Morgan: noche de aullidos
Fotografía de Javier Bragado
El público escucha en silencio, embelesado y reverenciando. Pero alguien aúlla en el gallinero. La canción sigue, y entonces otro tampoco puede reprimirse en las primeras filas. Y aúlla. Es la respuesta física que hay que sacar del cuerpo porque aguantárselo sería una pena. Mejor aullar que hacer de tripas corazón.
Y es que con Morgan se aúlla. Se crepita como los surcos de un viejo vinilo recorridos con precisión quirúrgica por la aguja de aquel tocadiscos. Porque hay canciones de Morgan que pinchan. Nina sentada al piano pellizca, interpretando ‘Volver’, por ejemplo, con una delicadeza que araña.
La excelencia de Morgan se sabe donde empieza, pero no donde termina. Quizás sorprenda menos a estas alturas, pues ya llevan tiempo con nosotros y andan este año en ruta presentando su ya tercer disco de estudio, ‘The river and the stone’. Qué rápido nos acotumbramos a lo bueno.
Por eso hay que aullar, gritar, aplaudir, patalear y ovacionar en pie. Ya sabemos el nivel del ahora sexteto en vivo, pero justo por eso hay que sentirlo profundamente y expresarlo con júbilo. Nos acostumbrados muy rápido a lo bueno, pero cada vez que Morgan salen al escenario es como la primera vez. O como si fuera la última. Así tiene que ser para músicos y público: estamos aquí y ahora.
VUELTA AL CIRCO PRICE
‘The river and the stone’, decíamos. Pues eso, que lo más nuevo de la banda es la espina dorsal de su repertorio actual. ‘Hopeless prayer‘ es lo que dice su título, una oración para recuperar la esperanza esta noche. Primera de dos consecutivas de nuevo en el Teatro Circo Price, de nuevo en Invertest, Lugar y festival talismán para Morgan en Madrid, pues aquí se coronaron en 2019 y dejaron registrado en su primer disco en directo.
Con ‘River’ coge velocidad una velada de rock and soul que los propios músicos disfrutan más que nadie. Ahí están alargando las canciones, dejándose volar como David Schulthess en los teclados en plan Deep Purple en un momento de delirio colectivo. El guitarrista, Paco López, siempre tan elegante y certero, también tendrá varios que nos dejarán extasiados.
Ekain Elorza aporrea tan duro como siempre los tambores y ahí esta Nina atreviéndose ya también a salir de detrás de su piano para colocarse en el centro del escenario sin escudo protector en la garagera ‘Paranoid fall’ (una nueva vía más urgente que la banda sabe, claro, llevar al extremo sobre el escenario).
Hasta el multi-instrumentista Gabi Planas tiene varios momentos, como ese redoble de congas que todavía hoy retumba. Y, bueno, al bajo está ahora la solvencia de Alejandro Climent, también bajista de Fito & Fitipaldis y más que reputado por su carrera de tantos años (la gira de Fito con Morgan de teloneros este año será especialmente cañera para él, desde luego).
‘WDYTYA?’ y ‘Oh oh’ nos llevan de la manita hasta el momentazo de ‘Volver’, seguida de otra de las tres canciones de Morgan en español: ‘Un recuerdo y su rey’. Con ‘Home’ y ‘A kind of love’ finaliza el primer tramo del recital y el público ya reiteradamente levantándose de sus butacas para aplaudir en pie bien a gustito.
‘Alone’, una de esas composiciones que tanto suenan a Pink Floyd abre los bises en el gentío ya enloquecido y genuinamente emocionado con ‘Sargento de hierro’. ‘Another road’ pone el punto festivo y el cierre llega con ‘Marry you’ con Nina y Paco desenchufados y a pelo en el centro del escenario. El resto de la banda se une para rematar y el Price ya no puede más: hay que gritar, es una noche de aullidos para recordar.