RELACIONADO Crónica de los Hives en Joy Eslava en marzo de 2022 Entrevista a The Hives: “Somos un camión de bomberos chocando contra una casa de muñecas” Así fue el concierto de los Hives en La Riviera en 2012 Concierto de The Hives en 2008 en La Riviera madrileña

The Hives en el Movistar Arena de Madrid: un domingo de noviembre completamente viernes

Crónicas

Me decía Bruno el otro día ‘nunca hacemos nada los domingos’. Hay que joderse. Lo que cuesta hacer putas cosas con niños cada día, lo que te agota, y luego aguantar chorradas. Pues mira, te respondo por escrito: ¿Querías hacer algo, capullo? Nos vamos a ver a The Hives, domingo 2 de noviembre en el Movistar Arena de Madrid. Ah. Ahora qué. Ya te veo trotar por la pista, claro. No te jode. Así cualquiera.

Si tu vida está ordenada a la manera que te han contado estándar, supongamos que la mayoritaria, ya sabes de lo que estamos hablando. Trabajar cinco días, sentirte vivo el viernes y morir en la orilla de otro domingo. Escribió Pablo Neruda algo perfecto: «¿Cuantos años tiene noviembre?» Y no menos genial Luis García Montero para sentirse «completamente viernes» cuando se abren las compuertas del finde.

The Hives en el Movistar Arena

Parece antagónico, pero hablamos de lo mismo. Y, sin embargo, los Hives. Y, mientras tanto, nosotros. ¡Papá! ¡Qué! ¡Los Hives! La vida misma pasando ante nuestros ojos, con el anhelo estúpido de, yo qué coño sé, agarrarla. Nah. Olvídalo. De manera que, por lo menos, ríndete. ¡Papá! ¡Qué! ¡Los Hives! No pienses tanto. Te están arrasando a guitarrazos. Tienes los ojos como platos. ¡Papá! ¡Qué! ¡Los Hives! ¡Ya!

Somos el meme de Homero vestido elegante. Los Simpson nos anticiparon aquí. ‘Enough is enough’, ‘Walk idiot walk’, ‘Rigor mortis radio’. Un comienzo a todo trapo, sin frenos, cuesta abajo. Nos hemos aprendido de memoria cada gesto de Pelle Almqvist con Broncano. Salto temporal. Mientras escribo esto me estoy pogueando con mi gente para espanto de Bruno que, no os he dicho a los no iniciados, tiene ocho años y es el mejor vestido de etiqueta (con traje) del Movistar Arena porque The Hives lo merecen. Se toma demasiado en serio los conciertos. Opino. Aunque seguramente no. Es algo solemne.

Las fotos son de Eddie Peters.

Igual se me olvidó lo que significaba para mí estar aquí empujándome con desconocidos mientras suenan ‘Paint a picture’, ‘Main offender’, ‘Born a rebel’ o ‘Stick up’. Pogo. Vamos. Vamos. Venga. Vamos. Aaaaaah. Vamos. ¡Vamos! ‘Bogus operandi’ es una apisonadora. Es que, sabes. Esta noche de domingo los 5.000 aquí congregados en la pista del palacio de Goya somos el boli que da vueltas en una cinta de casete que rebovina desde el domingo por la noche hasta volver al viernes a las cinco de la tarde. Como el juego de la oca, regresamos a la casilla de salida. Otra vuelta. Another. Rewind.

RELACIONADO

¡La mejor banda de rock sueca del mundo! ¡Vamos! ¡Vamos! Los Hives te quitan las pegatas cuando te adelantan, indebidamente, por supuesto, por la derecha. La rabia que da eso, oye, pero esta noche da igual. Los Hives son, también, un camión de bomberos en llamas estrellándose contra una casita de muñecas mientras suena en bucle el riff de guitarra de ‘Hate to say I told you so’. Te lo dije. La banda está tan estupenda como siempre. El vocalista Pelle Tomqvist algo menos charlatán que en otras ocasiones, lo cual en realidad es bueno porque las canciones se suceden sin tregua ni descanso.

Se baja al foso, eso sí, para toquetearse con las primeras filas y corretea y brinca por el escenario con su micro de cable larguísimo. ‘I’m alive’. ‘Here we go again’. ‘Countdown to shutdown’. Qué corto se hace siempre ‘Come on!’, apenas un minuto, pero menuda descarga de energía todo el mundo en el mismo trote. Y bueno, ‘Tick tick boom’, explosión de euforia colectiva de las que revitalizan. Podría haberse acabado aquí y habría estado bien, pero todavía había tiempo para llegar a la hora y media con un bis de tres temas.

‘Legalize living’, ‘Bigger hole to fill’ y ese grito de guerra de nuevo cuño que es ‘The Hives forever forever The Hives’, título de su más que recomendable último disco. Y así nos vamos, brazos en alto, sonrientes, vestidos de domingo con espíritu de viernes. Es el milagro de los panes y los peces que acontece en cada buen concierto de rocanrol. Este lo ha sido y por eso todo el mundo sale contento. Sabíamos a lo que veníamos y lo hemos recibido. Podemos, por tanto, ir contra el lunes en paz.

SIGUE A MERCADEO POP EN

Tagged