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Todos los conciertos que nos perdimos

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La foto del concierto de Bryan Adams en Madrid el 1 de febrero de 2022 es de Álex García

De la misma manera que te definen más tus enemigos que tus amigos te definen más los conciertos que te perdiste que aquellos en los que estuviste. No a los que no fuiste, no, no es eso, porque son infinitos. Los que te perdiste. Aquellos a los que querías ir pero no pudiste.

La heridita que te dejan esos no cicatriza nunca, igual que la peor de las ofensas. «Tenía que haberle respondido esto y aquello». «Tenia que haber ido a aquel concierto». Nos martirizamos pensando esas cosas que, en el fondo, son lo mismo. Los conciertos a los que fuiste son amantes olvidables. Los que te perdiste son el odio puto.

Últimamente la gente se pierde muchos conciertos a mi alrededor. Mi amiga Ana no pudo venirse a Bryan Adams el martes porque ahora sale tarde de trabajar en su nuevo trabajo en el 20 Minutos. De manera que delante nuestra estaba su silla vacía. Se lo perdió y lo va a recordar siempre. Rabia nos dio.

Por culpa de toda esta mierda del omicrón y su p*ta madre, al último concierto de La Polla Records fui con cinco o seis entradas de sobra en el móvil. La de gente que se perdió ese, qué barbaridad. Mis amigos querían ir, pero entre miedos y positivos se quedaron en casa. El mundo es peor si la gente tiene conciertos perdidos.

Y, para mí, es complicada esa sensación de «ahora tendría que estar viendo a ‘X’ pero estoy aquí». Ya sea trabajando, enfermo, con tus hijos o como sea. Antaño solía decir que no podría soportar estar en la misma ciudad que U2 o Bruce Springsteen y no estar en su concierto. A día de hoy no sé si lo podría soportar porque nunca he dejado que eso ocurriera. No soy tan perverso ni, en última instancia, tan gilipollas.

¿Cuántas vidas caben en los conciertos que pudieron ser pero ya nunca serán? «Aquel me lo perdí». No hay frase más terrible. A Depeche Mode les vi una vez escayolado de una pierna y con muletas, de pie en la pista, apoyado contra una pared lateral. No me lo quería perder. Siempre quise ser el de la muleta alzada en un concierto: otro sueño cumplido.

Yo me he perdido unos cuantos. Demasiados. Tantos que, no sé. Recuerdo uno de Bryan Adams y Texas en Las Ventas en el 94, cuando estábamos a tope en el insti con ambos. Un año después me moría por ir, también en Las Ventas, a R.E.M. con Oasis, Faith No More y Belly, aquel que luego R.E.M. fueron reemplazados por The Cure. Yo prefiero a Michael Stipe ante Robert Smith, pero era top igual. Unas amigas me regalaron una camiseta promocional que arramblaron por ahí. Me gustó mucho durante un tiempo.

Me jodió especialmente el de Bon Jovi en el Circo Price en 2010, pero son cosas que a veces las parejas pues no entienden. Y así está bien, porque seguramente nos pasamos de flipaos y, como dijo en Rolling Stone nuestro querido Jorge Arenillas, hoy de cumple, fue el «atraco perfecto». Se ha reído al recordárselo. Pero es que a mí no se me olvida. Porque él estuvo y yo no. ¿Veis? Funciona así.

Otros que no haya podido ir. Joder, gracias por preguntar pero, sabes, hay tantos. Fui a Smashing Pumpkins en La Riviera en diciembre de 2011 y todos salimos un poco plof. Tanto fue así que, por lo que fuera, Billy Corgan regresó en mayo de 2012 a callarnos las putas bocas en la Sala Arena: en el primero se recreó en canciones nuevas y en el segundo arrasó con las viejas. Pues al segundo no fui. Algo pasó ahí.

«No me acuerdo de nada, pero fue el concierto de mi vida«. Vale, eso nos ha pasado a todos y es divertidísimo. Pero no hablamos de eso. Esa enajenación espiritual no toca hoy. Toca, no sé, cuando escogimos a Brandon Flowers frente a Axl Rose en 2011. Si nos descuidamos, y no es coña, vamos a ambos, pues el primero tocó una hora y el otro salió dos horas después. No nos fiábamos de Axl y así nos fue. No sé si bien o mal, pasaron demasiadas cosas.

AC/DC en 1996 en Las Ventas. Joder, claro. Si hasta grabaron el ‘No Bull’. En un concierto de AC/DC te ponen falta, como es natural. Por eso, desde entonces, jamás caí en semejante deshonra en esta nuestra ciudad. Ya todos a cholón. Igual y más allá con todos mis rollazos de verano como Bono, Bruce, Jon, Enrique, Quique, Carlos, José Ángel. No sé. No me los quiero perder y no me los pierdo.

Hay tantos a los que realmente queríamos ir, ¿verdad? Puedo seguir hablando until the end of the world, pero no sé. O sea, que si notáis que no nombro a alguien en particular es porque estoy en paz. Siempre hubo faltas de llorar, pero no podemos abarcarlas todas. Quiero transmitir el sentimiento de estar fuera de lugar perdiéndote algo que te define como ser humano. Eso es lo que jode. Irónicamente, eso es lo que nos define.

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