Dice padre que vive aquí cuando no está en casa. En el WiZink Center este, digo. Muchas noches no está en casa porque vive en un concierto eterno. Yo le llamo tu padre, en tercera persona. Lo hago aposta. Me hago risa porque mi madre siempre dice «pregúntale a tu padre». Es tan grande este sitio que no sé cómo no nos perdemos. Pero creo que él sabe moverse. Dice algo de una x, no sé, está chiflado. Yo me estoy cagando encima de miedo y de emoción. Mis padres me han llevado a un concierto de los Kiss en este sitio tan enorme con tanta gente.
Yo es que no comprendo, en la literalidad de lo que os cuento, por qué no soy yo quien está ahí tocando y todos aplaudiéndome. Si tengo una batería en el salón y seis guitarras. Que igual no se tocar, pero tengo el material. Tu padre me graba y se ríe mucho. Claro que se está riendo todo el tiempo, es un poco anormal. Le he echado de mi banda varias veces por tocar la batería demasiado alto. No le aguanto. Le pinto la cara de los Kiss y dice que es un lienzo en blanco. No hay quien comprenda a tu padre. Tampoco mi madre. Ella asiente pero no parece reírse tanto. Un poco, dice.
Pues son de verdad los Kiss. Hemos pasado esta tarde viendo la peli de Scooby Doo que es malísima pero me gusta. Con cuatro años ya tengo placeres culpables, qué creéis, joder. Y tengo un traje de Gene Simmons que cuando fui el prota en el cole la peña alucinaba al verme llegar. Todo hecho a mano. Me lo he puesto hoy, claro. Ha sido alucinante. Me señalan con el dedo, me miran y me sonríen, me hacen gestos de aprobación. Esa peñita guapa haciéndose fotos conmigo y yo sacando la lengua. Como te lo digo. Los mayores son como niños. Tenía yo una ligera idea por tu padre, pero este domingo de verano lo he visto clarísimo. Tu padre es algo así como mandamás de los niños viejos. O eso cree él, que no tiene ni idea de lo que va la movida.
UNA ENSOÑACIÓN
Los Kiss, niño. Qué viejos son pero y qué. Ya lo dejan, dicen. Parecen mis tatarabuelos, pero el caso es que oye, ahí siguen como tantos otros. Bueno, les he visto una vez. Soy el siglo XXI recibiendo lo que queda del XX. No me importa el paso de los años porque no lo comprendo, yo solo estoy aquí hoy y ahora. Intento apretar mi cerebro para retener algún recuerdo, pero es tan difícil. ¿Cómo se hace? No quiero olvidarlo y hacerlo con el teléfono es de paletos. Creo que lo estoy haciendo precisamente según lees esto. Lo estoy reteniendo y, además, tú lo vas a recordar porque te lo está contando un niño para quien los Kiss son lo que son: una ensoñación.
Parafraseando a tu padre, ha sido un bolazo. Un sonido potente y limpio, un espectáculo como siempre a la altura. El circo del rocanrol en su máxima expresión. Vaya pantallote que llevan. Y tirolina y plataformas y fuego. la que lían. Hay muchos niños, no estoy yo solo. Vamos pintados. Muchos mayores también. Un porrón de camisetas de Kiss, el WiZink Center hasta la bandera. Es divertidísimo esto de los conciertos. Me he comido un perrito caliente, me han regalado una botella de agua en la barra, lo cual parece ser que no es nada habitual. La gente de Kiss me parece muy maja, hay ambientazo, somos camaradas. Tu padre me sube a hombros. Mi madre me coge en brazos. También correteo un poco al fondo de la pista, donde se está de maravilla.
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Con lo viejos que son, siguen dando la talla. ‘Detroit rock city’. ‘Shout it out loud’. ‘Deuce’. ‘War machine’. Estoy flipando, es que están ahí delante. Un señor de la organización me regala una púa. ‘Heaven’s on fire’. ‘Say yeah’. ‘I love it loud’. ‘Cold gin’. Uy, la que me gusta: ‘Lick it up’. El bajo es atronador porque lo toca el Demon, claro. La gente salta y se ríe mucho. Me canso un poco porque soy pequeño, pero la gente se acerca a decirme cosas guays y a cocharme la mano. ‘Calling Dr Love’. ‘Tears are falling’. ‘Psycho circus’. Y llegamos al meollo de la cuestión.
Ahora es cuando la cosa se pone serie porque Gene pasa a ser el feo que vuela. Y sube hasta el techo. Y le sale sangre de mentira de la boca mientras aporrea el bajo. Es el ‘God of thunder’, definitivamente. Vaya momentazo. Y acto seguido viene Paul Stanley (que cantar no canta tanto ya, pero tiene rollazo) hacia nosotros por la tirolina cantando ‘Love gun’. Porque estamos ahí al ladito. Hay confeti y de todo, es un fiestón ‘I was made for lovin you’ con todo el mundo en pie. Con ‘Black diamond’ parece que se acaba, pero luego sale el batería Eric Singer (que no veas cómo reparte estopa en los tambores) para cantar ‘Beth’.
La traca final es ‘Do you love me’ y, por supuesto, ‘Rock and roll all nite’, que es precisamente lo que estamos haciendo: rockear como si mañana no fuera lunes. Que yo estoy de vacaciones porque ya no hay cole, pero aquí mis papás tienen que laborar. Pero les da igual. La verdad es que molan mucho los Kiss. Son un concepto de lo más singular, pero eso no lo vamos a descubrir después de medio siglo de carrera musical. Consiguen reunir a gente de todo tipo y condición en una movida en la que todos se comportan como niños y encadenan temazos incuestionables. Supongo que hace años serían más salvajes, pero la verdad es que todavía funcionan.
Se encienden las luces y todo el mundo está feliz. Se me siguen acercando, me piden hacerse fotos conmigo. ¿Esto es ser una estrella del rock? Tiene su gracia porque es energía positiva y buen rollo, aunque digo yo que te cansarás en algún momento. Nos vamos a la calle con toda la peña. Se me ha hecho corto, aunque es un poco tarde y creo que me voy a dormir en el coche de vuelta a casa. Yo puedo hacer eso, soy un niño, que intuyo que es lo más parecido a ser una estrella del rock, porque puedes hacer casi todo lo que quieras. Ya me desmaquillaré el lunes si eso. Va a estar divertido como se le olvide a tu padre que tiene la cara pintada y se presente así en el periódico. Yo, por supuesto, no le pienso avisar.
