Vídeos de conciertos: U2 el 11 de agosto de 2005 en el Vicente Calderón de Madrid

Había visto a U2 cuatro días antes en el Camp Nou de Barcelona, pero aquel 11 de agosto de 2005 me desperté como un crío esperando en bucle a los reyes magos de Irlanda. Mi sueño fue siempre ser periodista musical y soñaba con este tipo de días, aunque es cierto que imaginaba que nos invitarían a todos los camerinos y nos agasajarían sin fin para, de paso, poder compadrear con mis ídolos.

Eso no es así en absoluto, aunque sí ocurre que conozco muchos camerinos. Pero no nos desviemos, porque ni sé por qué he dicho esto. Supongo que porque una de mis motivaciones para estudiar periodismo era acceder a U2. Y de repente he recordado aquella mañana de hace catorce años, esperando el autubús 34 bien temprano para bajar hasta Marqués de Vadillo desde de esquina de Eugenia de Montijo con la Avenida de Nuestra Señora de Fátima. Desde donde os escribo, os anhelo y os imagino, de hecho, ahora.

Ya sé el por qué de esta divagación. Porque cuando recuerdo aquellos viejos conciertos me reconozco en la intención última de todo, que no era y es otra que el gozo. Ahora me dedico a lo que ansiaba, ahora supongo que soy lo que quería. Y cuando se cumplen ciertos aniversarios se te agolpan los recuerdos. Y por un rato eres aquel y estás allí, haciendo la espera en el bar El Doblete desde las 10 de la mañana (tampoco fui nunca de madrugar de más, aunque alguna vez lo hice también por curiosidad e insomnio).

Me encanta divagar, pero no ahora. Fin. La cosa es que ya van catorce años del que durante mucho tiempo iba a ser el último concierto de U2 en Madrid -situación no revertida hasta 2017, nada menos, aunque con dos noches… que inicialmente iban a ser cuatro-. Aquel día hicimos la cola de rigor, echamos el día entre risas y nos metimos al golden circle -que antes ni se llamaba así ni se cobraba pero, eh, es el mercado, amigo- a esperar con Kaiser Chiefs y Franz Ferdinand. Nada menos. Estos vídeos los grabé yo (bueno, el segundo no, pues alguien me grabó ilusionado como un crío haciendo el idiota). ¡Cómo me gustaba el Vicente Calderón!

Quizás no fuera el momento más reivindicable de U2, pero joder, cómo molaban los conciertos en el Vicente Calderón y cómo mola Bono. Vertigo fue un desparrame seguida de I will follow -«de Madrid al cielo» dice Boniato para alboroto de la afición- y en The Electric Co. pasó aquello del micrófono, con el cantante golpeándolo contra el suelo y esperando con muy mala hostia a que su técnico le diera otro que sí funcionara. Molan esas cosas, esos dislates, esa furia cuando algo sale mal. Da hasta cosilla cuando lo ves de cerca, te das cuenta de que todo se puede ir a la mierda en un segundo. Lo recuerdo bien, sí, total. Moló.

Puede, de hecho, que The Electric Co. en general fuera lo mejor de la noche. Estoy casi seguro de ello. Fue un concierto bien guapo, la verdad, sin estridencias escénicas, con un grupo bien sobrado, con un repertorio centrado en How to dismantle an atomic bomb (2004) y una selección interesante de clásicos. Muy loco lo de Miracle drug con Bono diciendo que en Madrid hay un hospital de niños muy importante y el público gritando: «Niño Jesús!» Miss Sarajevo también fue otro momento culminante, tan operístico para un recital de rock de estadio.