Como cualquiera, hubo un tiempo en el que me creí Coldplay. Pero mucho, además. Les vi en La Riviera en 2002, vale, tengo que sacar brillo a los galones cada poco antes de que valgan aún menos. Pero eso, joder, molaban Coldplay. Apuntaban a todo lo alto pero, aaaamigo, no.
No. No y mil veces no. Las putas ganas de Chris Martin, jaja. No. Es broma. Hubo un tiempo, eso sí, en el que confiábamos todos en Coldplay. Era, más o menos, la next big thing que todos queríamos. Resultó ser la siguiente gran mentira y desde entonces hasta hoy sin una respuesta convincente.
Pero hasta aquel día sí. Aquel domingo fue un punto de inflexión. Molaban. Me molaban. El concierto estuvo to guapo y tal. Pero pasaron a ser un coñazo supino. Lo de las pulseras y tal pues bueno, oye, está bien, al final una movida de estadio va de eso. Coldplay aquel día fueron el perfecto pop de estadio. Fue así (y ASÍ lo contamos en su día).
Llovía como un perraca rabiando. ¿Pero sabes lo que pasa cuando todo va mal? Pues que empiezas a apuntar cada vez más abajo.Fisicamente, digo. Literalmente. No es que se bajara la exigencia con la banda pero supongo que un poco sí. Lo cual, aunque sea quizás objeto de debate, es irrefutable.
A mí me gusta mucho decir bolaken. Bolaken es cuando todo acompaña. Cuando la gente acompaña. Cuando las rondas previas acompañan. Cuando las rondas dentro acompañan. Cuando después hay un bis que acompaña de más (de ahí lo de bis). Me gusta mucho ir a conciertos con vosotros, esa es la verdad.Y vosotros sois todos.
Así que, como ya fuimos y ya lo vivimos, ahora que estamos todos en casa, me mola recuperarlo. Por eso tengo abierta la sección Vídeos de Conciertos (AQUÍ) donde estamos rememorando muchas cosas mazo guays.
Este domingo le toca al último concierto que me gustó de Coldplay porque fue el último al que fui. Supongo que siempre lo gozaré pero, sabéis, si este fue el último fue por algo. No pasa nada porque, al mismo tiempo, fue una de aquellas noches y si lo contara todo sería indiscreto con mi propio recuerdo.
Pero una cosa sí quiero afirmar: lo de ‘Viva la vida’ es otro planeta. Eso merece la pena vivirlo, os animo a ello.
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