Luis Albert Segura es líder, alma máter, compositor, cantante, ideólogo e incluso chico de los recados de L.A. No hay que ser el ciervo más avezado del rebaño para pillar que las iniciales de su nombre coinciden con las de la banda con la que ahora regresa para vivir una odisea moderna. Cambio de sonido, un rumbo diferente y un destino por descubrir. Esa es en esencia la gracia de todo lo que nos pasa y bien lo sabe él, que salió de la pandemia con un disco de naturalismo evocador y ahora agarra el sinte en lugar de la guitarra para ponernos a bailar al son del pop del siglo XXI que pronto quedará establecido como clásico de nuestro tiempo. ‘A Modern Oddysey’ se llama su nuevo disco. Pero ya está bien, ya basta, suficiente entradilla. Hablamos en el centro de Madrid y las fotos las hace, como si fuera sorpresa, nuestro Ricardo Rubio.
Ha pasado un tiempito. Hace casi ya cuatro años desde de la última vez que hablamos con motivo de Evergreen Oak. ¿Mucho tiempo para esto de la música?
Sí, la verdad. Han pasado muchas cosas. Porque no solo pasan cosas cuando eres joven, jaja. Vas creciendo, tienes hijos, la vida es voraz y cuesta sacar tiempo e ilusión para hacer cosas. De esos casi cinco años ha sido un año y medio metido en el estudio, buscando, prueba y error, escuchando artistas nuevos y, sobre todo, intentando hacer un cambio que necesitaba para seguir.
Se nota mucho. ‘Evergreen Oak’ es un disco muy calmado que te lleva a la naturaleza, muy relacionado con el ambiente de la pandemia, pero ahora el mundo ha vuelto a girar y hay otro espíritu.
Joder, y casi peor. Parecía de que la pandemia había puesto a la gente en su sitio y se había cargado muchas cosas malas, pero ahora parece que ha cambiado en plan ‘el mundo se puede acabar, vamos a matarnos entre nosotros’. Eso es lo que yo percibo. Son tiempos complejos, convulsos, con mucho movimiento, ahora el hype ya no es de un mes, es de un día.

Se consume todo a toda velocidad, también la música. Los grandes conciertos y festivales agotan entradas en horas…
Es que son multinacionales. Pero quedan festis pequeños, con gusto y con cariño, y luego hay otros que antes eran así pero ahora son marcas grandes por todas partes.
El efecto rebote de la pandemia ha resultado ser vertiginoso, con lo cual es una suerte poder tomarte el tiempo para hacer lo que uno quiere y hacerlo bien. ¿Asusta eso?
Yo no he sido muy consciente porque desde 2018 que decidí parar L.A. mi vida familiar demanda mucha atención. Por eso, la sección de mi cerebro que se puede encargar de la creación y de llevar a L.A. a la palestra otra vez ha estado ocupada en otras cosas. No he sido muy consciente hasta que hace año y medio decido ponerme manos a la obra para volver y me asomo al panorama, a la industria, y sí que nos hemos planteado que a lo mejor ya no es el momento. A lo mejor ya está, ya pasó y hay que asumirlo. Luego ves que, efectivamente, está todo endiablado, pero que sí que puede haber un hueco. Además, durante tantos años me he labrado una base de fans tan fiel y tan cariñosa que pensé ‘qué feo no seguir nutriendo esto cuando si lo trato bien y funciona me puede durar muchos años’.
Otras entrevistas a L.A.
- «Estuve a punto de firmar un contrato para repartir pan, pero aquí estoy con un nuevo disco»
- «Queda más guay decir que no, pero para mí sí que es un objetivo sonar en la radiofórmula y llegar a más gente»
- «Buscar un estribillo en ocasiones es obsesivo»
- «Seguimos siendo una banda de garito»
¿La intención primero era hacer un disco más de rock? ¿Qué pasó en el camino?
Así era. Entonces pasó que me fui fijando en lo que se hacía, en la música actual, en los artistas que despuntan, sonidos y producciones nuevas… iba viendo que lo que yo pensaba que podía funcionar ya estaba totalmente fuera de onda. Que volverá, porque esto es cíclico y sabemos que todo entra y sale, pero me di cuenta de que había muchas cosas que no había hecho nunca, como flirtear de manera más evidente y obvia con la electrónica y según qué sonoridades, y quise probarlo. Me sentí cómodo, vi que funciona, que tenía sentido y aqui estamos.
Hay muchas referencias, pero te lo voy a resumir en The Weeknd. ¿Puede ser?
Puede ser, jaja. Y es curioso porque de repente a un tío como tú, gente de nuestra quinta o con los gustos que hemos podido tener nosotros, que sistemáticamente repudia cualquier cosa que se parezca a Dua Lipa o Sabrina Carpenter. Sistemáticamente, sin escucharlas, cuando tienen temazos y discazos, la propuesta es increíble y en directo estás una hora y media con la boca abierta. Pero te lo pierdes por capullo, y esto pasa, aunque cada vez menos. Y yo creo que es el momento de que incluso mi público, que ahora viene con sus hijos a mis conciertos, escuche lo que ofrezco, muy azucarado, que puede recordar desde Billie Eilish hasta The Weeknd o Dua Lipa, y lo puede aceptar y puede decir ‘mira qué huevos ha tenido este tío y encima no me quito la melodía de la cabeza’. Estoy convencido de que eso va a pasar, y esa seguridad en mí y en este proyecto ha sido lo que me ha hecho publicarlo y llevarlo al directo. Si no estuviera tan contento seguiría en el estudio dando palos de ciego.
¿Es un disco de pop del siglo XXI en el año 25? Por acotar.
Sí. Es arriesgado, obviamente. Soy consciente de que me puedo cargar totalmente la fiesta, pero quizás no. Hicimos un primer show en Mallorca y había un montón de gente joven a la que le encantó, así que de repente tuve mogollón de seguidores nuevos de un target de 25 años.
Gente sin mucho prejuicio, por la manera de escuchar la música ahora en las plataformas. ¿Pueden aceptar una canción más rockera y otra como ‘Reach the top’, con tanto sinte?
Exacto. Esa para mí es Kid Laroi, que no deja de ser un Kurt Cobain remodelado y moderno, pero que lo escuchas y te quedas con la melodía y te hace un show de puta madre.
Crónicas de conciertos de L.A.
- Concierto de L.A. en Joy Eslava en 2010
- Una noche inesperada con L.A. en la Sala Barts de Barcelona en 2013
- Vuelta a la Joy Eslava en 2018 con L.A.
- L.A. en La Riviera en 2021: un nuevo comienzo
En cualquier caso, las canciones siguen teniendo una estructura muy de rock clásico, aunque estén vestidas diferente.
Exacto. Y funcionan a guitarra y voz. Eso sigue estando porque yo vengo de una escuela de Tom Petty, de los Beatles, eso está ahí al final, viene de casa.
‘Some other space’ es la que me imagino con banda de rock perfectamente.
Sí, claro que sí.
En esa canción dices «I’m getting older», que lo llevas diciendo mucho tiempo. Es un mantra vital que, te confesaré, comparto.
Es verdad, jaja. ¿Sabes qué pasa? Creo que el paso del tiempo está en mi plan diario, es una cosa que no puedo evitar, más desde que tengo niños y el puto iPhone me recuerda las fotos del pasado. Ese es un recordatorio constante de que te haces mayor, el tiempo pasa, mis papis, tus amigos, problemas grandes, cosas de mayores. Eso está ahí desde ‘Stop the clocks’ hasta ‘Me quedo contigo’ de mi disco en castellano o ahora en esto. Es una preocupación universal pero no una obsesión, porque quiero intentar envejecer con elegancia y no en plan obsesionado por rejuvenecer y hacerme liftings. Tengo canas, tengo manchas en la cara, yo qué sé, me duele la espalda muchas veces. Pero aquí estamos, jaja.
Esto se puede hilar con el mensaje de ‘The right time’. ¿Cuándo es el momento adecuado? Pues ahora.
Sí. Y volviendo otra vez a lo que decíamos de la pandemia, creo que después de que muriera tanta gente y nos viéramos tan vulnerables, estos últimos años de tanta convulsión de guerras y más muertes nos están haciendo mella y de ahí sale el ‘tengo que vivir’. ¿Quieres abrir una cafetería? Ábrela. Lucha por eso, tírate a la piscina, no te quedes que te dé un jamacuco sin haber probado a abrir una cafetería. Estamos en estos tiempos, aprovecha el hoy, no esperes a mañana, ni a la semana que viene. Un poco por eso he sacado el disco también. Voy a grabar, a sacar el disco, a sentirme guapo, porque a lo mejor me pega un Cristo y me quedo tieso y ya está, jaja. Esto pasa constantemente.
¿Cómo has flirteado con la inteligencia artificial en estas canciones? A Paul McCartney, que sin duda nos está viendo, no le gusta nada la deriva que toma esta conversación.
De hecho, en una reunión reciente con mi editorial me dijeron que casi tienen un departamento de detección de fakes.

Las editoriales de libros también lo tienen.
Claro, es que tú vas a ChatGPT, te hace un libro, lo envías, te lo sacan y empiezas a generar dinero. Que es muy difícil con la música, imagina lo complicado que es generar dinero con un libro, pero ahí está. Es como todo, Instagram es una buena herramienta pero tiene un lado oscuro y a mucha peña le da muchos problemas, y siempre hay gente mala haciendo mal uso de eso. La IA es una herramienta que, bien utilizada, a nivel de conocimientos, diseño, ideas y propuestas, cuando te sientes bloqueado, no tiene nada de malo porque recibes ciertos imputs. Esto ha venido para quedarse, de una forma o de otra y yo lo veo con mis hijos también. Conocer la IA y ver lo bueno que tiene, no tienes por qué timar a una editorial. A mí me ha dado ideas de diseño, de instrumentos. Yo no he hecho canciones con inteligencia artificial porque no lo necesito, gracias a Dios. No sé hacer otras muchas cosas, pero sé hacer canciones. El ser humano tiene ese punto de que si puede engañar engaña, si puede pagar dos en vez de cuatro paga dos. Bueno, eso no es culpa de la IA, es culpa de un mal uso de la IA.
Ya que mencionas a tus hijos, ¿te están enseñando algo de todo esto que se note en el disco? Ya sabes que TikTok ahora mismo es una máquina de crear números uno.
La verdad es que sí. De hecho, la grabación del disco sufrió un cambio radical cuando mi hija empezó a escuchar a Rosalía en casa. Ella nos llevó a Bad Bunny, al que no he querido ni mirar durante mucho tiempo, pero me acerqué, de repente escucho el disco entero ‘Un verano sin ti’, el concepto, y me pongo vídeos de bolos y pienso ‘esto es increíble’. Este es un pibe con un karaoke cantando encima de las bases y la peña está perdiendo los putos papeles. ¿Por qué no puedo hacer eso yo? Escuchas entonces una voz que te dice ‘claro que puedes hacerlo, gilipollas’, jaja. Pero no has querido porque te has puesto el traje de rock, con una banda de rock, has ido de guay porque es lo que mola y esto no, como tantísima gente, y de repente gracias a mis hijas cambió radicalmente el disco. Y fuimos a ‘Capri’, a ‘Healer’, a sonoridades diferentes, a escuchar movidas, recuperé a Kanye West y Kendrick Lamar. ¿Y si me llevo todo esto a mi nuevo disco? Rompí los esquemas a todo el mundo. Probamos incluso con ritmos de reguetón, que quizás no teníamos que ir tanto por ahí, jaja, pero sí que podemos jugar con otras cosas. Y así quedo el disco. Escuchando a The Weeknd, Dua Lipa, Bad Bunny, Rauw Alejandro y tantísima peña que nunca había querido mirar. Y ahí está este disco, gracias a mis hijas.
Son clásicos de nuestro tiempo todos los que citas.
Así es.
Yo me resisto, principalmente en el coche, ¿sabes? Pongo Pearl Jam, U2, esas cosas. Y mis hijos me dicen que no lo diferencian, que siempre estoy con lo mismo. El otro día me dijeron que pusiera a Gracie Abrams y, mira, está muy bien. Para ellos, digo, jaja.
Claro, tú les dices pues ponte a Joni Mitchell, jaja. Pues lo de Gracie Abrams lo entiendo. No es nada nuevo bajo el sol, pero coge una cosa nueva que funcionó, se la planta a los chavales de ahora y flipan. Porque funcionó y sigue funcionando. Guitarrita, melodías bonitas y todo modernizado: fin.
Las melodías bonitas son la base de todo, sin ellas no tenemos nada. Y L.A. las ha tenido siempre y las tiene.
Claro. Totalmente. Yo tengo muy claro que lo mío es luchar los estribillos y esas melodías chicletosas que se te quedan pringadas. Eso está en ‘Plase stay’ o en ‘The fire glowing’. Ahí puedes escuchar a Crosby, Still & Nash. Y puede tener un punto a Childish Gambino de repente también.
La de nombres que estamos metiendo en esta conversación, qué genial. Pero como no queremos aburrir, vamos a ir despidiéndonos. Cuéntame los planes a partir de ya.
Pues ya está aquí el disco y vamos a hacer muchas salas, tenemos que poner a prueba este set. Le estoy dando forma, es una obra de teatro con guion. con un cambio de formación y voy con dos músicos multi-instrumentistas detrás, mucha cosa disparada, yo voy con un micro inalámbrico. Hay un set con una eléctrica, hay un set acústico, entran y salen instrumentos todo el rato, hago karaoke también, por supuesto. El show ha cambiado y vamos a ponerlo a prueba. Queremos ir a México para finales de verano y el año que viene ir a festis y estar ahí. El concepto de sacar un disco es muy de nuestra época, pero ya estamos pensando en canciones nuevas y en verano seguramente habrá singles nuevos, porque esto no puede parar. Ahora el algoritmo me recuerda todo el tiempo cosas que he buscado en internet de márketing y demás, jaja. Y me dice que el máximo de plazo entre singles es un mes y, si te pasas de ese mes, has caducado. Al mes llegas muy de culo. Claro, se me ha hecho largo todo esto, hemos sacado tres singles y de uno a otro se me ha hecho larguísimo. ¿Y si no gusta? ¿Y si se olvidan? ¿Si no me hace caso la prensa? Hay que seguir sacando canciones y este año será de eso.
¿Las tienes?
Si, si. Ha sido una temporada muy fructífera. Este es el principio de otra sonoridad y de otra música. Que a lo mejor dentro de un año me pega por la acústica y me hago un disco así. Vamos a ver que sale.
¿Este punto de libertad es el éxito?
Este es el éxito. Ahora lo veo así, pero antes no lo veía así.
Ahora el éxito es…
¡El WiZink! Jaja.
Joder, ¡es montar una banda y pensar ya en el WiZink con un single! ¿De qué va la peña?
A mí me han dicho ‘¿y en el WiZink no habéis tocado?’ Pues sí, toqué una vez abriendo para Placebo, pero no, no lo he llenado aún. Y te responden en plan ‘ah, vale’. Es como que si no llenas el WiZink no vales. Pero el WiZink doce noches, eh, jaja. ¿Cuántas noches has hecho?
No, claro, es que una vez ya no vale.
¿Cuántos Wandas has hecho? 27, jaja. Está todo muy jodido tío, las mentes se han ido a la mierda, así de claro.
Es que la medida de las cosas hasta hace nada era La Riviera. Meter 3.000 personas ahí, estupendo, ahí estaba. Ahora nos hemos ido a las 15.000 multiplicadas por las noches que sean.
Por supuesto. Ahí ya estaba.
No da tiempo a seguir las carreras de los músicos, no te calan las canciones de tantas que te llegan.
Yo, realmente, necesito saborear esto para no perderme en eso y en decir ‘esto no ha funcionado porque no hemos hecho el WiZink’. No. Ha funcionado porque estamos aquí sentados, hablando de mi nuevo disco, tengo 46 palos, 25 años de carrera, once discos y estoy ilusionado con un giro radical. Es fantástico y eso para mí es el éxito. Y estoy sano, estoy bien… ahora me atropellan al salir a la calle verás, jaja.
Eso también es el éxito para nosotros desde este lado, que el periodismo musical está muy jodido igual. Pero seguimos aquí año tras año.
Joder, y tanto, tío. Absolutamente. Y qué bien.