No sabemos si el indie existe o no, pero Nani Castañeda mete su bisturí en este debate cultural tan actual con ‘Indilogía, una antología de la música alternativa española’ (Aguilar, 2025).
El batería de Niños Mutantes y testigo privilegiado de más de treinta años de escena independiente, invita al lector a mirar atrás —y también hacia adelante— para entender qué queda de aquel espíritu que sacudió los cimientos del pop y el rock en España desde finales de los ochenta.
La ‘Indilogía’ de Nani Castañeda
Lejos de ser un diccionario o un manual de estilo, ‘Indilogía‘ es una antología apasionada y subjetiva. Una selección personal de 46 discos fundamentales que, según su autor, han dado forma a la historia de la música alternativa española.
Desde los pioneros de la independencia hasta los grupos que llenan festivales hoy, Castañeda traza un mapa emocional del género, lleno de anécdotas, reflexiones y recuerdos compartidos con los protagonistas de una generación que decidió hacer música al margen de la gran industria.
Cada capítulo de ‘Indilogía‘ es un encuentro con un disco, pero también con una época. Nani Castañeda combina la mirada del músico —que vivió en carne propia los camerinos, los ensayos y las giras interminables— con la del cronista que observa cómo la cultura alternativa se ha transformado en un fenómeno social y económico. Lo que comenzó como un movimiento marginal, impulsado por la pasión y la precariedad, acabó por levantar una potente industria de festivales, creando una nueva manera de entender la música en España.
Un homenaje a la música
Con un tono cercano, emotivo y crítico, el autor propone un viaje que es tanto colectivo como personal. Una obra que no pretende dictar cátedra, sino provocar conversación: volver a escuchar, discutir, emocionarse, y recordar por qué nos enamoramos de esta música. ‘Indilogía’ es, en ese sentido, un homenaje a los discos que marcaron a varias generaciones y a las personas que los hicieron posibles: músicos, productores, periodistas y público.
En sus páginas, el lector se reencontrará con los nombres que definieron la independencia musical española, pero también con la evolución de una sensibilidad que sigue latiendo, aunque haya cambiado de forma. Quizás lo que ha muerto es la etiqueta, no la actitud.