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Supersubmarina en unas pocas canciones

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Todos recordamos algunas canciones de Supersubmarina. Unas pocas. Divago. No sé, no había pensado qué empezar a contar antes de sentarme (a veces es de pie, como El Pirata) a escribir. Lo que sí recuerdo con claridad es donde estaba y cuando aquel día de agosto que nos fuimos enterando del infortunio que pudo ser aún peor. Una historia triste.

Pero yo he venido a contar una historia de esas que vas viviendo de cero a cien. Hago memoria y rebusco a conciencia en los viejos textos. Encuentro uno del Charada Blub el 20 de enero de 2011. De eso que por lo que sea te cuadra ir a ver a un grupo nuevo que te insisten. Que por lo general, joder, es así, cuesta porque todos tenemos vidas familiares. Pero aquella salió. Y con tu cerve en la mano empiezas a pensar «pues estos van a tirar«.

Y no veas si tiraron. Rapidito. Desde este hoy de diez años después y salvando las diferencias, veo lo que está pasando con Arde Bogotá. Porque, en definitiva, lo estoy viviendo igual: desde lo más canijo imaginable hasta lo que van a llegar indudablemente a ser. Es de cajón. Con Supersubmarina era más fácil, quiero apostillar, porque creo que la voz de José Chino era más pop que la de Antonio. Musicalmente pueden estar ahí ahí, aprox, pero yo creo que los Arde Bogotá son más aguerridos. Si así lo queremos llamar. Más canciones de Supersubmarina, va.

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Desde el punto de vista de la prensa es muy interesante ver crecer a una banda. Desde del punto de vista de cualquiera, sí, vale. Pero como a nosotros nos insisten, nos brasean, nos inquieren. Pues cuando ya te dejas y vas comprobando que oye, la cosa explota y lo puedes ir narrando concierto a concierto, eso lo hace importante para ti también. No somos para nada especiales, solo pasábamos por aquí y nos gusta esto y, bueno, lo escribimos y tú lo lees aún en 2022.

Pasas por todas las salas igual que la banda. Vas comprobando cómo cada vez tocan más tarde en los festivales ante más espectadores. Y aún así te sigues quedando en pie esperando. Son algo tuyo que ya llevas en el pack. Deseas comprobar hasta donde pude llegar aquella intuición para que todos los demás te lo reconozcan: ¡Tú lo dijiste, fuiste tú, oh, maestro! Como es natural, todos te niegan, pero siguen comprando entradas con locura: fariseos pop venid a mí.

Entonces, cuando lo estaban reventando a conciencia, todo se fue a la puta mierda. Yo sé donde estaba cuando me contaron la noticia. Y tú también. Van a pasar ya seis años y, mira, es una putada porque ya estaban llenando pabellones. ¿Eso qué significa? Que ya eran cultura popular. Es que en su día vimos a Supersubmarina, no sé, quince veces. Las que fueran siempre fueron pocas porque todo pasa a toda velocidad y solo queda el eco de lo que fuimos todos juntos.

En octubre de 2014 estuvimos en un polígono de Vallecas en el ensayo general de la que iba a ser la gran gira de la banda. Lo fue, qué demonios. De hecho, era ya la gira interminable a los Bob Dylan. Cada nueva cita congregando más y más gente. Vivimos todo su ascenso desde una sala con cien people hasta todo lo alto. De repente te acuerdas, lo pones y la casa parece recién pintada. Y todos nosotros brillamos más. Y el vino sabe mejor.

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