Crónica del concierto de Duncan Dhu en las Noches del Botánico el martes 10 de junio de 2025, dentro de la gira de cuarenta aniversario

Urgente: Las ‘Cien gaviotas’ de Duncan Dhu iban al Botánico

Crónicas

Han tenido que pasar cuarenta años, pero ya podemos confirmar que las ‘Cien gaviotas‘ de Duncan Dhu iban al Botánico. Cuatro décadas preguntándonos dónde irán: pues bien, ya está, ya salimos de dudas, aquí están. Mikel Erentxun amaga con la guitarra, el acorde le resulta familiar a las 4.000 personas que han agotado las entradas para semejante avistamiento y que, ahora sí, esperan en pie, preparadísimas con los brazos en alto, sus móviles igualmente alzados para captar el momento. De repente aparecen, planeando majestuosas, sobrevolando nuestras cocorotas hasta llegar al escenario y cumplir su destino: convertirse en canción, en historia del pop español.

Así ha pasado en el primero de los dos recitales de Duncan Dhu en la presente edición de las Noches del Botánico. Un doblete que reconfirma una vez más, por si acaso hacía falta (que no), que a partir de cierta edad todos tenemos en algún lugar de la memoria una canción del grupo donostiarra que, de repente, vuelve como el grito de un tiempo que fue y se hace presente. Durante dos horas, esa ha sido la constante esta noche en el Botánico de la Complutense, Mikel Erentxun mediante, sudando la gota gorda e invocando a las gaviotas.

Las fotos son de Fer González

Duncan Dhu en el Botánico: gozoso aquelarre pop

Porque menudo cancionero el de Duncan Dhu. Más que un ejercicio de nostalgia, un gozoso aquelarre pop de cincuentonas y cincuentones (por calcular a ojo una media) con ganas de cantar en garitos que ya no existen estos estribillos que sienten como propios y a la vez compartidos. Valga la concatenación de títulos en la segunda parte de la actuación como prueba del algodón: ‘Rozando la eternidad’, ‘Palabras sin nombre’, ‘Mundo de cristal’, ‘La casa azul’, ‘No puedo evitar pensar en ti’, ‘Esos ojos negros’, ‘Sueño escocés’, ‘Jardín de rosas’, ‘Cien gaviotas’ y ‘En algún lugar’. Pues ya estaría.

La gira de cuarenta aniversario de Duncan Dhu es un éxito de público. Se podía saber o no, pero es. Cierto es que la ausencia de la mitad del dúo, Diego Vasallo, lastra la propuesta artística y emocionalmente, por supuesto que sí, pero el público acepta el trato y Mikel es, literal, la voz cantante para unas composiciones que lucen estupendamente frente al paso del tiempo y que permanecen bien vivas en la memoria colectiva. Con la elegancia que se presupone, esta nueva encarnación del grupo -Fernando Neira (bajo), Mikel Azpiroz (teclados), Rubén Caballero (guitarra) e Igor telletxea (batería)- les da una eficaz capa de barniz, sin destellos de más salvo aquí y allá, y a funcionar porque ya funcionan solas.

De menos a más

Como es tradición en las giras de grandes éxitos, la cosa va de menos a más. No porque el menos sea poco, sino porque se llega progresiva y comparativamente a mucho. El público quisiera que las gaviotas aparecieran nada más empezar, pero eso no haría más que espantarlas, hay que saber esperar para que aparición sea tan estelar como se espera. Por eso, la velada empieza con el sonido acústico de ‘Capricornio’, el rockabilly primigenio de ‘El ritmo de la calle’ y un primer estribillo antes de alcanzar la velocidad de crucero a la altura convenida con ‘Una calle de París’, ‘Rosa gris’, ‘La barra de este hotel’ y ‘A tientas’.

Ya solo es fluir a partir de aquí, si bien es cierto también que la impaciencia de buena parte del gentío por corear los hits y que lleguen las gaviotas hace que sean incapaces de callarse. Nos rodea así un murmullo constante que no cesa (¡qué plastas y pintamonillas son algun@s que no saben comportarse con la edad que tienen, por favor, los peores, los camisas!) mientras los músicos imprimen delicadeza, sentimiento y pericia a piezas más pausadas y menos populares como ‘Siempre’, ‘Rosas en agua’, ‘Un punto más’, ‘Entre salitre y sudor’ (reimaginada menos eléctrica), ‘La herida’, ‘Pienso en ti’, ‘Desnuda’ o ‘Cuando llegue el fin’.

Recuerdo a Pau Donés

Sonidos acústicos, folk, pop, un poquito de blues, a ratos un poco más cercanos al rock. Una celebración que pasado el ecuador aprieta el acelerador y como daño colateral alguna te canta a gritos en el oído porque así lo ha decidido. La emoción del momento que creía perdido, ahora recuperado, entre gritos a Mikel de «¡guapo, guapo!» Pequeños contratiempos en realidad cuando uno está de concierto, más nimios aún en un Botánico que, ya lo sabemos, suena siempre perfecto y tiene las dimensiones idóneas para la música en directo.

Entre el carrusel de éxitos a tumba abierta se cuela en el bis un recuerdo para Pau Donés, fallecido hace ya cinco años, con una versión desnuda de ‘Agua’ tan cantada por los congregados como cualquier otra. La añeja ‘Casablanca’ recupera el pulso rockabilly que tenía Duncan Dhu en sus inicios y ahí está Mikel Erentxun, con sesenta palos, contoneándose como un chavalín, como si no hiciera apenas dos meses que le operaron de la rodilla. No lo digo yo, lo confiesa él, rejuvenecido sobre el escenario como si fuera, no sé, 1985. Otra sorpresa casi final es la aparición de Marina Iñesta (de Repion, y colaboradora de Mikel en su faceta solista) para recuperar otra canción que no es de Duncan Dhu, pero sí de Erentxun solo y que pega perfectamente por sus referencias a las calles de Madrid: ‘Amanecer’.

Como vinieron, las gaviotas se fueron

Como vinieron, las gaviotas se fueron. El gentío las despidió con alegría, alboroto y perritos pilotos. Gritos de «ooootra, oooootra». No faltan tampoco los «oe oe oeeee». Vieja escuela, viejos ritos, esto ya no lo hacen lo chiquillos de ahora. A los niños de los ochenta nos pirraban los videoclubs, las cintas de casete y Duncan Dhu. En pleno 2025 echamos de menos dos de esas tres cosas, más que nada porque tenemos delante a Mikel Erentxun cantando ‘En algún lugar’ como desenlace final. La pena es que, mientras escribo esto, esta noche en el Botánico ya es también pasado. Y eso, me cago en la leche, aunque a veces lo parezca, no hay canción que pueda cambiarlo.

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