Van Morrison canta a la crisis en su nuevo disco

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El título del nuevo álbum de Van Morrison, ‘Born to Sing: No Plan B’ (Nacido para cantar: no hay un plan B) indica el poder que sigue teniendo la música para esta leyenda viva. «No hay un plan B implica que esto no es un ensayo», declara Morrison. «Eso es lo fundamental, que esto no es un hobby, es real, sucede ahora, en tiempo real», añade.

Esa sensación de convicción absoluta, que ha definido el trabajo de Morrison a lo largo de casi cincuenta años, recorre todo el nuevo disco, su álbum de estudio número 35 como artista solista. Las diez canciones originales en ‘Born to Sing’, su primer álbum nuevo en cinco años (el tiempo más largo que ha pasado entre grabaciones), revelan a un artista en continua experimentación poniendo a prueba sus parámetros creativos.

«No son todas de lo mismo», explica. «Algunas tratan sobre la crisis mundial, otras son más místicas. Cualquier idea que surja, no hay un ABC establecido como pauta. En realidad, no sería interesante si todo estuviese ya preestablecido, no habría sorpresas», plantea.

Como apunta Morrison, quizás lo que más llama la atención del nuevo álbum es escucharlo considerando y sopesando en varias canciones el colapso global internacional financiero y económico. Su indignación hacia el materialismo y la codicia que han envenenado la sociedad aparece ya en el tema que abre el disco, el ligero y dinámico pavoneo soul ‘Open the Door (To Your Heart)’, cuando canta «el dinero no te hace estar realizado o satisfecho, el dinero sólo es para pagar las facturas».

La temática es recurrente en todo ‘Born to Sing’, llegando al culmen en el tema que cierra el disco, ‘Educating Archie’ (Educando a Archie). El título hace referencia al muñeco de un ventrílocuo en un programa de la radio BBC británica popular cuando Morrison era joven y también al antihéroe de clase trabajadora de la televisión Archie Bunker, representando ambos a ese tipo de gente corriente a quien el cantante advierte: «Eres un esclavo del sistema capitalista que está gobernado por la élite internacional».

Morrison, que nunca fue conocido por ser un cantante protesta, insiste que no está tomando partido políticamente. «No estoy protestando, sólo observo lo que pasa. Como decía Lenny Bruce: ¡Observación, cariño!», declara. «Desde hace un par de años, todo el mundo no hace más que hablar de dinero, dinero, dinero, y así es cómo surgieron las canciones. Sea lo que sea de lo que hable la gente, las ideas que hay a tu alrededor, eso es lo que absorbes y te influye».

En esta línea, ‘If In Money We Trust’ es una meditación sobre las maneras en las que el dinero ha reemplazado a Dios en el centro del moderno sistema de creencias. «Esa idea me vino al estar mirando un billete de dólar y darle vueltas al concepto que leía en él», explica. «Pensé, ¿Qué es esto que hay escrito aquí, qué significa? El dios de algunas personas es el dinero, recientemente hemos descubierto que eso es aplicable a mucha gente, así que entonces ¿qué pasa después de eso, qué pasa si no lo tienes, o si no tienes suficiente?».

«Todas son simplemente ideas», declara sobre las múltiples perspectivas ofrecidas a lo largo de Born to Sing. «No son mis creencias, no estoy haciendo proselitismo, no es ningún tipo de manifiesto. Las canciones son sólo ideas, conceptos, y simplemente se pone el micrófono ahí y se deja que salgan. No hay reglas que digan que no se pueden tener ideas diferentes; de hecho, ¿por qué no? ¿Por qué no tener ideas diferentes?», explica.

Sobre la música en ‘Born to Sing’, Morrison recalca: «No pienso en términos de etiquetas. Es una mezcla de todo, una amalgama de toda la música y todas mis influencias, y esperas que derive en forma de algo nuevo. Ray Charles ha sido siempre mi modelo a seguir. Hizo de todo, incluyendo el reinventar la música country».

Este álbum marca también el regreso de Morrison al sello Blue Note, hogar de muchos de sus ídolos de jazz, para el que grabó por última vez ‘What’s Wrong With This Picture?’ de 2003. El cantante declara que la filiación es importante para él. «Mi padre tenía unos cuantos discos del sello Blue Note», cuenta, «y uno de los primeros discos que tuve fue el Summertime de Sidney Bechet, que también estaba en Blue Note».


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