– Bruce Springsteen & The E Street Band (2008) Estadio Santiago Bernabéu. Madrid

Crónicas

Lugar: Estadio Santiago Bernabéu
Fecha: 17 julio 2008
Asistencia: 53.783 personas (según www.billboard.com)
Precio: 76 euros (entrada general)
Artistas Invitados:
Músicos: Bruce Frederick Joseph Springsteen Zirilli (voz, guitarras y armónica), Clarence ‘Big Man’ Clemons (saxofón, percusión y coros), Garry Tallent (bajista), Max Weimberg (baterista), Roy Bittan (piano y sintetizador), Steve van Zandt (guitarras, mandolina y coros), Nils Lofgren (guitarras y coros), Soozie Tyrell (violín y coros), Charles Giordano (teclados y órgano), Patti Scialfa (guitarras y coros)

Setlist: Night, Radio Nowhere, Lonesome Day, The Promised Land, Spirit in the Night, Brilliant Disguise, The River, Cover Me, Trapped, No Surrender, Out In The Street, Because The Night, Cadillac Ranch, Living In The Future, Mary’s Place, Summertime Blues, Tunnel Of Love, The Rising, Last To Die, Long Walk Home, Badlands
Bis: Jungleland, Seven Nights To Rock, Born To Run, Bobby Jean, Dancing In The Dark, American Land, Twist And Shout / La Bamba

[Puedes descargar el audio del concierto de Springsteen en el Santiago Bernabéu pinchando AQUÍ. Y las carátulas, AQUÍ]

Dale al botón. Venga, venga. Dale al random, a ver qué sale. Una noche preciosa, una temperatura ideal, un sitio perfecto con pulserita entre las primeras filas, compañía más que grata. Hay ganas, hay muchas ganas y ya uno no sabe qué hacer para templar la ansiedad. El público de la grada izquierda se levanta y comienza a aplaudir. Señal inequívoca de que están viendo a los músicos aproximarse al escenario. Efectivamente, instantes después van saliendo, uno a uno, como siempre, entre sombras, ocupando su sitio ordenadamente. Salen Bruce y Clarence y es el delirio. ¿Estamos o no estamos, cojones?

Suenan Night, Radio Nowhere, Lonesome day, la enorme The Promised Land (que provoca el primer karaoke universal de lololos, que se repetirá un montón de veces a lo largo del concierto), y la entrañable Spirit in the Night, en la que Bruce se da el primer baño de masas y permite a sus fieles manosearle. Confieso que me fijo en la pantalla para comprobar si alguien le toca el culo o el paquete en un exceso de devoción, pero todo es tan exquisito que hasta eso se respeta a pesar de tener al maestro de ceremonias tan cerca.



El sonido comenzó siendo una amalgama de decibelios son control que amenazaba con tumbar a las primeras filas, pero poco a poco fue mejorando. La gente, dispuesta a pasarlo bien a toda costa, a cualquier precio, por encima de quien hiciera falta, lo obvia. En algunos momentos incluso desde las primeras filas se aprecia a nuestras espaldas un molesto eco que seguro no hizo las delicias de los más alejados. Bienvenidos al rock de estadio. Pero la entrega es total y la gente se la suda. El rock es para disfrutar y ahí está Bruce, hecho carne para cada uno de nosotros, arengando, gritando, agitando. Esta foto es de Carlos Barajas, de El Mundo:

Se le ve contento, se ríe, lo pasa bien, se entrega, mira a los ojos de los que tiene delante, mira a la cámara y por las pantallas gigantes laterales se le ve carcajearse. ¿Sabes Bruce? Lo de recoger los carteles de la peña con las canciones que quieres que toques queda muy bien y es divertido. Te lo montas bien, desde luego. Me quedo con la imagen de cuando te pusiste a rebuscar entre todos los cartones recopilados al lado de la batería de Max, lanzándolos al aire en plan diablo de Tazmania y cogiendo uno a boleo. Eso crea una sensación de compadreo que nunca había vivido. Además, elegiste bien. Sin solución de continuidad llegan tres sorpresas como Brilliant Disguise (por fin en directo para mi, aunque lenta de revoluciones), The River y Cover me (sorpresón ochentero discotequero, me encanta aunque sonó regulera).

Durante estas canciones sufrí cierta desconexión del concierto y algo me dice que vosotros también, ¿a que sí Bruce? ¿Puede uno desconectarse tras esas tres canciones? No me digas por qué, pero sí. Pero quiero pensar que te diste cuenta y le dijiste a la banda «a tomar por culo, carrusel». Trapped, No surrender, Out in the street (festiva y disfrutable como pocas), Because the night (ya me explicarás alguna noche de copas por qué se la regalaste a Patti Smith) y Cadillac ranch no sólo me devolvieron al concierto, sino que amenazaron con dejarme vació de reservas. Gracias al cielo parasteis.

Os quedó muy bien también la parte de Living in the future y Mary’s place (aunque yo hubiera preferido un Tenth Avenue, pero bueno), con todo ese rollo de pasearte otra vez de un lado a otro, mirar a la cámara, derrapar con las rodillas por el escenario, el predicador televisivo… además, no te enfadaste cuando un chavalote de las primeras filas te robó el micro y pegó un berrido inapropiado. Es más, te estuviste riendo un buen rato.

Te puedo asegurar una cosa: nunca he visto a un estadio tan calladito como cuando tu lo pediste. Realmente la gente te respeta, chaval. Te adjudico otro mérito: por momentos se me olvidaba que estabamos en un estadio con 60.000 personas. A mi espalda no existía nada y, delante, sólo música a todo trapo. ¿Estoy en el Bernabéu o en La Riviera? Si no fuera porque también es divertido mirar alrededor y ver las gradas llenas, elegiría la segunda opción.

Es en este punto del concierto cuando constato que la edad intenta agarrarme pero yo me escapo, puesto que siento cierta debilidad. Pienso en lo que nos queda por delante e intento dosificarme. Summertime blues me viene de perlas para esto, y Tunnel of Love casi también. Por cierto, la banda en este punto ya está sonando de lujo, algo que se confirma con The Rising (vuelta al desfonde físico), Last to die y Long walk home. Ésta última fue uno de los pinchazos del concierto, debido a que el público no respondió en la parte en la que le toca cantar el estribillo. Cantabas y te escuchabas perfectamente entre una nube de cabezas que parecían estar a otra cosa. Ni presentar nuevo disco ni hostias, estamos en un estadio y aquí la gente quiere gramola, quiere levantar sus brazos y salir del estadio gritando «¡la hostia!».

¿Gramola ochentera tal vez? Sí tío, vamos. Traca final para acabar de ponerlo todo patas arriba. Ahora ya toca darlo todo. Hay quien asegura que no siente los pies y amenaza con retirarse, pero aguanta estoicamente. Badlands (ooooh ooooh oooooh ooooooh oooh), Junglelad, Seven days to Rock, Born to Run con las luces del estadio encendidas y todo cristo con las manos en alto (¡esto es rocanrol, julandras!). ¿Esto ya no puede ser mejor? pregunta alguien. Justo comienza Bobby Jean y él mismo se responde, sonrisa ancha y de nuevo brazos en alto. ¿Habrá más? Toma Dancing in the dark. Bises de escándalo. ¿Quitarse el sombrero o llevarse las manos a la cabeza? Más de uno ya pedía la hora.

La festiva y cervecera American Land parece que pone broche, aunque el respetable espera al menos una más. El paripé del rock obliga a Bruce a suplicar al público «¡no más, no más!» con la guitarra en la mano. Cuando considera que nos lo hemos currado lo suficiente, se cuelga de nuevo la guitarra y hala, venga, un Twist and Shout con La Bamba de por medio que pudo durar diez minutos igual que pudo durar treinta. Si hay algo que me gusta de la E Street Band es su capacidad para transmitir la impresión de que pueden estar tocando durante días hasta quedarse solos. Son colegas de barrio y eso marca.

A eso de la una de la madrugada, casi tres horas después, minuto y resultado: exhausto, desfondado, saciado, sudoroso, con unas gafas de sol rotas y pisoteadas, deshidratado, hambriento, casi pálido, deseoso de una enorme cerveza congelada, risueño, contento, satisfecho, sobrepasado, abrumado. Me gustó más el concierto de noviembre en el Palacio de los Deportes, por ‘íntimo’ pero este también me descorchó.

No fue un concierto de emociones, fue un concierto de derroche, de energía descontrolada y hay quien no puede literalmente más. Mientras la gente desaloja, la misma grada que saludó a la banda antes del concierto ruge con fuerza, alza los brazos, hace gestos de alabanza. ¡No irse, no irse! Pero sí, se van. ¡Se habrán quedado a gusto los muy cabrones! No es fácil aguantar tres horas de concierto de la E Street Band dándolo todo y siguiéndole el ritmo a ese portento que lidera sobre las tablas pero… Bruce, como siempre te digo… ¡quiero la revancha! Pues nada, el domingo que viene.


Empezamos con El Mundo:


Esto es lo que publicó El País:

Seguimos con el ABC, donde descubrimos al juez Garzón en la batería… bueno, en realidad estaba entre el público, pero Max se parece, ¿no?

Y para terminar, La Razón, con dos páginas muy interesantes:

Crónicas para que te aburras de leer:
Si la tocas otra vez
Rock and Blog
Telecinco
El Mundo
La Gaceta de los Negocios
RTVE
ABC
El País
Gente
Cope
20 Minutos
La Razón
El Almacén del Rock
Real Madrid
El País (foto)
Springsteen Corner (fotos y videos)
Cada día un cantar
Last FM

Público

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19 thoughts on “– Bruce Springsteen & The E Street Band (2008) Estadio Santiago Bernabéu. Madrid

  1. Buen detalle lo de Bruce Frederick Joseph Springsteen Zirilli; después de eso ya sabía que la crónica no iba a ser negativa…

    El presentador del vídeo de la 1, ¿de verdad dice Bus Espístin? ¿dos veces?

  2. Este ha sido mi primer concierto de Bruce Springsteen y supongo que no será el último. Supongo que es repetir más de lo mismo, pero es increible la energia y la fuerza que transmite el tipo, a pesar de que tras casí 4 horas de píe, hubiera preferido que me cortasen los susodichos.
    Gracias galko por invitarme you are the best

  3. Amigo, te escribo estas líneas ya que me siento raro, soy el raro.

    Debo apelar a tu sabiduría, ¿Por qué no me gusta Bruce? ¿Por qué? Tu, que me inculcaste el amor a grandes grupos, Muse, Rage Against The Machine, Red hot, Coldplay (quien lo diria, los cold).

    ¿Quién está fallando? ¿Qué hemos hecho mal?

    Perdón pero no puedo seguir escribiendo…

  4. Sinceramente, una crónica genial. Escrita con sapiencia, desde el sntimiento, y fenomenalmente transmitida.
    He disfrutado leyénola.
    Saludos desde mi cueva.

  5. Bruce es, sencillamente, LA VERDAD del rock and roll.

    Y no quiero entrar en comparaciones odiosas con los gilipollas de los Stones…

    Besos

  6. Espléndido relato de lo acontecido en el campo merengue que, como cada vez que el Boss se deja ver por estos lares, volvió a congregar a una buena muestra de la democrática masa que arrastra este monstruo del espectáculo.

    Lástima que quienes nos colocamos a la altura de la mesa de mezclas apreciamos muchas deficiencias en el sonido durante TODO el concierto.

    Desconecté casi en el mismo momento que tu, cuando rocé el aburrimiento fui al baño a despejarme, descubrí que al fondo, aunque no se veía un pijo, se escuchaba un poco mejor, y movilicé a mis acompañantes. Al final la última hora (lo mejor de todo para mí) la pudimos disfrutar un poquito, pese a que no escuchamos el Thunder Road.

    Por lo demás, creo que The River llegó demasiado pronto y que Cover me estuvo estupenda. Un díez también para el Summertime Blues, para Tunnel of love y por supuesto para el archimanido Born to run que a mí me sigue emocionando como el primer día.

    PD: Que el dios del rock and roll nos conserver a Clarence por muchos años.

  7. Qué envidia !!! a mi pq no me gusta mucho Bruce , pùede pq no haya dedicado el tiempo preciso para oir sus discos, pero reconozco su talento.

  8. estuve en los dos en el PIT sobre la quinta fila, qué decir.. qué pedazo conciertos… impresionante!! Gracias por la crónica, esta genial!

  9. Gracías por las crónicas y la info que has recopilado. Me ha gustado mucho tublog. Me lo apunto!! Saludos!!, (lo flipe con Bruce en Madrid!!)

  10. No tengo palabras de verdad. Creo que ha sido el mejor concierto que he ido a verte Bruce. No se si la cercania, mi pulserita, que acabe definitivamente la carrera 2 horas antes, la compañia, el estadio… De lo mejor. Gracias.
    Por cierto Gallar tenemos mucho trabajo por hacer. He leido que «conocidos» tuyos no aman a Bruce. La amistad es algo duradero pero te estan poniendo a prueba.

    salU2

    DiegO

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