Crónica del concierto de Cala Vento en el Teatro Eslava de Madrid dentro de la gira por salas por su décimo aniversario brindando y brincando

El cumpleaños de Cala Vento en el Teatro Eslava: brindando y brincando

Crónicas

Cala Vento en el Teatro Eslava es el pogo que no cesa, que se expande, que te aprieta hasta que toda la sala libera la energía al mismo tiempo y entonces te suelta. Calor, humanidad reconcentrada, una olla a presión. Martes de sudores, víspera de resplandores.

Ya puede ahí fuera el mundo arder o caerse el cielo contra la calle Arenal en el diluvio universal, que aquí dentro estamos en casa celebrando los primeros diez años del dúo integrado por Aleix Turon y Joan Delgado. Brindando y brincando, que es un poco como el ‘Alive and kickin’ de Simple MInds, pero a la manera de l’Empordà.

Seguramente menos épico, pero mucho más electrizante, físico y, en definitiva, descontroladamente festivo. Así fue esta velada de aniversario sin descanso durante noventa minutos, una veintena de canciones propias y ajenas y una energía que empezó arriba pero nunca dejó de aumentar hasta el estadillo final.

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Cumplir diez años es algo importante, una efeméride que se espera con inquietud y nunca se olvida. Alcanzar las dos cifras es un poco el inicio de la edad pureta que ya nunca te abandona y que progresivamente ya solo empeora. El primer desfase hasta la última debacle. Entre medias, lo dicho, brindas y brincas porque estás vivo y pateando.

El concierto empieza con un brindis, por supuesto, al que sigue ‘Mi canto libre’ para ir entrando en ambiente, cogiendo altura y velocidad. La primera versión de la noche, en este caso de Lucio Battisti, que abre a su vez ‘Brindis’, el disco de versiones que se han auto regalado Aleix y Joan por su primera década de vida.

Ese es el balanceo del repertorio. Temas propios como ‘Historias de bufanda’, ‘Un buen año’, ‘Unos poco y otros tanto’ o ‘Gente como tú’. Composiciones ajenas como ‘Insurrección’ de El último de la fila, ‘Sono innamorato di te’ de Luigi Tenco (y que ahonda en la deriva italiana). ‘Pau’ de Els Pets o ‘A sota aigua’ de Tunrstile.

27 conciertos en Madrid en diez años

Después de más de cuatrocientos conciertos, el de este martes 11 de febrero de 2025 es el vigésimo séptimo en Madrid. Lo dice Aleix y asiente Joan. Este es, a su vez, el séptimo de los doce en doce días que están dando en salas de toda España para festejar su cumple. Mientras escribo esto están, de hecho, tocando en Santiago de Compostela.

Todos sabemos que a partir del tercer día consecutivo de feria el desmadre se multiplica exponencialmente porque cada resaca se superpone a la anterior. Pues a Cala Vento todavía les queda de aquí, después de Santiago, recitales en Gijón, Vitoria, Santander y Zaragoza. Que tiemble ‘la Pilarica’ porque van con ganas.

Pero volvamos al martes. Qué sencillo lo hacen entre dos. Aleix es un guitarrista rítmico estupendo, con los alardes justos, capaz al mismo tiempo de desarrollar melodías la mar de coreables. El gentío que abarrota el Teatro Eslava bien lo sabe, pues no para. Mientras tanto, Joan aporrea como Animal el de Los Muppets una batería que tampoco gusta de adornos ni en tamaño ni en componentes. Es un talento hacer que todo suene como suena con lo mínimo necesario.

Con el público ya entregado, convierten ‘Lento’ de Julieta Venegas en un himno punk rock imperecedero. Como es, igualmente, ‘Teletecho’ (oh, qué lástima, no coincidió que pudieran salir Eva y Juan de Amaral). ‘Del montón’ es en su caso una vieja versión de la que ya son en parte dueños, y que prepara el camino para esa concatenación de pelotazos que es ‘Isla desierta’, ‘Equilibrio’, ‘No hay manera’ y ‘Fin de ciclo’.

No contemos nunca las veces que brindamos

Se brinda hasta cuatro o cinco veces, tampoco nunca se lleva la cuenta de eso. «Por los que estamos aquí, por los que vendrán y por los que ya no están», lanza Joan. ‘Blueprint’, de Fugazi, es el colofón que al mismo tiempo resume la filosofía de esta pareja que es la encarnación misma del ‘háztelo tú mismo en nuestro país’. De las bandas que admiramos se aprenden las canciones, pero también las maneras, y aquí está en el Teatro Eslava la reivindicación específica de Cala Vento. «Fugazi lo hicieron antes».

Queda un bis, claro. Empieza ‘Conmigo’ Aleix solo con la guitarra hasta que aparece Joan por el fondo de la sala sobre los hombros de un miembro de su equipo. Y se baja para separar las aguas en plan Moisés, creando un pasillo que rápidamente se convierte en un pogo libertario, idílicamente anarquista.

Ir a toda hostia por la carretera es de macarras y horteras, pero ciertamente ‘Ferrari’ es como conducir apenas tocando el asfalto de la autopista. Hay quien literalmente no lo toca, pues surfea sobre las cabezas del personal, que ya no reserva energías porque sabe que el cumple se acaba en todo lo alto con ‘Abril’. Y ya.

Ya no hay más, salvo ese abrazo final entre Aleix y Joan que es sinceramente aplaudido porque representa el triunfo de una forma de entender el mundo, de una manera de hacer (bien) las cosas en esta loca y voraz industria musical. Cuando uno pone cariño, respeto y honestidad en lo que hace, y cuida al mismo tiempo a quienes sustentan su proyecto, merece recibir siempre más de lo que ofrece. Con Cala Vento se cumple esa máxima y esa ya es una bonita inspiración en sí misma.

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