Debo ser la única persona viva a la que le gusten los conciertos en la Caja Mágica. Incluso cuando no voy los escucho desde la cocina, porque desde Carabanchel veo el 12 de Octubre y como estoy en alto no veas cómo sube en sonido. Lejos de molestarme, me mola, debo ser igualmente la única persona viva a la que eso no le importa. Llega hasta acá incluso el olor a asfalto requemado y el de la depuradora del demonio a la orilla del río que llevó a Axl Rose a espetar su ya mítico en casa: «Aquí huele como Trump».
No estaban los Guns n’ Roses tocando tres tediosas horas del infierno como en aquel Download del 2018 en un concierto que nunca acababa. Qué peña más cansina, por el amor de Jimmy Page, ni que fueran Bruce Springtseen. Mucho más local y por tanto nuclear en su asalto certero al miembro latente llamado corazón son Love of Lesbian. No vienen de tan lejos, aunque mira que está lejos Barcelona en coche. También en tren si e tiran en un descampao secuetrao de pies y manos. Pequeños incidentes que pasan, otro día os contaré con un plato de spaguetis.
El alegato de Love of Lesbian en Tomavistas
Cuando huele a mierda Axl se acuerda de Trump. Yo también. Estamos a muy pocas personas de conocernos, supongo, por tanto. Santi Balmes es sin duda el nexo, pues anoche en el Tomavistas se marcó una declaración que me hubiera gustado agarrar entera, pero me pilló por ahí. «Por ahí». Según mis notas, proclamó: «El fascismo ha tenido muchas caras. Netanyahu, eres una de ellas». Dijo más, bastante más. Se posicionó en nombre de la banda, reconociendo que no se lo había preguntado pero ya sabía que sí de antemano. ¿Quién puede estar a favor de un genocidio?
Me gustan Love of Lesbian por los motivos más mundanos, como a cualquiera. Una melodía desencadenada por aquí, aquel estribilló que viene por allá, nos atraviesa el esternón y se fue por donde vino como si tal cosa, dejándonos tambaleándonos como peleles. Pero, principalmente hoy, me gusta Love of Lesbian porque el compromiso es importante. Y donde la pava esa, Melody, dice sus tontunas huecas, nosotros rellenamos con conciencia. El arte es político o no es. Siempre. Constantemente. Sacar un pie de la cama por la mañana es política. Y cuando cae la noche y tienes un micrófono, es política. Y como bien añadió Santi: «Entiendo que es una opinión». Para mí, me perdonáis, es una afirmación por la vida. No opinar en este caso es matar.
Love of Lesbian. Un bolo corto. Ellos mismos lo dicen. Es una pena este supermercado de festivales en el que todo pasa ante nosotros sin que sea posible amarrar algo. El Tomavistas es muy razonable en esto, dando su tiempo a cada grupo. Me jode no llegar a Las Dianas, Viva Belgrado y Maika Makovski, que me dieron entrevistas estupendas en mi otra vida paralela (y que me da de comer) en infoLibre. Lo siento, pero hay que ganarse la vida. Pero llegué a Carlos Ares, a quien también me he llevado a infoLibre, porque molamos todo.
Carlos Ares está fenomenal. De salud, espero. Seguro. Sobre el escenario, también. Tiene ese punto folk, un tanto indie, también rock. Una banda que toca tanto es como una rareza sin serlo. Marcos Cao, de La Sonrisa de Julia, está en las guitarras. Me parecía conveniente, me paree apropiado y me parecerá guay contar que este es un directo que merece la pena. Así lo hare, como lo estoy haciendo. Y no es un consejo, es solo una recomendación que mola. Estoy poniendo negro sobre blanco algo en serio, por una vez.
Karavana tiene el himno absoluto de esta casa que es ‘Resaca pop’. Una caló terrible en el pabellón ese, menudo peligro. Pero que es temazo. Y había mucha gente allá, como es normal, porque convengamos algo: Doves en 2025. Ni tan mal, pero no. Así que paseo por el puente, paquí pallá, trasegando cerveza, carromato palante, carromato patrás. Porque los niños pagan 6 pavos, por si no lo sabéis, de manera que sacamos la gran calesa para pasear al príncipe Bruno. Nos tiraba monedas el gilipollas, como si nos sobraran.
Love of Lesbian again. Santi se queja de que es corto. Ya, pero aquí estás y estamos. Aceptamos las reglas chuscas. En la pantalla aparecen Rigoberta y Amaral cantando sus colaboraciones. Es una noche bonita. No sé si me explico: no hay tantísimas. Hay unas pocas y esta es una de ellas. Todas las que tengamos las recordaremos como grabadas con un Tomavistas, a cámara lenta. Porque de todo empieza a hacer ya mucho tiempo. ‘Cuando no me ves’. ‘Noches reversibles’. ‘Allí donde solíamos gritar’. Mira, te acuerdas, somos nosotros a cámara lenta viendo a Love of Lesbian con un Tomavistas. Tú bailabas al viento, yo grababa y Bruno incordiaba.