– Depeche Mode (2006) Palacio de los Deportes. Madrid

Crónicas

Lugar: Palacio de los Deportes. Madrid
Fecha: 6 febrero 2006
Asistencia: 15.000 personas
Artistas Invitados: The Bravery
Precio: 34 euros (entrada general)
Músicos: Dave Gahan (vocalista), Martin Lee Gore (guitarrista, teclista, vocalista y coros), Andrew John Fletcher (teclista), Christian Eigner (baterista), Peter Gordeno (teclista y coros)



Setlist: Intro, A Pain That I’m Used To, John The Revelator, A Question Of Time, Policy Of Truth, Precious, Walking In My Shoes, Suffer Well, Damaged People, Home, I Want It All, The Sinner In Me, I Feel You, Behind The Wheel, World In My Eyes, Personal Jesus, Enjoy The Silence
Bis 1: Shake The Disease, Just Can’t Get Enough, Everything Counts
Bis 2: Never Let Me Down Again, Goodnight Lovers
[fuente: ]

– «¿Cómo es posible que sigas caminando? Que sepas que tienes dos fisuras en dos tendones del pie derecho», me dijo el doctor, con cara de asombro. «Ahora mismo vete a urgencias al Hospital 12 de Octubre y que te escayolen», sentenció.
– «¿Escayolar? Pero si yo ando y ya casi no me duele…», respondí, pretendiendo engañarse a sí mismo.
– «Al menos dos semanas de escayola y otras dos de baja hasta que puedas volver a andar».

Se acabó. Puede parecer enfermizo, pero lo primero que me vino a la mente fue Dave Gahan correteando como un bisexual tirando a gay por el escenario y yo en mi casa viendo «el parte» en la televisión. Tras las primeras horas de zozobra y de incapacidad absoluta para moverme por culpa de mi torpeza manifiesta con las muletas -artilugio con el que no había tenido relación en los 27 años previos-, y después de ponerme en la tripa una de esas inyecciones que ahora recetan los doctores para evitar gangrenas, tomo la decisión de disimular, fingir que puedo andar y, cómo no, ir a un concierto de Depeche Mode para el que tengo entrada de pista. Comprada desde meses antes.

Es 30 de enero de 2006 y falta una semana justa para el concierto. Supongo que para entonces ya me manejaré con algo más de soltura con los hierros. El amigo Nicenboim se descojona de primeras ante el infortunio, pero comprende rápidamente que no voy a dejar de ir a ver a DM sólo porque tenga destrozado el pie izquierdo. Eso sí, en foros de internet intento cambiar mis dos entradas de pie por otras dos de grada decentes, pero la intentona es infructuosa.

El concierto tuvo lugar, conmigo allí. Este es un resumen de 15 minutos del concierto:

– «No te preocupes, si en todos los conciertos siempre se ve en las primeras filas a alguien levantando una muleta, asomando algún metro por encima de las cabezas más cercanas al escenario. Si esos pueden hacerlo, yo también. Además, yo no me meteré en los lugares más apretados, seré cauto, de verdad», le digo a mi madre, que no sale de su asombro ante mi heroicidad (según yo) y mi estupidez latente (según ella).
– «Tu estás loco niño, tu estás loco», acierta a decir, lo cual provoca carcajadas sobredimensionadas por mi parte.

Tal y como preveía, pasan los días y aunque yo no me ducho, ni me afeito, ni me peino, y aunque mi única actividad es ver películas, ver la televisión, escuchar música, navegar por internet y leer, se obra el milagro y ya soy capaz de recorrer mi casa con una destreza sinigual. El día del show, lunes 6 de febrero, toca ducha, un poquito de aseo, nunca afeitarse ni peinarse. Me calzo la cazadora de cuero y a eso de las siete de la tarde ya me espera mi carruaje a la puerta de casa. No sin problemas entro en el coche, Depeche Mode a todo volumen, casi como si de un grupo de rock se tratara. O eso parece que quieren.

Entramos muy temprano al pabellón, ni si quiera han empezado The Bravery. Creo que nunca lo había hecho de este modo, nunca me había saltado la preceptiva visita a los bares colindantes, la necesaria toma de velocidad. Nos colocamos en la parte derecha de la pista, muy cerca del escenario. The Bravery me gustan mucho. Su disco es fresco, bailón, con garra y al menos un par de temazos. Sí, lo sabes, Honest Mistake y Unconditional. No suenan demasiado bien pero ejercen con dignidad su papel, me hacen querer bailar, aunque tengo que conformarme con menear un poco la cabeza mientras apoyo la pierna escayolada sobre la agarradera de la muleta.

Con la chupa de cuero parezco algo parecido a un yonki ochentero venido a menos. Un poco más descuidado quizás. Comienzan los primeros saludos. La gente se interesa por mi, es fascinante. Desde que estoy con las muletas la gente (y lo que es mejor, las chicas) se me acerca en los baretos por la noche (sí, lo hice el sábado previo al concierto, era una celebración a la que tenía que asistir) con ganas de charlar, con ganas de decirme cosas como «joder macho, qué ganas tienes, eres un figura» y similares. En este caso los comentarios se parecen «ahí, ahí, dándolo todo con los Depeche tío», «¿Cómo te lo ibas a perder, eh?», «Cualquier cosa por los Depeche, claro que sí chaval». Incesantemente toda la noche.

Estas fotos las hemos tomado prestadas de David Guerrero:

El concierto comienza y la cosa se complica. Tengo ya intensos dolores en los brazos, en la pierna, en las muñecas… puedo apoyar la espalda en la pared que rodea toda la pista, pero no es suficiente. El ambiente se caldea con temas como John the revelator, A question of time, Walking in my shoes, Suffer well y tantas otras. Miro con envidia a la gente de las gradas que tengo sobre mi cabeza, pero algo dentro de mi me mantiene en pie. Es el show business este de los cojones que me tiene atrapado. Porque como bien dicen por ahí, la música en vivo es como hacer el amor… funciona a poco que cierres los ojos y te dejes llevar.

A pesar de todo, flaqueo. Con los grandes hits bailo, me empujan, me piden perdón, me siguen haciendo gestos de victoria, me levantan los pulgares… pero empiezo a desear que llegue el final. Gahan se mueve demasiado, casi me marea, es un gritón, me gusta su rollito pero, maldita sea, si este es de esos conciertos que pasan de las dos horas, tal vez pueda conmigo. Pero no, jaja, que no, que no me da la gana. Personal Jesus y Enjoy the silence se pueden disfrutar incluso cuando uno está en las últimas, es algo catárquico.

Just can’t get enough, Everything counts y Never let me down again son una fiesta, uno de esos karaokes masivos tan detestados por los entendidos pero tan agradecidos por la concurrencia. ¿Hay que cantar? Pues canto. ¿Hay que bailar? Me meneo tímidamente. Levantar los brazos y aplaudir apenas puedo, pero se intenta. Acaba el concierto, la gente se retira poco a poco. Siguen las felicitaciones y yo estoy pálido, blanquísimo, exhausto, pero feliz. Una pequeña lesión no iba a cruzarse en mi camino, en mis ilusiones, mis hobbies, mis conciertos.

Cuando por fin me siento apenas me lo creo. Quedan ganas de volver a poner la música a todo trapo para el camino de vuelta a casa, cumpliendo así con ese necesario ritual de «lo que toca hoy es lo que toca». Al entrar en casa tiro las muletas al suelo, me quito la ropa de faena y me tumbo en la cama, totalmente vacío. Ni recuerdo quedarme dormido. Tras doce horas de apacible sueño, regreso al mundo de los vivos. Prueba superada. Estuvo muy bien el concierto, aunque fue una experiencia totalmente diferente. Creo que preferiría no tener que repetir una prueba de resistencia de este tipo. Aunque volvería a hacerlo si me viera obligado a ello. Por Depeche Mode al menos sí.

Crónicas de verdad:
– Electronauta
El Mundo
– Fanmakimaki
Indy Rock
Los 40
– Electrotechnohouse
El País
20 Minutos


Muchas fotografías:
– Fotos de David Guerrero
Fotos de Diegolo


Webs recomendadas:
http://www.depechemode.com/
http://www.depechemode.es/
http://dmforever.superforos.com/

www.myspace.com/depechemode
http://es.wikipedia.org/wiki/Depeche_Mode

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5 thoughts on “– Depeche Mode (2006) Palacio de los Deportes. Madrid

  1. Mi primer concierto serio fue (muchos años atrás) aquel 101 en el Palacio de los Deportes.

    Ahora vuelvo a recordar esos viejos tiempos y parece que sólo para mi ha pasado el tiempo ya que para los Depeche sigue casi todo igual.

    Nos dieron la bienvenida con una bola que decía Hello, como fotógrafo debo destacar el trabajo de Anton Corbijn en ese escenario espectacular.

    Una gozada de concierto, plumas, guitarras con forma de estrella (sólo para un acorde) y gorrito indescriptible para Gore y Gahan luciendo chalequito y tatoos.
    Tocaron todo lo que se podía tocar, repaso a los clásico y buena dosis de Playing The Angel.

    No me puedo despedir sin decir que autentico héroe del concierto fue el Creador de este blog, que con el pie escayolado y muletas en mano aguanto 2 horitas de concierto como un campeón, la gente le felicitaba (vale iban bebidos, pero te felicitaban por tu heroicismo).

  2. Estuve en Granada en primera fila junto al colega chezpaul y fue una experiencia tremenda.

    Gahan es un frontman perfecto. Por cierto, en Granada, dado el calor reinante, Gore duró con el gorrito de marras sólo dos canciones.

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