Ahora que estamos tan en la mierda, tan preocupados y tan confinados, es buen momento para retomar la vieja costumbre de ver juntos vídeos de grandes conciertos de los que ya hablamos en su momento. Conciertos en los que estuvimos, donde compartimos, y que guardamos en la memoria colectiva.
Y coincidiendo con el 65 cumpleaños de Angus Young este 31 de enero, qué mejor que recuperar uno de los akelarres de AC/DC a su paso por nuestro país en los últimos años. Uno de esos grandes días de rocanrol descontrolado, que volverán porque tienen que volver.
Me he decantado por el del 31 de mayo de 2015 (la crónica escrita en su día está AQUÍ con fotos muy pro de Patricia Cano) por varios motivos: porque me llena de vida ver ese Vicente Calderón que ya no existe rebosante de rock y adrenalina y porque aquel fue no de esos días de abrazos constantes y centenares de brindis hasta las últimas consecuencias.
Una fiesta de esas que congregan a grandes grupos de amigos predispuestos a todo, sin pensar en las consecuencias. Y no deja de resultar revitalizador, ahora que no podemos tocarnos, ver a 55.000 personas ahí apiñadas, sudando, gritando ante una banda con el volumen a tope.
El Vicente Calderón no regresará, pero nosotros tenemos que enfocarnos en volver a ser lo que fuimos. Sinceramente, no sé cuándo podremos congregarnos de nuevo en un festejo de este tipo… y tampoco me preocupa ahora mismo, porque lo importante es la salud. Sin salud no hay economía, ni rock, ni AC/DC, ni hostias.
La cosa es que en este vídeo veo al estadio aplaudiendo al unísono en una noche de primavera perfecta en ‘Shot to thrill’ y se me ponen los pelos de punta de la emoción. Y quiero que vuelva a pasar, donde sea, quiero volver a estar rodeado de sonrisas desencajadas que sostienen cervezas y alzan los cuernos. Eso somos.
Es, en definitiva, AC/DC o barbarie. Y aquí tenemos el concierto completo en plan piratón, que también mola mucho de vez en cuando rememorarlos así, a lo crudo, como fueron. Joder, ¡cómo molaban los conciertos en el Vicente Calderón! Maldita sea, ¡cómo parte en dos el estadio ese ‘Thunderstruck’!
