Apenas un mes después de sorprender e impactar con la desgarradora ‘Merichane’, Zahara profundiza aún más en su honestidad brutal con ‘Canción de muerte y salvación’.
Un segundo adelanto de su próximo trabajo que golpea de nuevo con un sonido electrónico rotundo (ahí está la mano de Martí Perarnau IV) y una potente dosis de realidad emocional. Y que nos hace reflexionar sobre ese frágil equilibrio entre la luz y la oscuridad que todos llevamos dentro.
«El confinamiento me llevó a un viaje personal tan profundo que desembocó en todo lo que hay en mi próximo disco. ‘Merichane‘ podría ser el tráiler y ‘Canción de muerte y salvación’ el primer acto, la primera piedra de todo lo que vendrá después», explica la propia Zahara.
Y agrega: «Mi primera canción la compuse con 12 años. No es casualidad que fuese a esa edad. Ya desde muy pequeña entendí que la música era un refugio en el que podía esconderme y donde, paradójicamente, podía mostrarme tal y como era».
OSCURIDAD Y LUZ EN EQUILIBRIO
Según relata, «las cosas que no deberían pasarle a nadie y suceden en la infancia o adolescencia dejan marcas que no se pueden quitar después». Por eso, destaca, con esas marcas tienes que «aprender a vivir» para evitar que te arrastren y te sumerjan «hasta asfixiarte».
«Yo tenía una mancha en el pecho. Una mancha negra que me fue invadiendo y que pensaba que tenía que destruir. Odiaba todo lo que estaba roto en mí porque no entendía que eso que consideraba oscuridad estaba tan arraigada en mí como la luz, y que lo que me hacía ser quien era consistía en un delicado equilibrio entre mis dos lados. Buscando ese lugar encontré aquellas canciones llenas de muerte que acabaron siendo mi salvavidas», reflexiona.
Sin explicarle nada, Zahara mandó la canción recién terminada a Abel Molina, quien ha creado un videoclip impactante con una imaginería de referencias religiosas para resumir esa «lucha épica entre realidades e identidades donde, en realidad, no gana nadie».
«En el vídeo estoy representada digitalmente como si aparecer realmente en él me diera miedo, como si no quisiera mostrarme -de ahí también el tratamiento de la voz-, y justo cuando en la canción rebelo que soy yo aquella que vivió todo lo que cuento es cuando me vuelvo de carne y hueso integrada en un mundo onírico e irreal. Como si el video acompañase este pudor a mostrarme tal y como soy, pero a la vez me desnudase y colocase en el punto de mira sin ningún tipo de pudor», termina Zahara.