Crónica del concierto conjunto de Burning y La Frontera en La Riviera de Madrid, dos bandas míticas juntas el domingo 7 de diciembre de 2025

Burning y La Frontera en La Riviera: Mirando por el retrovisor sin detenerse nunca

Crónicas

«¡Feliz Navidad!», exclamó ayer con sorna Javier Andreu, vestido con una festiva camisa negra con lentejuelas y añadiendo a continuación, «no vayáis por el centro, está horrible». No le faltaba razón. El VTC que me transportó anoche al concierto de Burning y La Frontera dio la vuelta más absurda posible para llegar a La Riviera, esquivando ese infierno en la Tierra en el que se convierte la Gran Vía madrileña por estas fechas.

Quizá porque los potenciales asistentes estuvieran enzarzados con sus compras prenavideñas o porque hubieran huido de Madrid durante el puente, no hubo sold out en la sala junto al Manzanares. Las barras y el ropero cerrados parecían malos augurios, pero al final la debacle no fue tal, pues alrededor de mil quinientos espectadores acudieron a presenciar el doblete de rock español y guardaron las apariencias. Nada mal para dos bandas que llevan entre cuatro y cinco décadas en el circuito de conciertos.

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El público rondaba también la cincuentena y, por mucho que al día siguiente fuera festivo, no se sacudió del todo el ánimo de domingo por la tarde. Como los cuatro músicos de La Frontera subieron al escenario a las siete en punto, el ambiente en la sala distaba mucho de estar caldeado. Percibiendo todo esto, después de apenas tres temas, Andreu dijo: «Vamos a adelantar la canción de «El límite» para que haya buen ambiente».

Todas las fotos son de Anna García.

Y así lo hicieron: concatenaron «El límite», «Pobre tahúr» y «Juan Antonio Cortés» para ganarse a un público más dispuesto a escuchar que a participar. Lo consiguieron, pero al precio de quedarse casi sin hits que interpretar durante la siguiente hora. La planicie de entusiasmo se hizo incluso más larga que si los temas conocidos se hubieran repartido de forma natural por todo el repertorio.

Una dupla eterna: Javier Andreu y Toni Marmota

Los propios músicos parecían cómodos en exceso, como si el bolo estuviera ganado de antemano: el bajista Toni Marmota dedicó una canción a su nieto de cuatro semanas, Javier Andreu hizo lo propio con su hermano y su sobrino presentes. Pero la acústica no estaba de su parte y la voz de Andreu resultaba a menudo ininteligible en el emplaste sonoro. Cosa que quizá no fuera del todo mala porque, después de la exigente «Volverán los buenos tiempos», ya en el clímax del concierto, Andreu sonaba ronco, al borde de la afonía.

Fotos de Anna García.

El único bis, su versión en castellano de «Viva Las Vegas», puso punto y final a un recital de hora y media cumplidor. Cualquier reproche que pueda hacérsele a La Frontera en 2025 será el mismo que en 2015 o en 2005, así que no tiene demasiado sentido intentarlo siquiera. Admiremos la resiliencia de Javier Andreu y Toni Marmota por mantener su propuesta en la carretera cuarenta años después de alumbrarla.

Y tras La Frontera, Burning regresa a La Riviera

La anterior ocasión en la que vi a Burning en La Riviera fue la del último concierto de su gira de despedida, en octubre de 2019. ¿De despedida? Bueno, al menos para los que acompañaban a Johnny Cifuentes en aquella época: el baterista Kacho Casal, el guitarrista Edu Pinilla y el bajista Carlos Guardado. Todos llevaban entre dos y tres décadas en la banda, pero alguno de ellos ni siquiera aparece en el listado que hay en Wikipedia de músicos que han pasado por Burning. Ouch, baby.

Fotos de Anna García.

Y por si quedara alguna duda, dicha entrada en «la enciclopedia libre» aclara: «Johnny sigue siendo el alma y la voz de Burning, el eterno frontman y único superviviente de la banda. Gracias a su fuerza, su entrega y su pasión, la llama de Burning sigue viva hoy, ardiendo con la misma intensidad de siempre». Como además es el único de los miembros originales que tuvo la perspicacia de registrar el nombre del grupo, pues también es quien escribe y reescribe la historia de la banda como convenga.

Johnny siempre al frente

Johnny lleva más años capitaneando Burning en solitario que la suma de todas las eras anteriores, así que las impúdicas palabras de Wikipedia son ciertas: él es quien mantiene viva la llama. Y, en su defensa, intentó una carrera en solitario con el álbum Hagámoslo (2021) justo en el peor momento, cuando las restricciones post-pandemia dejaron comatosa la contratación de conciertos. Así que, en una jugada un poco turbia, la banda de Johnny en solitario se convirtió, de un año para otro, en… ¡tachán!: Burning.

Fotos de Anna García.

El característico logo de la banda se veía ayer por todas partes: ardiendo en la pantalla detrás de los músicos, brillando en el teclado de Johnny, impreso en rojo pasión en su camiseta… y por supuesto, en el estand de merchandising, donde también se podía comprar una biografía «bendecida» de 2012 que se ha quedado ya un poco obsoleta.

Sonido impecable

Siete músicos conforman los actuales Burning; entre todos consiguen un sonido impecable, un rock stoniano aseadísimo y bien sonorizado, que sacó un poco los colores al técnico de La Frontera, pues la acústica de La Riviera, aunque puñetera, se puede domar (hace una semana, The Waterboys sonaron asombrosamente bien en esa misma sala).

Johnny Cifuentes es la estrella, ya sin pudor alguno. Hace más de una década que abrazó su rol protagonista y colocó su piano en el centro del escenario; teclado que abandona a menudo para agarrar el micrófono y jalear a las primeras filas, a las que promete «comeros a todos la boca». Con sus sempiternas gafas de sol y en una forma física excelente para sus setenta años, Johnny es el anfitrión entusiasta que toda fiesta necesita.

Himnos del rock

En el repertorio tienen cabida varios temas de Pura sangre (2013), el último disco de estudio de Burning, y el citado Hagámoslo. Es una forma de reivindicar el presente, entre comillas, y de no confiarlo todo a «Mueve tus caderas». Y no es que las canciones desmerezcan (están concebidas y ejecutadas con clara intención continuista), pero no provocan el temblor emocional de los clásicos, claro. En especial las del disco de Johnny en solitario, pues al no pertenecer a la discografía oficial de Burning, pocos fans encuentran el camino para llegar hasta él y descubrirlo.

Pero, como le ocurre a Loquillo, Burning tiene una decena de himnos que llegan al rescate de cualquier concierto: «Como un huracán», «Jack Gasolina», «Esto es un atraco», «Es especial», «Una noche sin ti»… Sí, al final todas las noches se convierten en la misma (he visto otros dos conciertos de Burning este año, gratuitos y en fiestas populares, indistinguibles del de anoche en La Riviera), pero no hay muchas bandas que puedan prometerte satisfacción siempre. Johnny y sus músicos lo hacen.

Ni Javier Andreu, ni Johnny Cifuentes ni ninguno de los espectadores atesorarán el recuerdo del 7 de diciembre de 2025 en La Riviera como una de las grandes noches del rock español. Pero todos hicieron su parte. No hay razón para pensar que no pueda volver a repetirse dentro de una década con los mismos mínimos garantizados.

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