Raúl Gutiérrez (Reinosa, 1979) tenía, como todos, otros planes para 2020. En su caso, una apetitosa gira para presentar su último disco, ‘Basado en hechos reales’ (Warner Music, 2019), que arrancó con gran éxito a finales del pasado año.
Pero no pudo ser y, con la incertidumbre aún latente de cuando podrá ser, el cántabro decidió repasar su vida y obra en ‘Tres acordes y la verdad’, un libro autoeditado de conversaciones mantenidas con la periodista África Egido en pleno confinamiento pandémico.
Y ahora conversa Rulo con Mercadeo Pop al respecto de todo ello y de lo que sea que esté por venir.
Me leí el libro entero en una noche de largo insomnio. Se lee fácil.
No es un tocho, no, jeje. No es un ajuste de cuentas y tampoco es un libro que no diga nada. Y África lo ha hecho con mucha maestría. Una cosa es lo que cuentas, que es importante, pero también es importante el envoltorio. Teníamos conversaciones de cuatro o cinco horas, una por capítulo, y luego ella tenía el currazo de transcribirlo y ordenarlo. Porque yo me pongo a hablar y luego ordenar todo eso de manera atractiva para que no se haga pesado…
Dices que no es un ajuste de cuentas y así lo remarcas en el libro, de hecho. ¿Es la historia de un tipo que hace canciones?
Son reflexiones. Llamarlo biografía se me hacía algo pretencioso, no me atrevo. Hay gente que tiene mogollón de éxito repentino y en menos de un año ya ves su biografía autorizada con 22 años. Yo le dije a África que esto no es una biografía, pero humildemente le dije también, con convicción, que tenía que cosas que quería contar.
Y parece que las cuentas según van saliendo. Sin guion. Eso es lo que hace que el libro se lea tan bien.
Yo límites nunca pongo. Por ejemplo, no hago entrevistas, hago conversaciones, eso ya lo sabéis. Pero sí que le dije a África que sí que quería regresar a Reinosa algún día, jaja. Igual hay una versión más dura dentro de veinte años cuando no estén mis padres vivos y mis hijos comprendan cómo son las cosas, pero en realidad tampoco me he cortado en nada.
También afirmas en el libro que esto es como una terapia psiquiátrica. No se trata de llevarse a nadie por delante, sino de detenerse a comprobar lo que uno ha hecho.
Parar a pensar, eso es, en lugar de quejarme de que la pandemia me ha cortado una gira increíble que acababa de arrancar. Como vivo muy poco emocionalmente en el pasado, ya estoy pensando en lo siguiente incluso ahora que estamos hablando de este libro, que me ha servido como terapia personal, efectivamente. En lugar de maldecir mi suerte y la de la sociedad con esto que nos ha caído, me puse a charlar con África y me quedaba cada vez vacío y agotado y pensaba ‘hostias qué suerte he tenido’.
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Cuando nos paramos a mirar atrás, yo creo que, por lo general, gana la parte buena, la parte de esa suerte. Lo más malo no se olvida, pero aprendemos a convivir con ello.
Es que si hay una canción que pudiera definir lo que siento con este libro es ‘Gracias a la vida’ de Violeta Parra. Gracias a la vida que me ha dado tanto. Esa frase podría ser el título del libro y me he dado cuenta precisamente por hacerlo, al parar, porque vamos siempre ‘pum pum’ pensando en lo siguiente. Y esto ha servido para olvidarme de la mierda que nos está cayendo y para decirme ‘tío, si explotara el mundo hoy podrías morir tranquilo’.
Aparte de conseguir tu sueño de vivir de la música, has conocido a todos tus ídolos. Esa faceta de fan tuya mola y da envidia, eh
Muchas veces estoy con El Drogas y de repente pienso para mí ‘hostias, es que estoy aquí con El Drogas’. Jaja. Nunca me lo hubiera imaginado. Los mayores regalos que me ha hecho la vida han sido por la música. Todo lo que he conseguido en la vida ha sido por la música: los amigos, lo que he viajado… A base de ir a tocar vas creando un tejido afectivo por todas las ciudades, no solo de España, con el público y con amigos.
«Muchas veces estoy con El Drogas y de repente pienso para mí: ‘hostias, ¡es que estoy aquí con El Drogas!’ Nunca me lo hubiera imaginado»
RULO
Mola mucho cómo cuentas esa forma de entablar amistades con Fito, con Yosi, con Kutxi… y ahí les tienes, dedicándote unas palabras todos ellos en este libro
Es que conoces a gente que idolatras y acaban siendo tus amigos… que te llaman para ver qué tal estás o escriben en tu libro, como es el caso. Lo hacemos de manera natural por costumbre, pero muchas veces me pellizco, no hay nada peor que dar por hecho las cosas. Yo me sigo sorprendiendo con las cosas, soy muy pasional y me digo ‘hostias que me está pasando esto’.
La dedicatoria que te hace Yosi tiene además un punto de cuadratura del círculo al hilar la primera vez que viste a Los Suaves con la última, que tristemente fue cuando él se cayó del escenario… y nunca más hasta hoy
Cuando lo leí la primera vez que me lo mandó me pudo la emoción y no supe leer entre líneas que estaba pasándome ahí un testigo. Él habla de que le fui a ver cuando yo tenía diez años -dice con mi padre, aunque era mi primo, pero eso es lo de menos-. Y dice «cuando viniste a verme yo estaba persiguiendo mi sueño con Los Suaves y qué casualidad que fuiste también a verme cuando me caí del escenario en Santander y estabas tú persiguiendo el tuyo justo cuando yo le decía adiós al mío». Es la hostia, es tremendo.
Y compartes la foto en camerinos de ese último concierto de Los Suaves, justo antes de empezar
Sí joder. Y lástima que no tenga otra de cuando fui aquella otra vez con diez años. Pero una vez fui a tocar a Galicia y la pareja de Yosi, Laura, cómo él se encontraba aún mal, me regaló de su parte el cartel del 30 de diciembre del 89 en Reinosa. Ese cartel lo tenía yo en la pared de mi habitación porque lo arranqué de la calle para quedármelo. Tiene que tener Yosi una colección de carteles que yo no sé. ¿Cómo tenía ese cartel impoluto para dármelo dedicado? Pues ahí lo tengo.
Mientras andabas recordando historias para el libro, también trabajabas en el presente con la reedición de ‘Basado en hechos reales’. Siempre con amigos
El libro me sacó del confinamiento. Igual que la reedición del disco, eso es, con los duetos con Coque Malla, con Andrés Suárez, con Kutxi y con Álvaro Urquijo. Por ejemplo, fui a los estudios Black Betty, los de José Nortes, y pasé allí una mañana con él y con Coque y luego hicimos un videoclip. Llamé a Kutxi y en lugar de decirle que me mandara su parte, le dije que me acercaba a Pamplona y allí lo grabamos pasando el día juntos en Sonido XXI. Todos estos planes me han ayudado a llevarlo todo mejor, a mantenerme vivo.
Lo verdaderamente chungo es es que esto no ha acabado y el final es incierto
Algo nos inventaremos para que esta cuesta de enero, no digo económica sino emocional, sea algo menos dura. Este año he tenido la suerte de hacer unos pocos conciertos. Me ofrecieron la gira de hacer treinta y pico ciudades en acústico pero como tenía la banda recién montada dije que así no. Ya el año que viene en casa no me voy a quedar. Si esto sigue así me hago una gira con piano y guitarra y nos vamos por ahí.
«No soy de los que se niegan a tocar ante gente con mascarilla, porque la alternativa es el silencio y eso lo llevo muy mal»
RULO
De los poquitos conciertos que has hecho, yo pude verte concretamente estuve en el del autocine aquí en Madrid
Hice cerca de diez bolos. Algunos muy potentes, como el primero que se hizo en España en Cantabria y luego el primero en un autocine. He sido un privilegiado. Pero todo lo demás que había se ha cortado de raíz porque ahora toca quedarse en casa y no tocarse.
¿Cómo fue para ti lo del autocine? A mí no me gustó demasiado y eso que sacábamos medio cuerpo por la ventanilla para sentirnos un poco menos enjaulados…
Para tomar aire, ¿no? Jeje. Bueno, pero gracias a que se hizo estamos hablando de ello. Siempre digo que quiero probar incluso la comida que no me gusta. Yo me puse tan en lo peor, que iba a ser como tocar detrás de un cristal como un iceberg gigante, que luego me supo de la hostia al no ser así. Me esperaba tocar para nadie, pero cuando había ruido o ráfagas de luces desde los coches me emocionaba y todo. Yo para eso soy muy disfrutón. No soy de los que se niegan a tocar para gente con mascarilla y eso, porque la alternativa es el silencio y eso lo llevo muy mal.
También estuvisteis en septiembre otra vez en La Riviera, donde empezasteis la gira en febrero
Ese concierto de los diez años de mi primer disco como Rulo y La Contrabanda iba a ser en la Joy Eslava. Pasó todo esto y en la Joy solo nos dejaban meter 150 personas, así que dijimos de hacerlo en algún lado donde no perdiéramos dinero, y lo hicimos en La Riviera para 500 personas en dos pases y lo tocamos entero. Fue potentísimo.
«Es buen momento para los compositores porque prima la canción sobre todo lo demás»
RULO
Pero los conciertos ahora no son lo mismo. Son una pequeña tirita
Todo lo que sea autocine, acústicos o lo que sea, es incomparable a lo anterior. Si comparas esos dos pases que hicimos en La Riviera en septiembre con las tres actuaciones de siete meses antes con 2.200 cada noche estoy condenado a no disfrutar. Y ahora llegan unos meses de invierno muy complicados.
Aseguras que siempre has seguido a la corazonada más que a la cabeza. Y quizás eso es ahora más importante que nunca
Sí, yo creo que ahora mismo el corazón prima sobre lo otro. Y bueno, formatos reducidos también están más cerca del corazón. En los sitios muy grandes el espectáculo y la música están a diferente nivel. Pero en un sitio pequeño están igualados. Y ahora mismo es tiempo de corazón, es verdad. A veces digo entre colegas ‘¿dónde están los reguetoneros?’ Dios me libre de criticar nada, pero ahora toca corazón y la parte más íntima de la música, no la frívola. Y en ese sentido es un buen momento para los compositores porque prima la canción sobre todo lo demás.
«Si eres de acuerdos de mínimos, La Fuga podría haber hecho un par de giras más. Conozco a muchas bandas que lo hacen»
RULO
¿Dejar La Fuga fue cuestión de corazonada también? Recuerdas que fue temerario, pero necesario para ser feliz
Pues sí, pero cómo cuesta, eh. Una retirada a tiempo es una victoria, pero casi nunca lo hacemos. La única vez que lo he hecho en mi vida, porque yo siempre mezclo parejas sentimentales con una banda, fue con La Fuga. No nos llevábamos bien, la cosa estaba muy enquistada, pero si eres de acuerdos de mínimos se podían haber hecho un par de giras más. Conozco a muchas bandas que lo hacen. Y es que es muy difícil volver a empezar, algo que vale para una carrera artística y para la vida. Pero si no lo hubiera hecho no tendría la energía y la ilusión que tengo ahora para tantos proyectos. No me quedé en un lugar donde ir volviéndome cada vez más gris… ¡si lo llego a pensar mucho no lo hago!
Cuesta también hablar sobre ello aunque haya pasado una década
Lo cuento diez años después, sin acritud, con mucha sinceridad y con respeto. Pero con la verdad por delante. Lo menos agradable del divorcio lo cuento… pero porque han pasado diez años, porque al principio no lo podía ni hablar. Ya no tenía muchas piedras en la mochila, pero si quedaba alguna, después de este libro aún menos.
Explicas también que la música te mantiene joven y plantas que la vida va en serio hasta el jueves. ¿El viernes se abre la puerta dimensional de la furgoneta y entras a otro universo paralelo?
Es así, y lo genial es tener esas dos vidas para estar completo. Pero cuando se abre la ventana de Wendy los viernes… y es importante también poder volver el domingo a casa y que no sea un iceberg, que no sea un autocine, jaja.
Pero la vida en la carretera es excesiva y castigadora
Salvo los que han sido muy suicidas, que o no están o están mal, miro a mis amigos de la música y tienen más edad de la que aparentan. No solo de espíritu, se proyecta incluso en la cara y en el físico. Eso se lo debo también a la música. Dicen que en general casi todos los hombres somos niños grandes y en mi caso, se dediquen o no a la música, es así con mis amigos. Los que nos dedicamos a la música es peor, claro, jaja. Es que es un entorno muy jovial, muy guay.
«Mi droga, cuando se me va un poco la olla, es comprar guitarras. Pero cuando me jubile las venderé todas y me lo puliré en vino y en viajar»
RULO
¿Lo de coleccionar guitarras ayuda también a mantenerse joven?
Bueno, eso ayuda a mantenerte con menos dinero, jaja. Esa es mi droga. Yo respeto muchísimo a quien se lo quiera meter todo por la nariz o comprando coches de lujo, pero mi droga, cuando se me va un poco la olla, es comprar guitarras. Pero cuando me jubile las venderé todas y me lo puliré en viajar y los hijos que se lo curren, jaja. Me quedaré con tres eléctricas y un par de acústicas muy especiales y lo demás para gastarlo en vino y en viajar.
Confiesas también en el libro algo que no dice nadie: que sientes que ya has hecho tu mejor disco
Bueno, eso depende mucho del momento y es porque no tengo ahora la confianza de tener nuevas canciones. Sí tengo la sensación de que saqué mi mejor disco en el peor momento, con toda la humildad y sinceridad. Me considero un afortunado porque dimos una decena de conciertos a principios de este 2020 y pude percibir la reacción del público tocando todo el disco entero. Me quedé con eso antes de los conciertos del verano. Pero soy un auténtico afortunado, no tengo derecho a quejarme.
A largo plazo, avanzas que tu jubilación será en teatros. No sé ya si lo he leído, lo he escuchado o lo he soñado, pero me viene la idea de Sabina tocando una vez a la semana en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid, que lo tiene prácticamente debajo de su casa, y luego subiéndose a casa a cenar con amigos tempranito. ¿Así?
Quién soy yo para decir lo que hace nadie, jeje, pero así dicho, no sé por qué no lo hace. Yo cuando hablo de eso me refiero a dentro de 25 años, porque ahora me gusta todo y cambiar. No me quiero someter con sesenta y pico años a la presión de tocar para 20.000 personas, a eso me refiero. En un teatro para mil personas, cerca de la gente, lo haces prontito y te vas a cenar. ¡Esa es la no jubilación ideal!
Bueno, como bien dices, para eso aún quedan más de veinte años y ya veremos lo que te apetece entonces. ¿Ahora qué haces?
Pues estoy desde este verano escribiendo un libro de poesía, entre comillas. El reto es hacer algo más poético, igual con ilustraciones. Quiero hacer una novela algún día. Me apetece meterme en jardines y luego ya veré si lo publico o no. Hoy puedo defender con dignidad este libro porque así lo creo.
¿Y la música?
Estoy escribiendo bastantes canciones ahora también. Hay muchos proyectos, ¡como siempre!