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Santero y Los Muchachos: «Los bares tienen la culpa de muchas cosas. De montar bandas, de crear parejas, de destrozarlas»

Entrevistas

‘Royal Cantina’ es el tercer disco de Santero y Los Muchachos y bien merece una entrevista. Porque estamos ante un ambicioso lanzamiento doble con dos partes diferenciadas: una más acústica y otra eléctrica. Pero siempre manteniendo como hilo conductor la elegancia de ese rock reposado con aroma a clásico que ellos maceran como nadie. Así que venga, charlamos con Miguel Ángel Escrivá, voz, bajo y contrabajo de la formación valenciana.

¿Qué es esto de ‘Royal Cantina’?

Pues ‘Royal Cantina’ es un disco doble que hemos hecho en clave de bar. Nació como ‘Cantina’, que iba a ser un añadido a un tercer disco, pero luego nos dimos cuenta de que había que darle importancia. Así que pensamos que era mejor un nuevo disco completo con una primera parte como ‘Cantina’ donde se muestra la parte más acústica. ‘Royal’ vino después con la parte eléctrica y el sonido más típico nuestro.

Un buen resumen de lo que es la banda.

Exacto, sí. Es el disco donde demostramos la dualidad que presentamos en directo. Ahora por ejemplo estamos en formato trío acústico y luego haremos la gira en eléctrico. En ‘Royal Cantina’ se muestra bien esto.

Dos facetas de Santero y Los Muchachos, pero que no están tan separadas.

No lo están, es verdad, porque por ejemplo ahora en acústico estamos tocando también temas de la parte eléctrica. Y cuando hagamos la presentación eléctrica, haremos un break para tocar en acústico. Al final, es que nos divierte tener esta dualidad, sería muy aburrido tener un único formato. Y también porque, oye, el trío es un formato low cost, que ahora se llama también pandémico.

Tercer disco ya.

Hicimos un EP para empezar y nos consolidamos en 2017 con nuestro primer álbum, ‘Ventura’, como comienzo oficial. Tres discos y uno de ellos doble en cinco años. No está nada mal.

¿Ha ido la banda evolucionando hacia el camino que teníais pensado en aquellos primeros pasos?

Ha ido evolucionando, pero no teníamos pensadas muchas cosas. Por ejemplo, ‘Rioflorido’ es un disco más musculado después de ‘Ventura’, que era más tranqui. Creo que el hecho de ganar público y confianza, después de haber vivido momentos terroríficos con un formato tan tranquilo en algunos festivales, nos dimos cuenta de que había que meterle más potencia, jaja. Y las paredes de aquel palacete donde se gestó ‘Rioflorido’ nos dieron esa grandilocuencia que de alguna manera se quedó en ese momento, porque ni siquiera este nuevo disco recupera esa potencia. Pero sí que incide en el rock reposado.

El rock reposado lo dijisteis muy al principio y ya os quedasteis con esa etiqueta como totalmente propia.

Es el concepto y, mira, nos ha librado de otras etiquetas al acuñarlo nosotros mismos, jaja. Búscame un mote si quieres, pero yo me llamo tal.

Lo que pasa es que igual luego no se puede salir mucho de ahí.

También es verdad, porque a ver luego quien es el valiente que nos define de otra manera. Pero oye, nos encantaría saber qué significamos para el nuestro.

Pues una banda de rock que tira al acústico, quizás. Y elegante siempre.

Sí, semiacústico si quieres. Y sobre elegancia, con ‘Royal Cantina’ tratamos de caer entre los parámetros de lo más austero, crudo y popular, a darle también un punto de elegancia. Al final, Santero desde siempre hemos tratado de mostrar cierta madurez o elegancia, pero creo que aquí se deja entrever que somos también gente muy cantinera. Es un disco muy sincero en ese sentido.

Oye, ¿y dónde está la Royal Cantina?

Está en nuestro imaginario, no existe. No hay una Royal Cantina. Está en nuestras almas. Tenemos un bar favorito en Almería, eso sí, donde rodamos el videoclip de ‘¿Qué voy a hacer?’ Vamos una vez al año desde hace quince, pero no es ese tampoco. Cantina es un espíritu. Los bares tienen la culpa de muchas cosas: de montar bandas, de crear parejas, de detrozarlas. Y de ahí salen muchas canciones.

De hecho, las canciones de ‘Royal Cantina’ no es que sean románticas al uso, pero tienen ese corte…

Hay amor y desamor, que es algo universal. Pero hay otras historias también, como en ‘Carretera del Saler’, una pequeña road movie, un relato. Aunque es verdad que hay una pareja esperando a la que él no llega porque le detienen en el camino.

Con ‘Carretera al Saler’ se me hace muy evidente que lo ideal es escuchar a Santero conduciendo por una carretera bien larga.

Qué bien. Era una de las intenciones del viraje de donde yo venía, de La Pulquería, una banda más festiva, más punk y ska… Yo decía que me gustaría hacer música para conducir, planchar, fregar los platos, y Santero nace con esa premisa. Lo que ocurre es que luego en el glosario hay muestras de puntos más altos, que nos vienen bien para los conciertos, pero sobre todo la intención es hacer música agradable.

Para conducir, hazme caso, jaja.

¡Sí! Y, de hecho, he comentado con muchos músicos que nos encantaría regalar un coche con cada disco o, en su defecto, un viaje. Una primera audición en coche sería lo adecuado.

Bueno, y que la gente, por lo general, tiene mejores equipos de sonido ya en los coches que en las casas.

Es verdad. Y además, sobre todo, una atención total. Estás ahí, va cambiando el paisaje… las canciones filtran como en pocos lugares. Desde luego, planchando no, jaja, más en un coche.

Yo noto cierto canalleo implítico en Santero y Los Muchachos.

Nos divierte, jeje. No imagino que una banda no termine una noche de éxito y de orgullo por su trabajo cerca de una barra. Un bar es motivo de celebración, de desconexión. Llámalo canalla si quieres, jeje. Un puntito, venga.

Se nos ha olvidado ya que nos cerraron los bares. Y este disco, para mí, de alguna manera, es una reivindicación chula ante eso.

Claro. Tenemos un tema llamado ‘Tu sombra al sol’ que es hijo del confinamiento y habla más de la añoranza de la naturaleza, porque pasamos una temporada en la que lo más cerca que estábamos de la naturaleza era el balcón, quien lo tuviera. Pero cuando pudimos salir, salimos a la calle, aunque no entrábamos en los bares. Es algo que mucha gente ha mencionado y nosotros no íbamos a ser menos. La veneración a los bares y la añoranza de los bares es algo que para una banda de rock siempre es motivo de discurso. Porque muchas bandas nos conocimos en ellos. Ahora tenía más sentido, pero siempre ha tenido sentido hablar del espíritu del bar.

Bares y salas de conciertos, por fin reabiertos.

Por fin. Y luego esa cosa, porque creo que Cantina nos lleva hacia los lugares donde hablamos todos a la vez con ganas como punto de encuentro. No tanto las discotecas, sino lugares más pequeños y de cháchara.

Con algún tiroteo a poder ser.

Bueno, jaja, los tiroteos se producen en el baño.

Pues de baño a baño y de concierto en concierto.

Estamos en plena gira a trío, como te decía. Este verano haremos algunos festivales y la gira en eléctrico será en otoño. Si no nos cae una bomba en la cabeza, porque esa es otra.

Habrá que seguir tocando. Las bandas es lo que hacen.

Por supuesto. Pero vemos que cuando no es una cosa es otra. Santero es un vuelo emergente constante. Pero el rock es así, siempre hay cosas que te echan para atrás, pero de uno depende sobrevivir. Y en el confinamiento nos dimos cuenta de que nos filtrábamos en las casas y nos dio mucho ánimo ver cómo las canciones sobrevuelan y se meten en las cabezas de la gente. No era un viaje en coche, pero te hacía viajar también desde tu casa.

¿Habéis alcanzado algún éxito que teníais proyectado o estáis sorprendidos?

Hay muchos altibajos, cosas que no te esperabas tan a la corta, y en cambio esperas otras que o no suceden o suceden lentamente. Luego hay días que tienes la sensación de haber alcanzado cosas muy bonitas con las que no contabas, como el reconocimiento de los compañeros de otras bandas o de los periodistas. Nosotros somos una banda autogestionada que en su día lo intentó con sellos y oficinas de mánagers que no vieron el proyecto, de manera que empezamos con la senda y un amigo convertido en mánager, Carlos Jorro, que creó un sello discográfico para sacarnos, Actúa Records. Y hemos llegado a la gente que queríamos sin todos los demás. Pero la lucha sigue ahí y dejas de mirar atrás. Te centras en la cima de la montaña y ves que queda mucho camino.

Miras hacia abajo cuando bajas.

Sí, por supuesto que sí. Supongo que hay artistas consagrados que ya se han acostumbrado a los WiZink de 15.000 personas que ya no sé qué más querrán. Pero eso debe tener también su vértigo de no saber cuanto va a durar. En cualquier caso, es emocionante para nosotros no saber qué va a pasar, porque de repente agotas entradas y luego estás picando piedra para menos gente. Nos sentimos afortunados de continuar, muchos han puerto por el camino. Y más últimamente con la pandemia.

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