número 10 en USA) encadenada con el ‘Hey Jude‘ que grabo para Bruno, porque está obsesionado con los Beatles desde que tuvo que tocar en el cole ‘Sgt Pepper lonely hearts club band’ el otro día. Establecer este parentesco es una pequeña gran osadía, pero a nadie le importa porque estamos bien, mejor que bien.

No se queda ahí la intención de Train, pues se clavan una versión completa del ‘Hotel California’ de los Eagles. Y esta me parece acertada, porque de esa tradición vienen exactamente, hasta con guitarra de doble mástil para el loquísimo punteo final, que es una maravilla (sin más, es así). Y de esa zona del planeta también. Se acaba la cosa con ‘Drops of Jupiter’, que te sube por los tobillos y te sale por los ojos para llegar al escenario, pasar por la amplificación y volverte desde los altavoces hasta los oídos. Ese recorrido, que es mágico, es el que le da sentido a todo cuando, en última instancia, de los oídos pasa al encéfalo, el cerebelo y el tronco encefálico para convertir las canciones en ideas mentales que te construyen. Es una forma un tanto pretenciosa, ya, de decir que es un temazo.

Carabanchel no es San Francisco,. pero subía yo anoche General Ricardos apretando el claxon a todo volumen ‘Hey, soul sister’, ventanillas abajo, por una vez sonriendo a los otros conductores. Y solo veía cuerpos descamisados a contraluz en las ventanas buscando aire. Train es la banda sonora que ya se queda para este verano que estrenamos con ardor. El mejor verano de nuestras vidas.

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