– Jamiroquai (2005) Estadio Salto del Caballo. Toledo

Crónicas

Lugar: Estadio Salto del Caballo. Toledo
Fecha: 29 julio 2005
Asistencia: 7.000 personas
Artistas Invitados:
Precio: 30 euros
Músicos: Jason Kay (vocalista), Derrick McKenzie (batería), Sola Akingbola (percusión), Rob Harris (guitarrista), Matt Johnson (teclados y sintetizadores), Paul Turner (bajo) y tres coristas



Setlist: Canned Heat, Space Cowboy, Cosmic Girl, Revolution 1993, Little L, Starchild, Dynamite, Butterfly, Feels Just Like It Should, High Times, Seven Days In Sunny June, Use the Force, Give Hate A Chance, Love Foolosophy, Alright and Deeper Underground
[fuente: http://funkin.com/news/?id=2518]

– ¿Jura usted decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?
– Sí, lo juro.
– Proceda.

– Lo cierto es que no recuerdo gran cosa, aparte de que lo que en principio iba a ser una escapada en plan Thelma y Louise por la A-42 hasta Toledo en busca de la redención a través del funk, terminó convirtiéndose en una romería de lo más extraña con invitados sorpresa, gente viajando en taxi a ‘tocateja’ y con fajos de billetes enrollados por una goma, y paradas en centros comerciales para comprar botellas de ron. Nunca un trayecto de setenta kilómetros o los que haya hasta allí desde Madrid se recorrió en tanto tiempo.

Cuando por fin llegamos anoche al estadio del Toledo… hummm, cómo se llama… esto… ah, sí, al Salto del Caballo ese, abandonamos el coche en algún lugar, compramos las entradas de última hora que necesitábamos y dimos buena cuenta de parte de lo que habíamos comprado, en plan burraco, con el maletero abierto y la música torrando a la peña. Nunca un trayecto de setenta centilitros de ron o los que haya en una botella de esas se recorrió en tan poco tiempo, jaja.

– Le recuerdo a usted que está ante un tribunal, de modo que por favor, mantenga la seriedad y cíñase a los hechos. Por cierto, ¿en plan burraco?
– Sí, ya sabe usted, como si estuviéramos en la puerta de la Family o algún antro bacala un domingo a las 12 del mediodía…
– Prosiga

– Vale. Bueno, el caso es que entramos al estadio y ya me sorprendió que, aunque había gente, no estaba ni mucho menos lleno. Se ve que seríamos unos 7.000 o así, pero la cuestión es que eso falicitó que este fuera uno de esos conciertos en los que se está a gusto, en los que se puede ir a la barra a pedir bebida, se puede ir al baño, ¡se puede incluso bailar! El concierto estuvo de puta madre, aunque supongo que eso a usted no le importará demasiado, así que lo dejo.

– Efectivamente, eso no me importa demasiado… aunque el primer disco de Jamiroquai me pareció un bombazo.
– Y que lo diga señoría, uno de esos debuts cojonudos, ¿verdad? Si yo se lo digo a todo el mundo, que sí, que está guay, pero que poco a poco ha ido perdiendo fuelle. A pesar de todo, sus conciertos son totales, uno se lo pasa súper bien siempre y lleva una banda mogollón de solvente. Además, defienden grandes canciones y…

– Sí, sí… pero no, no, eso no es lo que discutimos aquí. Aquí lo que quiero saber es qué pasó para que yo tenga sobre la mesa denuncias contra usted por escándalo público, allanamiento de morada, otra por haber roto tres retrovisores mientras escapaba de dos perros que le perseguían por la zona baja de la ciudad, otra por intento de robo de coche, casi a la misma hora, en la otra punta de la ciudad, varias por rotura de escaparates y mobiliario urbano, exceso de velocidad con una motocicleta, herir a un agente de la policía local con un botellazo en la cabeza, atraco en grado de tentativa a un sacerdote y una monja que paseaban de la mano mirando las estrellas… y otras tantas que, ya total, no voy ni a leer. ¿Tiene algo que decir en su defensa?

– Que yo estaba en La Latina Real.
– ¿La Latina Real? ¿Qué demonios eso?
– Un estado mental de enajenación potente-que-te-cagas que te hace creerte que estás en La Latina Real, aunque estés a cientos de kilómetros. Si lo sufres más de tres veces en tu vida, la palmas, dicen…
– ¿Qué mierda es esa? ¿Me toma el pelo?
– De hecho sigo en La Latina Real.
– ¿Pretende hacerse pasar por loco para que le deje marchar?
– ¡Que no, joder, que estoy en La Latina Real!
– Metan a este hombre absurdo en un coche y que no vuelva a pisar Toledo. Eso sí, bajo multa de 4.999 euros.

– Joooder. Cada vez que salgo de fiesta me gasto más dinero que la vez anterior. Recuerdo que antes salías de casa con 1.000 pelas y podías hacer de todo pero ahora sales con 50 euros y, aparte de que no te da para casi nada, acabas en comisaría y luego hablando con…
– ¡¡¡Fuera!!!
– Vale, vale, me voy. Venga, que he quedado con Ramiro…



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5 thoughts on “– Jamiroquai (2005) Estadio Salto del Caballo. Toledo

  1. Pues me planteé pegarme el panzazo y verle en Toledo pero al final la presión atmosférica me dejo en tierra.

    La cosa es que habrá que conformarse con los Radiohead aquí en mi pueblo.

    Pero al tema que me pierdo.

    Me moló mucho tu crónica.

    Es eso.

  2. FER. Si se busca en el diccionario el significado de «Noche Toledana», saldrá una foto de 3 pobres diablos deambulando a altas horas de la nocha por Toledo buscando a un colega «ido», literal y metafóricamente hablando. Lo que empezó como un planazo, ir a Toletum a echarse unos bailes con Jamiro, terminó en un búsqueda y captura de otro más pobre diablo que los anteriores, borracho de alcohol y herido en su más íntimo orgullo por una, digamoslo de un modo suave, pelandrusca de 3 al cuarto. Rayadas (de las de cabeza y de las blancas sobre tarjetas de crédito) aparte, buena temperatura, buen estadio, poca gente, mucho espacio, muy buena música, espadas láser en alguna canción, luna llena (lo que ayudó a la promenade nocturna), pero el Jamiro un poco cansado, lo que provocó que los asistentes se quedaran sin ver demasiados de los bailes característicos del funkiman. Pero claro, esa gira que le llevó a grandes lugares como Albacete (sí, habeis leído bien) y Vitoria, cansa hasta al más entrenado. Músicas aparte, juntar drogas, alcohol, mujeres, guiris forrados y funki, da una especie de coctel molotov…

  3. Creo que Albacete y Toledo están a la par, pero bueno… Yo lo vi en la primera y tampoco estaba lleno; de hecho, diría que la plaza estaba como a la mitad, unas cuatro mil personas. Y desde luego me pareció que Jamiroquai salía con el piloto automático. Aún así, qué más se le puede pedir a un martes de agosto en Albacete…

    Buena crónica. Me gustan los enfoques literarios.

  4. Bueno, bueno. Pues yo fui una de las protagonistas de esta gran noche toledana. Que no tuvo nada que envidiar a la originaria noche, aunque menos sangrienta. El concierto fue divertido, el resto me lo callo.

  5. He empezado y borrado este comentario muchas veces y es que la cosa es complicada, muy complicada, pero la quiero contar íntegra.

    Sin miedo a repetirme a lo ya dicho por los protagonistas (yo soy otro), desgranaré la
    tarde-noche-madrugada que teníamos planeada y que terminó como un auténtico puto infierno.

    Menos mal que estaba JQ que nos salvó la noche, no he visto dar tanta caña en tan poco rato, tremendo concierto.

    Como dijo Jack el destripador, “vayamos por partes”.

    El plan era fantástico, todos en mi coche (Focus verde) a Toledo city, Funky, drogas, alcohol (comprado en el Alcampo del Sector 3 de Getafe) y de marcha por Zocodober en adelante. Fer es un tío sano, así que sería él la persona que nos regresara a casa sanos y salvos.

    Pero, ya por la mañana, las cosas se tuercen, una invitada no invitada se invita, con su rollo-piloto que no pilota ni una palabra de la lengua de Cervantes. “En mi coche no cabes” dije yo, “sin problemas, me cojo un taxi desde Madrid” dicho y hecho, TOMA YA!!!.

    Era una hemorragia de alcohol, el guiri no se enteraba de una mierda, por no enterarse no se enteraba que las drogas corrían a su vera. Y comienza el concierto, Jamiro se supera una tras otra, Paul Turner con el Stingray5 (tremendo bajo) no para.

    El alcohol seguía su curso, la facilidad para acceder a las barras lo propiciaba. Los esfuerzos por integrar al guiri eran ímprobos, “my name is Paul” “do you like paella?” “your girlfriend se pone hasta el ojete” ji ji ja ja.

    Conciertazo

    Ahora sí, todos en mi coche apretujados para hacer unas pocas calles hasta la marcha.
    Lo juro, no fueron más de 5 minutos de trayecto, pero la cosa se calentó de tal manera (no recuerdo si venía caliente de antes), “que si insultas a mi novio”, “que te ríes de él” bla bla bla y tras aparcar y bajarnos del coche, la invitada no invitada termina por dos veces consecutivas con la puerta de mi coche estampada en su cara, impulsada por uno de los protagonistas (pío pío que yo no he sido).
    No pasó nada, no esperéis sangre, ni vísceras, ni nada.

    Ahí se acabo la noche, no sé cómo nos separamos, el “portagonista” huyó del lugar de los hechos entre las miles de callejuelas de Toledo, el que escribe, Fer y Ana a la busca y captura, pero la misión se tornó imposible, los datos telefónicos eran incoherentes, “estoy en la Latina Real”, “estoy en la Latina Real”, “estoy en la Latina Real”…

    Vuelta a casa, serenos y sin abrir el boquino.

    ¿Os dije que el concierto fue una pasada?

    A pesar de todo repetiría minuto a minuto esa noche, y es que se te quiere, joder!!

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