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Mala Rodríguez: «Las mujeres son las primeras que me dan de lado»

Entrevistas
Mala Rodríguez publica este 30 de junio ‘Cómo ser Mala’ (Temas de Hoy). Una autobiografía en prosa pero que late su personalísimo ritmo. Una colección de recuerdos encadenados como la estrofa al estribillo. Desde que descubrió en flamenco y el hip-hop en las calles de Sevilla, hasta el Premio Nacional de Músicas Actuales. Hablamos con María Rodríguez Garrido (Jerez de la Frontera, 1979) sobre la multitud de peripecias del camino. Las ojos de las fotos los pone Ricardo Rubio.

¿Por qué escribir ahora este libro?
Porque estaba en cuarentena con la pandemia y me llegó la oferta de escribir un libro. Andaba que me subía por las paredes, ya no sabía qué más hacer, así que dije ‘venga, pues escribamos un libro también’. Ya se habían enterado de que estaba escribiendo un guion para una serie y me había puesto en modo prosaica. Entonces me preguntaron si me interesaba y respondió por qué no. Y la verdad es que no sabía dónde me estaba metiendo, jaja, porque una cosa es la ficción y otra hurgar en tu vida. Es como en las canciones pero peor.

Era buen momento para hacer algo así. Ya que estabas encerrada, no tenías escapatoria de ti misma
Y sobre todo que no me apetecía vivir la situación que estaba ocurriendo en el momento, de manera que me parecía bien todo lo que fuera evadirse. Llámese Cuantreao o cualquier tipo de sustancia que me ayudara. Escribir este libro fue otra manera.

La creación como escapsimo
Sí. Me puse a escribir, a grabar, estuve trabajando también con ese guión de la serie… Estuve haciendo mogollón de cosas. Si no hubiera sido por esos otros mundos que visito, no sé qué habría sido de mí. Sé que hay mucha gente a la que le ha parecido guay eso de estar en casita con su mantita viendo pelis y tal, pero llegó un momento en el que dije que no quería ver más películas.

Contar la peli de uno mismo es la mejor película de todas. Y me ha llamado la atención del libro que en ocasiones es como una conversación entre María y La Mala. ¿Han llegado a conocerse la una a la otra gracias a estas páginas?
Totalmente. Lo menciono precisamente porque lo he entendido. Por un lado está la persona y por otro el personaje. Es curioso porque a lo mejor en mi niñez tuvo más peso ese personaje que creé instintivamente para ayudarme a mí como persona. Pero hoy en día quien tiene las riendas soy yo, María. Y soy feliz de ver cómo hay una parte de mí que es artista y que crea.

El personaje de La Mala se dio a conocer de una manera bien diferente a la actual. ¿Cómo de evidente te parece ese cambio?
No ha cambiado tanto, no creas, porque yo siempre ha creído que he ido sumando facetas, no restando. Al final, no creo que las personas cambiemos mucho. Si acaso nos vamos destilando o amargando. Pero la esencia de uno se queda ahí. Si ves a un niño pequeño con una personalidad marcada, sabes que va a ser así siempre. Yo creo que somos como cuando niños, pero con todos los accidentes que nos pasan en la vida.

Confiesas que este libro es uno de los sueños de tu vida. Pues otro sueño más cumplido
¡Sí! Los sueños son bonitos. Las aspiraciones en la vida. Cuando estaba en el cole fantaseaba con escribir una novela. Pensaba ideas y me hacía pajas mentales. Al final creo que de alguna manera lo he hecho ahora.

¿Cuándo estabas en el cole de las monjas? Porque dices en el libro que valoraste meterte a monja. ¿En serio?
Esas son locuras mías (risas). Es que digo muchas cosas muy locas. Si me conocieras más sabrías que es normal, que así soy yo. Pero la gente solo ve una parte de mí y en el libro dejo ver muchas de las paranoias que hago. Por ejemplo, mi hija va a cumplir ahora cinco años y le voy a comprar dos cabras.

Unas mascotas originales, jaja
Pues sí. Y son cosas que a mí me parecen normales, pero sé que mucha gente se queda flipando.

MALA RODRÍGUEZ. FOTO: RICARDO RUBIO

Cuéntame cómo has afrontado la escritura del libro. No sé si cronológicamente, si has ido recordando al azar y luego montándote la movida en tu cabeza…
En un primer momento escribí todo el relato del tren. Quería que fuera trepidante, en primera persona y con muchísimo ritmo para que la gente sienta que está allí conmigo. Todos los otros capítulos los fui estructurando en plan infancia, adolescencia, primeros años de carrera… Ahí también quería transportar al lector para tenerle conmigo a mi lado. Me ha gustado descubrir que al escribir también hago rimas.

Rememoras con mucho detalle. Es algo que siempre me alucina con los libros autobiográficos, porque no es nada sencillo irse tan atrás en el tiempo y ser capaz de relatarlo con coherencia
Bueno, es que me ha costado muchísimo acordarme de cosas, jeje. Ha sido un trabajo muy difícil. Tuve un par de entrevistas con periodistas que me hicieron un montón de preguntas para hacerme recordar. Eso me vino genial para poner en pie muchos eventos que yo había olvidado totalmente. A día de hoy me sigo acordando de cosas, porque soy muy olvidadiza, súper despistada. No es que sea una mala persona por no acordarme de los cumpleaños y todo eso, jeje, pero estoy como en otro mundo y me cuesta mucho volver a la agenda.

¿Y en qué parte de la cabeza guardas las letras de las canciones para acordarte de ellas en los conciertos?
Pues no sé cómo lo hago, la verdad. Las canto porque para mí son como melodías y respiraciones. Por eso nunca me pierdo, sé perfectamente qué frase viene después de la que estoy cantando. Eso tiene que usar una parte diferente del cerebro, seguro, jeje.

¿Tú crees que los músicos que cuentan esas historias loquísimas en sus memorias realmente se acuerdan?
Una se acuerda de muchas cosas, pero también hay otras muchas que no quiere recordar.

En otras partes del libro cuentas que te abruma un poco que te digan que eres pionera del feminismo y del empoderamiento. Pero que al mismo tiempo te parece guay que te escriban chicas para contarte
Me gusta que la gente haya vivido una historia paralela de alguna manera cercana a mí sin conocerla de nada. Esa es una cosa muy bonita, ese es el poder del arte, que te hace tocar otro corazón. Pero lo de las banderas ya no.

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MALA RODRÍGUEZ. FOTO: RICARDO RUBIO

Cuentas también que siempre has querido tener un equipo de gente guay y que te entienda. Y con muchas mujeres. Al principio no había pero, ¿has encontrado ya ese equipazo?
Las cosas han ido cambiando y se ha ido abriendo un poco el campo. Pero, sobre todo, me he dado cuenta de que me he tirado mucho al charco en plan ‘eres mi colega vamos a hacer esto o aquello’. He dado esa oportunidad, he creído y confiado en mucha gente porque nadie tiene una primera oportunidad. Una amiga mía chilena, Denise Rosenthal, tiene un equipo todo con chicas y te dices ‘ya pero todas no pueden ser máquinas’, y ella te contesta que quiere darles la oportunidad de que vayan aprendiendo. Yo eso lo entiendo, porque si no nos apoyamos entre nosotras, quién nos va a dar la oportunidad.

Te guste más o menos, pionera en el rap español eres. Mencionas a Arianna Puello como una rareza en su día cuando empezabais. También nombras a Bad Gyal, que lo revienta ahora mismo.
Es muy diferente lo que hablaba Ari de lo que habla Bad Gyal. Bad Gyal habla mucho del empoderamiento y la liberación sexual de la mujer, pero Ari trataba muchos temas sociales. Además, era una chica dominicana en España y por eso le encuentro mucho más mérito a lo que hizo en su día.

El caso es estar siempre en movimiento, que lo recalcas varias veces. Mucha gente tiene el empeño ese de que tiene que ser siempre la misma toda su vida porque eso es ser auténtico. Pero tú no lo ves así. Y yo tampoco, ya que estamos
Coincidí una vez con Jorge Pardo en Tulum (México) porque tocábamos en un festival. Allí conocí a Paco de Lucía y yo me decía ‘hostia qué fuerte, qué guay esta gente, con la de años que llevan por el mundo haciendo lo que les sale de los huevos’. Eso te cambia. Cuando tú estás constantemente viviendo experiencias, inevitablemente vas actualizándote, haciéndote mejoras, y es muy complicado quedarte igual que siempre.

«El éxito es poder hacer tu vida y ser fiel a ti. Yo siempre he preferido caerme y darme de hostias. Que duele pero, bah»

MALA RODRÍGUEZ

Ir por el mundo haciendo lo que te sale de los huevos es el éxito. Lo lanzas varias veces. Esa idea de ser libre como victoria total
Totalmente. Lo que te haga feliz sin tener una cosa prescrita por la sociedad, que se empeña en decirte que las cosas son de una manera. El éxito es poder hacer tu vida y ser fiel a ti. Yo siempre he preferido caerme y darme de hostias. Que eso duele pero, bah, no pasa nada.

Duele pero es necesario para avanzar. En relación a eso, hablas en varios pasajes de la salud mental y de la depresión
Me encanta que ahora la gente joven hable mucho sobre esto. Tengo muchas amigas psicólogas y dentro de la música que crean espacios seguros para hablar de emociones, sincerarse, simplemente normalizar que estás teniendo un súper bajón. Y buscar por qué te pasa eso, que es lo normal. Las enfermedades mentales siempre me han llamado la atención porque mi mamá trabajaba en un psiquiátrico y yo estuve bastantes veranos haciendo allí los deberes. Flipaba con los locos porque, la verdad, veías que no estaban en ese cuerpo. Escuchaba historias que me hacían entrar en pánico y me decía que no quería perder nunca la razón. Qué locura no poder ser capaz de guiar tu vida… eso sí que da mucho miedo.

Tengo varias frases apuntadas que me han llamado la atención. Como que hacer una canción es mejor que follar
Sí (risas).

Es un buen titular
Me encanta dar titulares para que la gente se meta conmigo y diga ‘pero esta loca qué está diciendo’ (risas). Otra frase que digo y que me encanta es la de ‘Marx era un hijo de puta’. Entré en varios sitios de la Editorial Planeta y les hacía esta pregunta y fue muy divertida la reacción.

Hablar de dinero es pornográfico
Siiii. Eso es porno. Y la política. ¿Algo más porno que la política? Por Dios, si es entretenimiento para adultos, tú sabes.

Dices también que entiendes el poder de las redes sociales. Es lo suyo, porque tienes millones de seguidores, pero es que mucha gente no lo entiende
Es como todo. Tienes que estar bien amueblado. Si lo estás, creo que puedes gestionar lo que viene siendo esa presión. Porque no es fácil que veinte personas o que un millón de personas te digan cosas. A mí lo que me ha ido guay es crear un espacio de cachondeo. Yo quiero que la gente que entra en mis redes se sienta cómplice conmigo, no que sea solo un observador. Desde el principio quería mostrarme como soy: muy payasa, extrovertida, histriónica. Me gusta expresarme artísticamente a través de las fotos, me gusta jugar, y poco a poco he ido educando a la gente.

¿Sabes si tienes más seguidoras o seguidores?
Hay de todo. Admiro mucho a las chicas que me siguen, porque sé que lo típico es que las mujeres son las primeras que me dan de lado. Y me encantan los chicos que me siguen porque son unos cachondos y tienen mucho sentido del humor. La gente que me sigue tiene mucho sentido del humor y eso me encanta.

Y si alguien se pasa, pues una colleja para que aprenda
Eso es, claro, pues nada, jeje. Como AuronPlay, que bloquea.

«Soy más punki que rapera»

MALA RODRÍGUEZ

¿Es cierto que solo piensas en actuar en pelotas en el escenario?
Eso fue cuando me divorcié. Estaba en una situación muy loca… cuando vas cediendo tus libertades personales al final no te reconoces en nada. En ese punto, hay que hacer algo muy loco para volver a encontrarte, y a mí me ayudó mucho eso de salir ahí en bragas y sujetador. Era más en plan punki… ¿sabes? Es que la gente no termina de darse cuenta de que yo soy más punki que rapera. Me encanta transgredir y provocar y entonces estaba muy flaca, perdí mucho peso, me sentía muy débil pero estaba a la vez recobrando mucha fuerza.

Igual lo que digo es una chorrada, pero igual el punk tiene un mensaje más directo que el rap. ¿Es una chorrada?
Lo que creo es que el punk nunca ha llegado a ser pop, pero el rap sí porque ha suavizado sus mensajes. Así ha llegado a ser tan popular. Porque lo que llega a ser popular siempre son los mensajes de amor y cosas que puedes presentarle a tu madre. No sé, se me ocurre. En mi caso, creo que los embarazos me acercaron a hacer cosas más dulces… recuerdo que muchos periodistas me decían ‘ya no eres La Mala’ y yo pensaba ‘ahora soy capaz de comerme una rata por mi hija’.

Destacas que ‘puta’ es el adjetivo que se usa para las mujeres que hacen lo que les da la gana. Y recuerdas el acoso por parte de muchos hombres por la calle siendo tú bien joven
Sí. Me pasaba eso yendo al cole siendo bien pequeña. A mí y a muchas chicas, era muy normal. Para los hombres de aquella época era normal, es una cuestión de educación y yo no les tengo coraje. Hoy día si vas a cualquier país a lo mejor te encuentras con ese tipo de cosas, pero en España hay más respeto cada vez. Me da mucho coraje el tema este del feminismo… eso de ser caballeroso… porque al final se trata de ser respetuoso y amable. Con la palabra respeto se resume todo, no hay que andar en tantas siglas, en tantísimos millones de cosas. Respeto, tolerancia, empatía. Pero hay gente que necesita más burocracia y puntualizarlo todo.

Recibes el Premio de Músicas Actuales en 2019 y deslizas la idea de que igual sí que te debía algo este país
Nooo, qué malo eres (risas). Qué cabrón. En serio, a mí me hizo súper ilusión. Es como si tu abuela, que siempre te ha criticado, llega un día y te da veinte duros. Pues te quedas muy feliz. Cuando me lo dijeron lloré y todo, nunca lo hubiera imaginado. Yo siempre he estado por ahí en otros países y era la única que rapeaba en bragas. Ahora es normal, ahora todas las tías rapean en bragas y me digo ‘pues mira la que he liado’. O no, igual no tiene nada que ver conmigo. Desde luego, te digo que yo no lo hacía por ellas, porque yo todo lo que he hecho ha sido por mí. Hay que quitarme todo el mérito, porque no lo he hecho pensando en las mujeres del mundo. Yo he hecho lo que he podido por mí misma y por salvarme a mí.

MALA RODRÍGUEZ. FOTO: RICARDO RUBIO

¿Y qué planes de futuro tienes? Seguro que ya trabajas en cosas.
Tengo preparados unos relatos eróticos muy guays, por ejemplo.

Y conciertos. Unos poquitos, dentro de lo que cabe.
Sí, al fin, menos mal, porque se cortaron de golpe. Ha sido dramático. Hay mucha gente en mi equipo, tengo muchas bailarinas, y me encanta poder volver a los escenarios con ellas. Todo mi equipo es gente muy linda. Me ha costado tener un equipo que se siente familia, y yo no quiero parar.

Ya el año pasado, en cuanto pudiste saliste. Está claro que los artistas que han estado actuando todo este último año, no lo han hecho por dinero
La gente estaba loca por salir de su casa y cantar. Se aprovechan de eso algunos cabrones, porque los artistas en verdad somos buena gente. Pero yo nunca me casaría con un artista, también te lo digo. Jamás. Los artistas están fatal, yo paso, jeje. Donde se ponga un informático o un electricista, un biólogo marino, no sé, hay que buscar un poquito de contraste para no pasar todo el día hablando de las mismas mierdas.

«Este es un libro de autoayuda»

MALA RODRÍGUEZ

¿Te gustaría que la gente aprendiera algo de este libro? ¿Cómo te gustaría que se quedara el lector al terminarlo, igual que cuando alguien escucha una canción tuya y le mola?
Este es un libro de autoayuda. Yo quería hacer esas cosas de lanzar mensajes que a mí me han ido bien en plan madrugar, hacer levitación… En plan me he dado un montón de chocazos pero he aprendido algo y te lo voy a contar aquí esta tarde. Espero que a la gente le pueda ayudar en algún momento.

Sabes que los libros de autoayuda no tienen muy buena fama
Pero es que a mí me encanta decirlo. ¿Quieres que diga que roza el ensayo en algunos momentos? ¿Una autobiografía profunda? Prefiero que la gente lo vea como la historia de alguien que ha tenido una vida un poco movidita y que te trasmite sus truquis. ¡Seguidme para más consejos!

Los consejos, guay, pero yo es que lo de madrugar lo llevo fatal
¿Ves? Sabía que me ibas a decir algo de eso (risas). Pues levantarse temprano cuando está amaneciendo es lo mejor que hay. Lees cosas bonitas, anotas pensamientos, haces un poco de estiramientos, te cuidas… y luego ya afrontas el día de otra manera. No levantarse corriendo. Es bueno tener una rutina mañanera, dedicarle atención a tu yo emocional, espiritual y físico. Todas esas me han ayudado, y también irme a comer a un restaurante una comida increíble, eh, jaja. O tomarme un Margarita.

Un poquito de todo es lo suyo
Un amigo mío plantea que hay que tener unos bidones y todos tienen que estar equilibrados. El de la familia, otro de los amigos, el de la pareja o el trabajo. Es muy difícil equilibrar todos esos bidones, pero para eso hay que organizarse la semana y si descuidas a tus amigos hacer una reunioncita o un parchís. Hay que organizarse un poquito para alcanzar el equilibrio en la vida.

MALA RODRÍGUEZ. FOTO: RICARDO RUBIO

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